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“Para Brasil y Argentina se viene algo muy serio”

Incluso si la crisis logra ser controlada tras la reelección de Cardoso, el panorama es recesivo y contagiará a la Argentina, según dice la economista brasileña María Cristina Cacciamali a Página/12.

Un barrio pobre en los alrededores de San Pablo.
El desempleo en esas zonas está entre el 16 y el 18 por ciento.

Golpes: “Si yo decidiera poner controles de cambios no lo diría y lo haría con cautela, porque los mercados son hoy los que dan golpes de Estado”.

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Por Darío Pignotti desde San Pablo
Página/12 en Brasil

t.gif (67 bytes) “¿Estamos fritos?” Así definió la situación brasileña la revista económica Examen. Una bomba con la mecha haciendo “sssssss” a poco de explotar fue la forma en que representó la crisis el diario Folha. Esta es la temperatura económica del Brasil a días de las elecciones presidenciales del domingo.
Las cifras perturban: en lo que va del mes se perdieron más de 16.000 millones de dólares con tasas del 49 por ciento, y desde el comienzo de la crisis las divisas salidas equivalen (y en otros cálculos superan) a todo lo logrado por privatización de activos públicos en la Argentina. Luego de obstinarse en disimular el escenario, el presidente Fernando Enrique Cardoso lo admitió y, lo que es más humillante al orgullo económico brasileño, adelantó posibles negociaciones con el Fondo Monetario una semana después de prometer que eso jamás sucedería. Oficialmente quedó dicho que habrá más impuestos, reducción de gasto y recesión o crecimiento mínimo.
La admisión de Cardoso bastó para desnudar la razón política del paquete económico. El Planalto corre contra dos relojes de arena: uno contiene las reservas monetarias que se acercan a los 40.000 millones; en el otro las reservas electorales que siguen siendo altas pero quién sabe cómo cotizarían en un remoto (no imposible) segundo turno el 25 de octubre.
—¿Y después del sismo qué?
–No se pueden hacer pronósticos muy precisos en una situación tan incierta, pero ya se ve por lo menos una caída en el ritmo de crecimiento y eso completa un ciclo muy flaco de estos últimos años y de la década del 80.
A cierta distancia del estrés financiero, la economista María Cristina Cacciamali revisa el cuadro de situación en su despacho de la Universidad de San Pablo, donde recibió a Página/12.
–¿Sobrevive el modelo del “milagro brasileño”?
–Yo diría que lo más claro es que el milagro brasileño acabó porque acabó el modelo de acumulación que expandía el mercado interno, con los salarios incorporando las masas al consumo. No existe ya esa burguesía nacional que tuvo tanto apoyo del régimen militar. Ahora esa burguesía se muestra impotente ante la competencia internacional y carente del poder político que tuvo. La burguesía nacional no entendió que modernizarse era salir a competir fuera del Brasil como multinacionales fuertes, y se quedaron atrás en la carrera.
–¿En cuánto tiempo se sale de esta crisis?
–Debemos trabajar con hipótesis. Supongamos que logra controlarse esta coyuntura loca y la crisis pudiera manejarse. No debiera suponerse por eso que ella termina en el corto plazo, no veo reactivación posible en uno o dos años. Lo que nos espera es muy, muy serio y arrastrará al Mercosur seguramente y especialmente a la Argentina por su dependencia del superávit comercial con Brasil. Aunque no podría decir si el golpe será tanto, menos o más fuerte en la Argentina.
–¿Es posible una caída de reservas tal que haga caer el sistema?
–La situación de liquidez es tan grave como lo dicen cada día los noticieros: salen casi 500 millones por día y hubo ese viernes negro en que se fueron 2300 millones. Así no va, pero no es el fin. Brasil cuenta con capacidad de maniobra relativa. Aunque el gobierno exagera la magnitud de las reservas, no veo que haya un crac.
–¿La culpa es del Plan Real?
–El real tuvo la gran virtud de controlar la inflación y demostrar que éramos capaces de eso, pero también trajo la sobrevaluación, un factor negativo para la balanza comercial y que ha contribuido a las altísimastasas que se pagan para financiar el déficit publico. De ahí que tenemos una gran deuda acumulada por el pago de las tasas impuestas desde el ‘95 para atraer capitales externos.
–El PT propone un control de cambios. ¿Es una propuesta viable?
–Es una situación muy delicada, usted no puede decirles a los banqueros qué va a hacer porque este mercado se mueve con imágenes, con palabras y con psicología. Si yo decidiera controlar no lo diría y lo haría con cautela, porque los mercados son hoy los que dan golpes de Estado. Con la cotización de la moneda se ve un ejemplo: en el mercado paralelo el dólar cotiza a más de 1,20, aunque oficialmente no se devaluó.
—Dentro del paquete anunciado por el presidente sobresale una reforma laboral.
–Es un tipo de reforma bastante perversa cuyo ejemplo más conocido es la aplicada por Margaret Thatcher, que permitió a los sectores oligopólicos desconocer cualquier pacto para controlar el desempleo, con las consecuencias conocidas. Se está insistiendo en la ortodoxia neoliberal. La reforma laboral era necesaria, pero esta reforma propuesta restará más representatividad a los sindicatos, que vienen encerrándose en reclamos muy sectoriales. Vea cómo han ido perdiendo legitimidad los sindicatos y cómo ha ganado cierta legitimidad el MST (“sin tierra”).
–¿Ve un aumento del desempleo a corto y mediano plazo?
–Es muy probable. Si no hay un crecimiento importante, y nada lo indicaría con estas tasas, el desempleo seguramente aumentará. Las mediciones del IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, oficial) dan índices del 8 por ciento. Ahora, si usted toma en cuenta el desempleo oculto en las capitales más industriales como Porto Alegre, San Pablo, Río, Bahía, Curitiba, Fortaleza, le dará un 18 por ciento. Sin una reactivación inmediata, se llegará al 9 y 10 por ciento a corto plazo, si no más. Además hay que ver qué sucederá en el sector agrícola, tan improductivo y tan expulsor de mano de obra. Si no hay reformas allí, ése será otro componente del incremento de la desocupación urbana en el corto plazo.
—Saliendo de la especulación electoral, ¿qué lectura política surge de esta coyuntura y de este proceso?
–Este paquete mantiene y hasta lleva a concentrar aún más la distribución de la renta nacional. Las funciones básicas de un Estado democrático deben estar muy bien definidas para saber cuántos recursos son los necesarios y cómo se articula su distribución en los distintos destinos sociales, sectoriales y geográficos. Nada de eso fue pensado en este paquete y eso acarrea consecuencias a la economía y a la sociedad brasileñas. Nuestro sistema institucional y nuestras prácticas políticas son muy autoritarias, aunque no culpo a Fernando Enrique. El tipo de democracia que tenemos los brasileños es muy particular.

 

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