Por Mariana Carbajal
La polémica veda
nocturna en el territorio bonaerense volvió al centro de la escena. Ayer la Cámara de
Diputados de la provincia dio media sanción a un proyecto que deroga el tope horario de
las 4 impuesto por el gobernador Eduardo Duhalde dos años atrás y delega en los
municipios la facultad de limitar el funcionamiento de los boliches bailables. Aunque la
iniciativa fue aprobada sólo con los votos de la Alianza, los cuestionamientos a la
restricción horaria trascienden a la oposición: dentro del justicialismo, el sub-bloque
orteguista también impulsa su derogación e incluso, miembros del propio gabinete de
Duhalde manifiestan, por lo bajo, su desacuerdo con la medida. Es que en la práctica, con
el cierre prematuro de las disco los jóvenes se sienten más inseguros (ver aparte).
El proyecto aprobado ayer anula los decretos 1555, 2056, 3651 y 3910 que pusieron límites
a la vida nocturna bonaerense a partir de julio del 96. Y le quita al gobernador la
atribución de fijar los horarios de funcionamiento de los locales de esparcimiento como
confiterías bailables, bares y restaurantes. La iniciativa apunta a que cada municipio, a
través de su Concejo Deliberante, establezca los horarios de los boliches y las formas de
controlar el consumo de bebidas alcohólicas y drogas. Los concejos deliberantes son
quienes están más cerca de la gente y, por lógica, quienes deben decidir políticas de
prevención y control, indicó el diputado radical Germán López, autor del
proyecto. La iniciativa mantiene la prohibición absoluta de admisión de menores de 14
años a las discos y baja a las 22 el límite para los adolescentes de 14 a 16.
Duhalde debe reconocer que la medida falló, no sólo porque restringe la libertad
de jóvenes y adultos sino también porque siguen en alza los índices de consumo de
drogas, alcohol y en cuanto a la seguridad sólo hay que mirar la realidad de la
provincia, agregó López.
El proyecto fue aprobado con holgura en la Cámara de Diputados, donde la Alianza tiene
mayoría pero ahora deberá pasar el examen en el Senado, dominado por el justicialismo.
Aunque ayer el ministro de Justicia y Seguridad, León Arslanian, ratificó ante
Página/12 la firme decisión del gobernador Duhalde de mantener la veda,
últimamente han aparecido fisuras en el discurso del oficialismo provincial. El mismo
Arslanian expresó un mes atrás que desde el punto de vista de la seguridad
era partidario de que los jóvenes pudieran permanecer en los boliches hasta que llegue el
día en lugar de estar dando vueltas por la calle. El subloque de orteguismo,
en tanto, ya presentó su propio proyecto para derogar la veda. Apelamos a la
libertad individual. Si se produce un cambio, que sea parte de un proceso cultural,
dijo a este diario la diputada justicialista Liliana Jensen, coautora de la iniciativa. A
diferencia del proyecto de la Alianza, éste no delega en ninguna institución la potestad
de fijar un límite horario. Creemos que nadie debería tener esa atribución,
explicó Jensen.
En su momento, Duhalde sostuvo que la veda iba a terminar con la cultura de la
nocturnidad. Pero hasta ahora no hay ningún estudio serio en la provincia que haya
medido los efectos de la restricción horaria. Estamos haciendo una investigación
para ver cuál fue la incidencia, admitió Arslanian. Tanto Jensen como López
piensan que la veda fracasó. La medida en sí misma no resolvió el
problema de fondo. En Tandil, por ejemplo, la salida unificada de las disco provocó un
incremento de la violencia en las calles, que antes no existía, señaló la
diputada orteguista. En San Pedro y San Nicolás los chicos se van a bailar a Santa
Fe. Van por la ruta y, si vienen con algunas copitas, es más factible que sufran un
accidente, indicó López. Otro problema es el incumplimiento de la norma. En
algunos distritos los controles bajaron. La policía persigue a algunos boliches y a otros
no, advirtió el legislador radical. Además, 85 locales bailables tienen recursos
de amparo que les permiten cerrar cuando el sol está asomando (ver aparte). Los
cuestionados decretos de Duhalde fijaron los siguientes límites:
u A partir del 1º de julio del 96 el cierre de las disco a las 3 entre abril y
noviembre, y una hora después entre diciembre y marzo. Tres meses después la limitación
se extendió a restaurantes y bares. Este año la restricción se unificó a las 4 para
todo el año.
u Los chicos entre 14 y 17 años pueden bailar hasta las 12 de la noche y no pueden estar
en los mismos locales destinados para los mayores. Quedaron prohibidos los prematinés
para menores de 14.
La mayoría cierra más tarde El
85 por ciento de las discotecas bonaerenses no respetan el tope de las 4, según un
relevamiento de la Asociación de Confiterías Bailables de Buenos Aires. Los que no
tienen recursos de amparo, si pueden, se hacen los tontos y no cumplen la veda porque no
hay demasiado control. Lo que sí se controla es que no haya menores en el boliche y que
se cumplan con las normas de seguridad, indicó Aníbal Mathis, asesor legal de la
institución. Actualmente 85 discos ubicadas en distintos puntos del conurbano cierran
cuando se les antoja gracias a los recursos de amparo que presentaron en la Justicia poco
después de que entró en vigencia la restricción horaria.
