Por Daniel Lagares
El final estaba
anunciado desde que Javier Castrilli desafió al poder del fútbol. Todavía no se
concretó oficialmente pero su renuncia al referato y el retiro es cuestión de horas. La
ida de Castrilli no asegura que cambien las cosas que deben cambiar, que se modifiquen
políticas y manejos. Pese a sus intenciones, el rol de víctima propiciatoria que se
autoadjudica el referí disidente será inútil.
La noticia de que Castrilli renunciaría al referato la dio el periodista Claudio
Federovsky por Radio Del Plata, a la mañana. A media tarde, con ese tono solemne que le
pone a las grandes actuaciones, Marcelo Araujo lo ratificó para después dejar el
programa que conduce en manos de sus locutores. El propio Julio Grondona marcó el
teléfono de La Red para saber si era cierto. La bola estaba lanzada y no se detendría
hasta la medianoche. A esa hora, ni en AFA, ni en el Colegio de Arbitros, se había
recibido ninguna comunicación de Castrilli, pese a que el rumor creció tanto que hasta
algunos cables consignaban que el árbitro habría sido visto en un correo de Caballito
haciendo cola para despachar el telegrama. Por las dudas, el Colegio no designó a
Castrilli para dirigir alguno de los diez partidos del fin de semana ver
recuadro, Grondona salió al aire para advertir que no iba a aceptar la eventual
renuncia pero que tampoco iba a tolerar el espíritu contestatario del juez. Luego, los
voceros oficiosos de AFA, el Colegio y de allegados a Castrilli consultados por este
diario confirmaron que el hombre de gesto severo y tarjeta veloz no volverá a dirigir en
el fútbol argentino.
Castrilli tomó la decisión cuando se enteró que el lunes por la noche los jueces de las
categorías menores firmaron un comunicado para dar cuenta que no compartimos lo
expresado a la prensa por el señor Castrilli y que no recibimos las instrucciones y/o
consejos para arbitrar partidos que él mismo menciona como recibidos. Dos
árbitros, Marcelo Azpiolea y Carlos Furchi se negaron a firmar el documento hasta hablar
con Castrilli. Y Castrilli estuvo convencido de que esos árbitros de categorías menores
fueron presionados por Grondona en la reunión mantenida a la tarde en la AFA y por eso
firmaron el comunicado. Al fin, Castrilli comprendió que estaba solo, definitivamente
solo. El propio Azpiolea lo confirmó: Nos dijo que se sentía sin respaldo y que no
tenía nada más que hacer dentro del arbitraje.
En aquella nota concedida a Clarín el juez denunció que los árbitros de Primera
recibieron instrucciones del presidente del Colegio, Jorge Romo, para sacar
los partidos sin complicarse con la aplicación severa del reglamento. Pidió que
investigaran a sus colegas que viajan al Caribe y señaló que un
árbitro no está para ser arlequín o un monigote al servicio de los intereses o del
poder de turno, tampoco para ser empleado de Torneos y Competencias. Luego de esas
declaraciones que le valieron el repudio de sus compañeros y una virulenta crítica de
Grondona que lo tildó de desequilibrado, Castrilli tuvo pésimos arbitrajes
en Vélez-Boca por la Mercosur e Independiente-River por el Apertura. Sin embargo, sus
denuncias van más allá de la línea arbitral, una simple cuestión técnica.
Castrilli perdió la chaveta en los partidos mencionados, acaso porque por demostrar que
justicia hay una sola lo llevó a excederse y a detectar ilícitos en vez de
administrar justicia. Pero lo que es innegable y el verdadero nudo del caso es que le ha
puesto arena en los zapatos de la AFA, al Colegio y a TyC y eso es imperdonable para el
establishment futbolero. Quizá dentro de unas horas los dueños de esos zapatos puedan
caminar con comodidad sin que nada cambie.
