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  AVISO: ENCUENTRO TEMATICO DE PSICOLOGOS DEL MERCOSUR
AVISO: ENCUENTRO TEMATICO DE PSICOLOGOS DEL MERCOSUR

 



PSICOANALISIS DE LA "DISTRIBUCION DE LOS MALES" EN LA ALDEA GLOBAL
Sobre los marqueses de Sade y de Mercado

Un examen de la globalización económica, desde sus divertidas repercusiones en las psicoterapias hasta las leyes, ya previstas en los textos sadeanos, que rigen su comportamiento.

 

"El no puede hacer otra cosa que estar sobreconectado."
"Es que el Mercado no duerme, y su apetito es voraz."

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Por Ricardo Estacolchic

t.gif (862 bytes) Varios años atrás yo estaba en la fila del banco. Cuando me llega el turno veo al empleado que se demora mientras trata a su computadora con una devoción tan cariñosa y delicada, lo veo tan lleno de atención y afecto hacia ella que me decido a manifestarle mi impresión: "Usted la trata como a una mujer". "Sí, pero éstas no engañan".

Si bien todavía no estamos en esos extremos de perfección, uno ve ya a los pacientes mucho más conectados que antes: llegan con su teléfono celular. Recuerdo a la primera paciente que llegaba a sesión con su aparato, era realmente voluminoso; algo como para respetar, tanto más cuanto que ella solía ataviarse con una recia campera de cuero negra. Actualmente los aparatos vienen más pequeños, y de este modo es posible portar varios que funcionen al mismo tiempo.

Uno está con su analizante en sesión, quizá suponiendo que en esa circunstancia transferencial él se encuentra atormentado por la actualización angustiante de vaya a saber qué oscuro trauma pretérito, que ha maltratado desde siempre a su aparato psíquico. Pero bien pronto tendremos noticias de nuestra equivocación, porque comienza a sonar el aparato real, el teléfono, y el aparato psíquico corre, que digo, todo el ser corre detrás de las verdaderas urgencias vitales, el tipo está completamente ligado y ni soñar con desligarse por un momento. Además de esto, lo aguardan cien o mil mensajes urgentes en el ordenador de su oficina y otros tantos en el de su hogar. Quizá lo mismo le sucede al psicoanalista.

¿Qué significa hoy día la antigua expresión "estar al tanto"? Todo fluye a tal velocidad que esa noción se ha vuelto casi obsoleta, no se trata de estar "al día" sino al minuto, mejor al segundo. Hasta hace pocos años en Buenos Aires ese paciente del teléfono celular, y cualquiera de nosotros, teníamos acerca de la ciudad de Tokio (para dar un ejemplo) ideas borrosas y vagamente exóticas. Si por casualidad algo ocurría en Tokio, proporcionaba la excusa para agradables conversaciones con los amigos, era un sitio curioso, inaccesible pero, sobre todo, teníamos la impresión de ser nosotros casi inaccesibles a lo que pudiera suceder allí. Hoy en día, me corrijo, en este preciso momento, el paciente del teléfono sabe muy bien que en esa ciudad puede estar jugándose por completo todo eso que se llama su bienestar, su proyecto, su futuro, todas esas cosas habitualmente consideradas bienes, y ese juego puede ser perentorio, definitivo, quizás irrevocable. Sin que él pueda hacer otra cosa que estar permanentemente conectado y sobreconectado, porque las gráficas y los destinos varían instantáneamente.

Es preferible no dormir, ya que el Mercado no duerme; siempre hay en algún sitio del planeta, un Mercado que está despierto y dispuesto a dar rienda suelta a su apetito voraz. El incremento de los "ataques de pánico" es un indicio de esa voracidad. Los inocentes o desprevenidos que logran conciliar el sueño no saben, o no quieren saber que, antes de amanecer, la cólera del mercado de valores de Tokio o de Hong Kong puede ocasionarles un severo arrepentimiento por el hecho mismo de haber soñado, no tanto por el sentido del sueño; además las imágenes del sueño carecen de auspiciante en efectivo, lo cual es una grave falta a la lógica imperante, un desperdicio, una monstruosidad.

Ya todo el mundo sabe el nombre del Dios verdadero, ese que no tolera infidelidades. Vamos hacia un monoteísmo finalmente logrado a escala planetaria, los rayos del gran Dios no demoran sino que se anticipan, así que el juicio final es hoy, ahora mismo, y nadie es bastante inocente. Según los sacerdotes y epígonos de Mercado ("economistas", "comentaristas", "especialistas") nunca hemos obedecido lo suficiente, y en eso somos pecadores; siguen así con un discurso de probada eficacia a lo largo de siglos.

