El besito
argentino |
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El borrachín alado subió al escenario, se apropió del micrófono y recitó: Se besan los albañiles, los policías, las cajeras de supermercados, la empleada que solita atiende una inmensa cola que llega hasta la vereda, los zapateros y los jugadores de fútbol, los guionistas de televisión y los actores y llamados directores de imágenes, las solteras y las feministas, los conductores televisivos también se besan (no se puede creer) con los torturadores. Se besan los jefes de la mafia con sus sirvientes, los asesinos con sus víctimas. Se besan los desocupados y los mediocres, los recepcionistas, los agentes de cachiporra, los malandrines y también los estafadores, todos se besan cariñosamente, los traficantes y los aduaneros, los manejadores de boxeadores y los managers, las lavanderas y los bancarios, se besan los escritores, se besan las actrices y los actores, se besan los recolectores de basura, se besan los pinchadores de teléfonos, se besan los de inteligencia y los del clero, se besan los cartógrafos que ven desaparecer el país, se besan los verduleros y los críticos de cine, los carniceros y los locutores nocturnos, los libreros y los crotos, los ministros y los vendedores callejeros. Se besan quienes creen en dios (con minúscula, por favor), y se besan los analfabetos, se besan los contrabandistas de autos y los presidentes de clubes futboleros, y se besan los multimillonarios, se besan los vendedores de computadoras y los doctores, se besan los milicos y se besan los operadores políticos, se besan los comerciantes, se besan los abogados defensores y los fiscales, se besan los gendarmes, se besan los embajadores y los vendedores de maní, se besan los que ríen en las pantallas del televisor, hasta se besan excelentísimos presidentes (a sus propios verdugos). Se besan los drogadictos con quienes los usan, los jueces con los barras bravas, el que murió honesto con el que no levanta el teléfono. Se besan los pobres y se besan aquellos que sienten el beso (habrá que creer), se besan las mujeres y se besan las lesbianas, se besan los hombres y se besan las (artículo femenino, por favor) travestis, además se besan los mecánicos y los economistas, se besan los financistas, los editores de diarios, los periodistas, los empleados municipales, se besan los recaudadores de impuestos, se besan los vicepresidentes y se besan los empresarios inútiles (no hay otra variedad), se besan los colectiveros y los taxistas, se besan los acomodadores de cine y los villeros, se besan los novios (esos besos de lengua que nada tienen que ver con los aquí referidos). Se besan sirvientas, patrones, discjockeys, torturadores, mantenidas, patovicas disqueros, enfermeros, cantores de tango, de rock, se besan los folkloristas, los pintores de brocha gorda y acuarelistas, se besan tarotistas y palafreneros y arrebatadores de viejitas y grupos comandos y publicitarios y camioneros y veterinarios y mozos y remiseros y camiseros y telefónicos y cerrajeros y turistas y peluqueros y regentes y gerentes de saunas y prostitutas de gabinete y panaderos y escribanos y plomeros, se besan los ciegos y los asesores presidenciales y no dejan de besarse los jubilados de privilegio con los jubilados miserables, y se besan los chicos que lavan autos y los vagos que duermen en la calle y las viejitas pordioseras con la palma de la mano abierta para apretar una moneda del cielo, se besan las brujas y los horoscoperos, los lavacopas y los representantes de gatos y gatas, se besan los pilotos de aviones y barcos y los cocineros (uno le tocó el culo al otro y se separaron de canaleta), se besan los anarcos y se besan los neonazifascistasliberales, se besan los alumnos de la primaria y los teñidos que no pagan impuestos y los que no abren el pico y lavan dinero y se besan los de la secundaria, también los universitarios se besan, se besan todos en esta nueva Argentina desregularizada, globalizada y desquiciada y amenazada y censurada. Se besan con ese besito lateral,costaletero, besito al aire, besito que más que eso es un delicado (o no) y afectuoso chocar de carnes, besito que es acompañado por un apretón en el brazo. Se besan y nos besamos los argentinos en este reformatorio llamado país, nos besamos acatando la moda justo en el tiempo que más alejados estamos del respeto, la fraternidad, la solidaridad, la decencia; y sí metidos de cabeza en la mentira y la traición y los comandos de la muerte. No sólo se besan los cadáveres sino hasta los que no figuran en esta precaria hoja. El borrachín devolvió el micrófono y agradeció con un cálido y argentino besito.
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