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Por Fabián Ortiz desde Barcelona Cuando César Luis Menotti decidió definir a Jesús Gil y Gil como un ciclotímico, el presidente del Atlético de Madrid tardó en reaccionar. Antes de dejarse llevar por lo que más le gusta en este mundo, abrir la boca y darle alegría a su espíritu lenguaraz, Gil pidió la asistencia de su jefe de prensa. ¿Qué significa ciclotímico?, le preguntó a Alfonso D. Olano. Cuando confirmó que no se trataba precisamente de un elogio a su personalidad, Gil sacó el palo y le dio al Flaco hasta que se quedó descansado. Eran los primeros pasos de un dirigente (?) español cuya trayectoria profesional (?) está tan ligada a hombres del fútbol argentino como a procesos judiciales por delitos tales como estafa, malversación de fondos públicos y hasta homicidios culposos. Ahora quiere convertir el 25 de Mayo en un casino flotante en Marbella. A Jesús Gil, que para mayor desgracia también se dedica a la política (es alcalde de Marbella, ciudad de la Costa del Sol a la que ha convertido en su coto privado), lo han padecido Menotti, José Omar Pastoriza o Alfio Basile. Los tres pasaron por el banco del Atlético de Madrid con idéntica fortuna: intentaron hacer su trabajo de la mejor manera posible y acabaron cerrando de un portazo el vestuario, hartos de las interferencias del voluminoso directivo. Gil dijo de Menotti que no trabaja el aspecto físico de los equipos que dirige; de Pastoriza, que no trabaja el aspecto táctico; y de Basile, que no trabaja porque se va a dormir muy tarde. En el camino inverso, los tres técnicos coincidieron en señalar a Gil como un dictador que reúne en una sola persona los peores defectos del dirigente arribista. Da motivos, este Gil, para generar pocas simpatías. Famosos fueron sus excesos verbales, teñidos de un profundo color racista, contra el colombiano Adolfo Tren Valencia, cuando el delantero pertenecía al plantel del Atlético. Llegó a llamarlo negro de mierda. No pudo evitar, tampoco, que se le viera la hilacha dictatorial cuando, en plena conferencia de prensa en las instalaciones del club, se dirigió a un periodista de la radio Antena 3 con un tú, baboso, te vas a la puta calle. Esas aristas de su agria personalidad también le granjearon la antipatía, cuando no el desprecio, de sus compañeros y adversarios políticos. Gil se ha peleado con los suyos y con los de enfrente. Tras fundar el G.I.L. (Grupo Independiente Liberal), partido que lo llevó a ocupar la alcaldía de Marbella, fulminó a un concejal de sus colores porque este tío no se ha enterado aún de que los políticos no pueden decir siempre la verdad (sic). El concejal había cometido la torpeza de admitir que la política de viviendas para todos Gil se dedica profesionalmente a negocios inmobiliarios chocaba con la legislación vigente, que prohibía edificar en terrenos calificados como zona verde o no urbanizable. Ahora Gil se cruza otra vez con Argentina, desembarca para comprar el portaaviones 25 de Mayo y quién sabe si algo más. Ofertas y gangas no le van a faltar: no todos los días llega un gil con guita.
HISTORIA DEL 25 DE MAYO Por Adrián De Benedictis
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