Las claves son pocas pero irrefutables: usted debe hacerse cargo de sus culpas, que nunca faltan, y arrepentirse. Mercado no las olvidará pero quizá le otorgue la ocasión de liquidar a unos cuantos competidores, antes de desaparecer usted mismo. Usted debe dedicar sus energías y su tiempo libre, si es que lo tiene, a afilar los dientes; comprenda que los otros ya lo están haciendo, lo cual se llama ser eficiente. No es cinismo, es obediencia a la Ley.

Entre los rasgos llamativos del nuevo Dios figura una especie de deliciosa coincidencia de opuestos. Me explico: en uno de los extremos, los epígonos hacen la apología de una instancia fríamente racional, lúcida, completamente desubjetivada; una suerte de simbólico puro, apático y transparente a sí mismo, y a todos. Creo que evoca muy bien la noción de "apatía" en la obra de Sade: una exigencia de goce que, llegado a la perfección, debería funcionar como goce puro sin pasión. Un ser que no hubiera llegado a la plenitud en materia de goce podría hallar un atenuante a sus infamias parapetándose en estados de emoción, incluso en ideales trascendentes, cosas así: no llegaría aún al proyecto sadiano de un mal absoluto, apático, sin horizonte de amor u odio. Visto así uno empieza a entender que, de los labios de los sacerdotes, brota constantemente una admonición: "Ciudadanos, un esfuerzo más, un esfuerzo más para ser del Mercado".

El otro extremo de la coincidencia de opuestos, el otro pilar que cimenta a Mercado es lo que retorna como subjetividad caprichosa e irascible que jamás puede calcularse, cosa que también presenta abundantemente la obra sadiana. ¿Cómo amanecerá mañana Mercado? ¿Habrá ataques de pánico? ¡Nadie lo sabe! De manera que esa nueva encarnación del "bien para todos", de la científica racionalidad de la ley de la oferta, no hace otra cosa que dispararse sin rumbo fijo, de acuerdo a vaivenes y antojos cuyo único denominador común es la voracidad de unos pocos, de los cuales nadie ignora que reparten las cartas no sin guardarse algunas de las buenas. Pero no hay ningún sujeto responsable a la vista, no hay a quién pedir rendición de cuentas, habría que achacar todo a lo que Sade llamaba: "la naturaleza".

Mientras tanto, al sujeto del contestador o del ordenador se le recuerda a cada segundo su faz objetal: que él es perfectamente negociable. Y esto es mucho decir, quizás, porque para ser negociado hay que poseer algún valor intrínseco, lo cual no es seguro, él podría entrar en las cuentas con un valor cercano al cero, incluso como diversión insustancial, pasatiempo más o menos entretenido. También aquí la obra de Sade interpreta magistralmente las leyes del mercado. Así como los políticos leen a Maquiavelo, los economistas se inspiran en Sade, quizás sin saberlo.

Tal vez esto explica los esfuerzos denodados del sujeto hacia la conexión, por "estar al tanto", no perder el control de todo. Aparece como un intento de subjetivación, de no vivir todo pasivamente, de, al menos poder imaginar que tiene alguna injerencia en los acontecimientos.

Me he preguntado por qué hoy todo el mundo parece dar por sentado que el mercado es lo mejor que nos puede ocurrir. Se dice que es porque optimiza la transparencia y la producción y distribución de los bienes. Quizás sea cierto, pero tengo mis dudas porque ignoro cuál será el destino de la distribución de los males. No sería difícil que también prometa magníficas pesadillas o memorables insomnios a las órdenes del ordenador, aguardando la nueva crisis, o la crisis definitiva. Hay grandes posibilidades. Tal vez la abolición de las fronteras o de las ideologías nos dé el plato fuerte del combate de todos contra cada cual.

Extracto de un trabajo presentado en la Reunión Fundacional para una Convergencia Lacaniana de Psicoanálisis.

 


 

LA CINEMATOGRAFIA Y LOS PENSAMIENTOS "CLASICO" Y "MODERNO"
Cerebro de antes, cerebro de ahora

Por Ricardo Parodi *

t.gif (862 bytes) En la medida en que establece relaciones entre imágenes visuales --y auditivas--, conforma circuitos y relaciones sinápticas, puede decirse que el cine piensa. En la pantalla se actualizan estos circuitos, cobran materialidad los enlaces representacionales, se trazan las redes que determinan distintas zonas, distintas configuraciones conceptuales. La pantalla pone en evidencia la operatoria del fondo opaco donde se actualizan los circuitos, el cerebro cinematográfico.