No lo designaron Angel
Sánchez controlará Boca-Platense; Roberto Ruscio, el clásico Independiente-San Lorenzo
y Horacio Elizondo estará el lunes en LanúsEstudiantes. El Colegio de Arbitros les dio
los partidos más importantes de la novena fecha del Apertura pese a que tuvieron flojos
desempeños el último fin de semana. Sánchez no le dio un penal a Unión ante Vélez;
Ruscio le anuló un gol legítimo a Newells frente a Gimnasia y Elizondo tuvo una
tarde con altibajos en Racing-Boca. El viernes, Daniel Giménez controlará
Gimnasia-Racing; el sábado Rodolfo Guerra estará en Central-Talleres y Aníbal Hay en
Unión-River. El domingo, Oscar Sequeira irá a Huracán-Newells; José Méndez, a
Belgrano-Argentinos; Claudio Martín, a Gimnasia Jujuy-Colón y Fabián Madorrán, en
Ferro-Vélez. |
LA HISTORIA DEL SHERIFF
Siete años de polémica
Por Pablo Vignone
Debutó en Primera el 31
de marzo de 1991, dirigiendo Estudiantes 3-Español 1. Fue mecánico y empleado del
ferrocarril, había querido ser periodista. Pero en 1978 vio el aviso de la Escuela de
Arbitros en Clarín y su enano legalista pudo más. Desde entonces, se convirtió en el
árbitro más célebre del fútbol argentino, no siempre en situaciones placenteras.
Alguna vez gozó del favor de Julio Grondona, quien lo defendió de la marea cuando el
estilo Castrilli atarjetado, señorón, ríspido, impredecible comenzaba a
azotar la bonachona piel de los hinchas. Pero hasta el guiño paternalista de Grondona se
agotó también. Desde entonces, quedó irremediablemente solo en su embestida quijotesca.
La estadística señala que Javier Alberto Castrilli (39 años, nacido el 22 de mayo de
1957 en Buenos Aires) expulsó 202 jugadores en 232 partidos, un promedio de 0,86 por
partido, aunque en los clásicos el porcentaje aumenta a 1,66. Fueron 99 defensores, 69
volantes, 25 delanteros y hasta 9 arqueros. Y nada le molestaba tanto como que se dudara
de la honorabilidad de sus decisiones. Si hasta rajó a periodistas, productores
televisivos y alcanzapelotas. En 1980 arrancó pitando en Primera D. Saltó a la C en 1984
y a la Primera B en 1987. Comienza bien los partidos cuentan los
jugadores está tranquilo, habla con nosotros, pero llega un momento en que se
quiebra, se desboca, y empieza a revolear tarjetas. Y no se le puede decir nada....
El primer escándalo estalló en la cancha de River, el 10 de mayo de 1992, cuando
expulsó a cuatro jugadores millonarios, cuando River perdió 5-0 con Newells. Al
año siguiente, en Córdoba, expulsó a cuatro jugadores de Talleres, un hincha ingresó
en la cancha para agredirlo, lo hicieron responsable del descenso. En el verano del
94, Independiente se fue de la cancha en un partido con Boca a causa de sus fallos.
En el River-Boca de octubre del 94 expulsó dos jugadores de cada equipo. En 1995,
un recordado Vélez 5 Boca 1 terminó con tres rojas entre las filas boquenses, entre
ellas una a Diego Maradona.
Venía de rajar cuatro en el último Vélez-Boca, el jueves 17, y tres en
Independiente-River, el domingo 20. Por eso se comió el Platense-Gimnasia de Jujuy de
este domingo. Sin echar a nadie. Una despedida quizás un tanto indigna.
Los clubes chicos lo idolatraron. Los grandes lo odiaron. A los primeros les echó un
jugador cada tres partidos. A los otros, uno cada dos. Nunca confesó sentirse un
justiciero. Es de suponer que lo creía con fervor. Prefiero ser víctima de la
injusticia antes que el causante solía decir. El tiempo dirá si acabó siendo eso
que quiso ser.
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