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Por Horacio Cecchi
El lunes pasado, alrededor de las 14.30, Maximiliano, su hermano Ariel, su cuñado Sebastián Gayoso, y otros seis amigos se tomaron un descanso de su nueva actividad laboral: la venta ambulante en los lagos de Palermo. Maximiliano decidió que el descanso tomara la forma de un baño. Se quitó las zapatillas y la ropa, y en slip se arrojó al agua, desde la orilla más próxima al Golf Municipal, y braceó hasta alcanzar una de las dos islas. Una comisión de la seccional 51ª --"por averiguación de antecedentes", diría más tarde la versión oficial-- se llevó al grupo abandonando al nadador a su suerte. Hasta ese momento las versiones coinciden, aunque no en los motivos. "Recibimos una denuncia anónima por un grupo que molestaba a los deportistas --informó ayer el comisario de la 51ª, Juan Carlos Robles--. A las 17.30 se envió un patrullero, pero en ese momento los muchachos no estaban haciendo nada, estaban un poco alcoholizados, pero no se los podía detener. Al oficial que se les acercó le llamó la atención que uno de ellos tenía en la mano prendas de masculino. El joven respondió que eran de un amigo que se había arrojado a nadar, y que en ese momento lo habían perdido de vista. Lo que ocurrió debemos relacionarlo con un accidente fatal", aseguró el comisario, de pie sobre la orilla del lago, en el mismo escenario donde los buzos continuaban su rastrillaje. "Es un lago muy peligroso hasta para el más avezado nadador. Es muy profundo, en algunos lados tiene hasta 8 metros, y está lleno de algas. Se debe haber enredado", supuso, describiendo un lago muy diferente al perfilado por los informes técnicos (ver recuadro). Robles subrayó la "inmediata colaboración" policial en la búsqueda. "Antes que una infracción, está la vida", señaló, sin aclarar a qué infracción se refería. "Un móvil dio vueltas al lago, por si se hubiera escapado por miedo, o por una broma, mientras que otros agentes fueron en bote a la isla. No lo encontraron. Un bañero profesional que se dio cuenta de que se estaba ahogando es el testigo clave. A los muchachos los llevamos para pedirles datos sobre el amigo." En la misma orilla, a pocos metros, los amigos de Maxi aportaron una versión totalmente distinta. "Nos detuvieron porque estábamos en grupo --dijo Gayoso a Página/12--, así es la cana. Nos fueron llevando por partes. Primero a cuatro, después a tres más, y uno al final. Iban hasta la comisaría y volvían por más. El que tenía la ropa de Maxi les mostró que estaba en la isla. Lo vieron, y contestaron `nosotros no estamos para llevarle la ropa a nadie'. No nos llevaron para pedirnos datos. Nos llevaron detenidos, nos pegaron y nos fueron largando a la noche. Yo estoy enyesado y no sabía cómo entrar al patrullero. `Arreglate para meterla porque si no te la corto', me dijo el cana." Nélida, la madre del joven desaparecido, no se enteró por la policía, sino a la medianoche, por los amigos liberados. A la 1 de la mañana estaba de pie frente a la orilla. "Fuimos con abrigos, zapatillas, porque debía tener frío. Le gritábamos, dando vueltas alrededor del lago. No sé por qué no lo buscan bien en la isla", se esperanzaba. Ayer, a las 19.30, los buzos interrumpieron la búsqueda, hasta la mañana de hoy.
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