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Confirmado: "Ricardo III" es de William Shakespeare

Un estudio informático realizado en Estados Unidos terminó con las dudas que existían desde hace cuatro siglos sobre la autoría del drama histórico, cuyo telón de fondo es la Guerra de los Cien Años.

El estudio dictaminó que se nota en el texto la pluma de Shakespeare.
En la historia, el texto llegó a atribuirse a un tramoyista.

Idea: Olvidada para la escena entre 1599 y 1987, "Eduardo III" cuenta en sus cinco actos los avatares de las campañas militares de la Guerra de los Cien Años.

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Por Isabel Ferrer

t.gif (67 bytes) En 1594, William Shakespeare (1564-1616), conocido actor inglés, se tomó un pequeño descanso y dedicó sus esfuerzos a la otra profesión que lo haría inmortal, la escritura. No tuvo más remedio. Los teatros londinenses permanecían cerrados por culpa de un brote de peste y nadie representaba piezas suyas, como Tito Andrónico o La doma de la bravía. La tragedia Romeo y Julieta estaba a punto de llegar, pero el autor dedicó antes una obra al rey Eduardo III, responsable de algunas de las victorias más famosas de la historia militar británica. Escrita en colaboración con varios amigos, pendía sobre ella desde entonces hasta hoy la duda acerca de la autoría. Un avanzado programa informático estadounidense analizó su texto y su lenguaje hasta llegar a una conclusión inapelable: se trata, en efecto, de un drama "perdido" del hijo predilecto de Stratford-upon-Avon.

Gracias a la computadora, los expertos shakespearianos pudieron estudiar a fondo las siete copias conservadas de un texto atribuido incluso a algún tramoyista de la época. "Hemos recopilado todos los signos propios del autor", precisan. "Al final, la voz personalísima de Shakespeare, con su retórica, con pasión y humanidad, borra la de otros dramaturgos isabelinos que bien pudieran haberla escrito", contó a The Sunday Times John Tobin, de la Universidad estadounidense de Massachusetts, en un acontecimiento de enorme repercusión en Inglaterra.

Shakespeare tuvo en vida problemas con su Eduardo III. No fue un éxito rotundo como La comedia de los errores, escrita antes, o bien Sueño de una noche de verano o El mercader de Venecia, que le seguirían en el tiempo. La falta de claridad sobre el verdadero autor pudo contribuir también a la drástica decisión tomada, cuatro años después de su publicación, por la corte. Jaime VI de Escocia estaba a punto de suceder a la reina Isabel I y la condena de los "intrusos e indeseables" escoceses de la trama resultaba inaceptable. O dicho en términos contemporáneos, políticamente muy incorrecta.

Olvidada para la escena entre 1599 y 1987, Eduardo III cuenta en sus cinco actos los avatares de las primeras campañas militares de la Guerra de los Cien Años. Una época negra para las relaciones franco-inglesas, debido a la presencia de posesiones de esta última en Francia y la disputa por el dominio del mar y sus rentables rutas comerciales. Los monarcas ingleses trataban además de contener los avances escoceses desde el norte. Eduardo III de Inglaterra (1312-1377) reclamó la corona al morir Carlos IV, y victorias suyas, como la de Sluys (1340), donde fue destruida la armada gala, o Crécy (1346), con los arqueros ingleses aniquilando a los ballesteros continentales, sobresalen aún en los anales militares británicos. La obra concluye con la humillación del rey David II de Escocia y contiene pasajes que han hecho las delicias de los expertos. El intento de seducción de la hermosa condesa de Salisbury es, según puntualiza el propio John Tobin, "una joya clásica de Shakespeare".

Recuperar una pieza de uno de los padres de la literatura universal no suele pasar inadvertido, y ésta tiene ya un lugar en la edición más respetada dedicada al autor. La Serie Arden, iniciada en 1899 y sustituida en 1951 por la Nueva Arden, añadirá Eduardo III a sus textos para estudiantes a principios del próximo siglo. El teatro, verdadero hogar del dramaturgo, también está estremecido. En 1594, Shakespeare disponía de suficiente dinero como para adquirir una participación en la compañía Lord Chamberlain's Men. Con varios éxitos a sus espaldas, los veteranos actores del grupo lo aceptaron también en calidad de escritor permanente para la sede que buscaban en Londres. La llamaron El Teatro, y los biógrafos suponen que pudo escribir a razón de dos obras anuales. Sus herederos más internacionales, la Royal Shakespeare Company, esperan incluirla pronto en su repertorio habitual. Greg Doran, el director asociado, desea presentarla junto con Eduardo II, de Christopher Marlowe. Para Shakespeare será el estreno de su trigésimo novena obra.

 

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