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“CHE... ERNESTO”, EL DOCUMENTAL DE MIGUEL PEREIRA
El camino de la revolución

El director de “La deuda interna” recorre el mismo itinerario que Guevara hizo por América latina en los años 50 y descubre en el viaje la personalidad de otro revolucionario, Envar “Cacho” El Kadri.

Envar “Cacho” El Kadri en el marco de una América profunda, que transita desde Argentina hasta México.
El lleva el impulso vital del film, con sus conocimientos históricos y con la sensibilidad de su mirada.

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Por Luciano Monteagudo

t.gif (67 bytes) Cuando en abril del año pasado Miguel Pereira se lanzó por los caminos de América, siguiendo paso a paso el viaje que en 1953 inició Ernesto Guevara por el continente, en busca de su identidad y su vocación revolucionaria, el director de La deuda interna sabía que el suyo era un proyecto riesgoso. Primero, se trataba de hacer una película sobre el Che sin utilizar la imagen del Che, evitando todo el trajinado material de archivo, algo que por otra parte ya había hecho antes el documentalista suizo Richard Dindo en la notable Ernesto Che Guevara, diario de Bolivia. En segundo lugar, la idea era salir con un equipo mínimo, apenas una cámara Súper 16mm y otra de video digital, y trabajar con el Atlas del Che como único guión, haciendo un relevamiento topográfico de los lugares que fue atravesando Guevara en su recorrido americano, desde Buenos Aires hasta Veracruz, en México, desde donde partió la aventura revolucionaria del “Granma”. Finalmente, el tramo más audaz del proyecto era el de confiar en que el film se iría armando en la ruta misma, a partir del diálogo de dos generaciones, encarnadas por un lado por Envar “Cacho” El Kadri, mítico militante de la política y la cultura (fallecido hace un mes) y un joven de lo que Pereira llama “la generación MTV”, Gerardo Klein, quien de antemano admitía no conocer nada de la gesta del Che. “La idea es poner a los personajes en esa misma posición y ver qué análisis hacen, qué efectos van surgiendo del viaje, en contraste con el viaje del Che”, confiaba Pereira antes de ponerse en marcha.
El resultado final de Che... Ernesto es un film honesto, sincero, transparente pero en gran parte fallido, básicamente porque ese diálogo no crece como Pereira imaginaba. Allí está el paisaje majestuoso del Titicaca, la arquitectura colonial del Cuzco, las ruinas misteriosas de Machu Picchu, el puerto de Guayaquil desde el cual el joven Guevara se embarcó hacia Guatemala para contribuir a la revolución, nada menos que en un barco de la United Fruit, la tristemente célebre compañía bananera norteamericana, pero ese entorno y su gente no parecen suficientes como para despertar la chispa que encienda un intercambio fructífero entre sus dos personajes, particularmente porque el joven Klein no parece tener mucho para aportar, al menos en el marco que le ofrece la película.
Quien lleva sobre sus espaldas todo el impulso del film es únicamente Cacho El Kadri, no sólo con su conocimiento en profundidad de la historia de América, con su dominio preciso de los datos biográficos del Che, con su inteligencia para comprender las distintas gentes y culturas que va encontrando a su paso, sino también por la enorme sensibilidad que transmite su palabra y su mirada. Hay en la presencia de El Kadri un film distinto quizás al que aspiraba Che... Ernesto, pero con otro valor, el registro –casi a la manera de una home-movie– de la historia de vida de un hombre ligado desde su primera juventud a las luchas políticas argentinas, que no tiene inconvenientes en reconocer el fracaso colectivo de esa lucha, pero que no reniega de ella, en la medida en que durante el viaje confirma lo que siempre supo, que América latina todavía se debe para sí las transformaciones profundas que reclamaba el Che.

 

Tom Cruise, héroe real

El astro norteamericano Tom Cruise se convirtió ayer en un héroe de la vida real, cuando corrió a ayudar a una vecina que estaba siendo asaltada en una calle de Londres. El protagonista de Misión imposible y Top Gun intervino para ayudar a Rita Simmonds, a quien le estaban robando joyas valuadas en ¡153.000 dólares! cuando bajaba de su automóvil deportivo. “Tom se comportó brillantemente. Corrió por la calle con sus guardaespaldas y ahuyentó a los asaltantes”, dijo la mujer. Los ladrones huyeron después de apoderarse de un anillo, un reloj y de los aretes de la aterrorizada londinense. Un portavoz policial dijo que “Cruise estaba en el vecindario cuando escuchó los gritos y fue en ayuda de la señora Simmonds asustando a los sospechosos”. Cruise y su esposa, Nicole Kidman, viven en Londres desde hace un año.

 

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