De acuerdo con la asociación, la lucha contra la nocturnidad tuvo otro efecto en el
sector: 200 boliches tuvieron que bajar sus persianas definitivamente y unas 7000 personas
quedaron sin trabajo. En 150 casos el cierre respondió a la fuga de clientes hacia zonas
liberadas de restricciones como la ciudad de Buenos Aires. Un ejemplo es la localidad de
Avellaneda, donde ya no quedan discos.
Según otra encuesta ordenada por los empresarios de la noche, la veda tuvo repercusiones
políticas: el 58 por ciento de los jóvenes que votaron por primera vez en octubre del
97, rechazaron al justicialismo por su desacuerdo con la medida decretada por el
gobernador Eduardo Duhalde. Además, el 80 por ciento de los 10.000 chicos consultados
calificaron de autoritaria la intervención del Estado en sus hábitos de
diversión.
Lo que sí reconocen los dueños de los boliches es que hubo una rejerarquización del
sector con las exigencias establecidas por el gobierno provincial para la habilitación de
los locales bailables. |
COMO VIVEN LA NOCHE LOS CHICOS DESPUES DE LA
VEDA
Cualquier cosa menos dormir
Por Carolina Bilder
Hace poco más de dos
años los jóvenes de la provincia fueron expulsados de la noche por decreto. La veda
impuesta por el gobernador Eduardo Duhalde no consiguió que cambiaran sus hábitos y se
fueran a dormir más temprano, pero sus miedos aumentaron porque al salir de un boliche a
las 4 de la mañana no hay adónde ir. Ellos se reconocen noctámbulos y por eso optaron
por terminar la noche de otro modo. Desde hace un tiempo, eligen las discos que bajan las
persianas a las 4 pero dejan que la fiesta siga puertas adentro y, si consiguen coches,
recalan en la Capital Federal donde la movida porteña no conoce restricciones. Resisten,
como pueden, la cruzada contra la nocturnidad.
Los protagonistas coinciden en que no modificaron sus costumbres desde que Duhalde firmó
el polémico decreto que obliga a los boliches y confiterías bonaerenses a cerrar a las 4
de la mañana. Fernanda relojea la hora a cada rato. Los sábados, cuando las agujas
marcan las 3.30, abandona la disco platense Metrópolis y se toma un taxi rumbo a
Almendra.
Traspasada esa puerta, vuelve a contonearse al ritmo de la música que, en ese pub,
retumba hasta la madrugada. Ella tiene los cálculos bien hechos: A las 4 bajan las
persianas pero los que estamos adentro podemos seguir bailando hasta las 7. Si llegás
después de esa hora, perdiste. Hay que cambiar los planes y terminamos yéndonos a dormir
o juntándonos en alguna casa. La otra opción, afirma, es la movida universitaria.
Desde que se impuso el decreto las facultades extendieron su horario de atención al
alumnado. Fiestas, recitales, fogones, todo vale en esos pedazos de territorio federal
ajenos a la veda y los rastrillajes policiales.
Cruzando el Puente Pueyrredón, pocos minutos de viaje separan a Avellaneda de la Capital
Federal. María Laura vive en esa vecina localidad hace poco tiempo. Como sucede en La
Plata, algunos boliches extendieron su horario de atención. En La Coruya suena
música hasta el amanecer cuenta, el pub funciona como boliche y, a las
cuatro, los dueños ponen una cortina en la vidriera para que no se vea de afuera y nos
dejan quedarnos. Su hermano, Santiago, vive en Glew y coincide en que hace un tiempo
los boliches alargaron el horario. Los más estrictos prenden las luces y cortan la
música a las cuatro, pero están los ilegales que no hacen caso a la prohibición.
El, comenta, prefiere irse a dormir cuando Duhalde ordena, pero sus amigos cruzan el
puente y recalan en la Capital.
Desde la zona sur del conurbano, Carolina elige el mismo plan. Tiene 22 años y viaja
diariamente de Temperley hasta la Capital, donde consiguió un puesto de secretaria. No le
fastidia hacer el mismo recorrido los fines de semana. Con un grupo de amigas se
convirtieron en habitués de la noche porteña: Antes íbamos a Pizza Banana o a
Coyote, en Lomas de Zamora, pero después de la veda terminamos yendo a Petecos, que
cerraba un poco más tarde. Para ella, salir a las 3 de un boliche es peor que
hacerlo con la luz del día: No había colectivos, ni una confitería para ir a
desayunar, nos sentíamos inseguras y por eso organizamos salir en grupo, cuando
conseguimos coches, hacia la Capital, aunque por ahí que cada uno haga lo suyo. La
cuestión es tener autos porque si no es un bajón.
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