Para Deleuze (Estudios sobre cine II, la imagen-tiempo) el cerebro es "un volumen espacio temporal", una materia relativamente indiferenciada donde se inscriben relaciones entre elementos diversos, sinapsis, con límites más o menos señalados y que opera según dos modalidades:

a) El cerebro del cine clásico actúa por diferenciación de estratos divergentes --el de la realidad y el de lo imaginario, del mundo onírico y de la vigilia, del pasado y del presente, etcétera--, que nunca se confunden, y que expresan el movimiento como pasaje de uno a otro. Pero todo esto tiene un punto de detención, de abrochamiento, en un proceso de integración de lo diverso. Es esta tarea la que expresa el movimiento como "movimiento del concepto", que incumbe al universo todo en su potencialidad enunciativa, como característica fundamental de las funciones mentales actualizadas emergentes del cerebro.

No es otra cosa lo que descubre Griffith --en Intolerancia (1915), por ejemplo--, esto es, el movimiento de la historia-narración como resultado de un proceso de integración metafórica entre elementos previamente diferenciados y dualmente enfrentados (primer plano vs. plano de conjunto, "buenos" vs. "malos", ricos vs. pobres, etc.).

Pero este accionar de la función mental sólo se da a partir de la adherencia del concepto-unidad a la imagen, que aparece así acotada en su polivalencia semántica. Es la institucionalización de las leyes de asociación, por similitud y contigüidad de las representaciones actualizadas en la pantalla-cerebro, la que evidencia y posibilita el conexionado del cerebro clásico que, en su materialidad significante, expresa la funcionalidad del montaje cinematográfico cuya meta, cuyo objetivo prioritario, es la construcción de un Todo orgánico como consolidación de la unidad de saber. El universo clásico es un universo armónico, donde cada elemento, cada plano --de allí el valor relativo del corte, por ejemplo--, cada escena, cada secuencia, sólo se justifican en relación a su antecedente y su consecuente y que convergen en la elaboración metafórica de la unidad de sentido.

Así piensa el cine clásico, integrando, asociando, constituyendo circuitos neuronales, estableciendo áreas cerebrales diversas, que admiten el delirio, la fantasía, el sueño, etcétera, pero siempre a condición de que luego se integren en una totalidad armónica, consolidada frente a la realidad diferencial --convencionalidad espacio-temporal-- como exterior al propio sujeto.

b) El cerebro moderno, en cambio, no garantiza la unidad de significación de ningún plano. El corte ha adquirido un valor absoluto, no forma parte de ninguna serie de asociaciones lógico-convencionales. Por lo tanto, el "adentro" y el "afuera" se tornan relativos. No hay línea frontera de diferenciación entre elementos --que ni siquiera pueden decirse diversos--, el costado virtual y actual de la imagen poseen el mismo valor, siendo imposible, en consecuencia, diferenciarlos. La idea misma de mente como unidad y del montaje como reconstrucción de los procesos del pensamiento "natural" (Eisenstein) es puesta aquí en trance, atravesada en su certeza significante.

El cerebro moderno se abre a un verdadero caosmos, un universo caótico en continua expansión que no busca ni encuentra armonías superiores. Los circuitos sobre él establecidos desdibujan los límites, al desmontar las unidades tópicas, desde las del cuadro cinematográfico hasta la posibilidad de la unidad objetiva de conocimiento, e instituyen un espacio topológico y un tiempo fuera de toda cronología, experimentado como pura duración. Resnais, Godard, Schoeter, entre otros, son los responsables de estas nuevas conexiones, de estos nuevos circuitos.

La propiedad de cada realizador, de cada verdadero autor, es inscribir nuevos circuitos, nuevas relaciones cerebrales. Pocos son los que verdaderamente lo logran, la mayoría se conforma con transitar cómodamente por los enlaces establecidos.

Pero se trata también de introducir un discurso distinto, un discurso teórico, no centrado exclusivamente en la cuestión argumental o narrativa. Es que la narración es la consecuencia, no la condición, de los enlaces entre imágenes. Es a partir de estos circuitos de imágenes que la narración, como aspecto lingüístico-comunicacional del cine, puede instituirse.

Pero un cerebro no puede pensarse a sí mismo. Necesita, demanda la presencia de otros cerebros para producir enunciados acerca de sus propias características, sus propios límites, su propia identidad. Si la expansión del cerebro moderno sobrepasa los límites del cuadro y el espacio clásico, es para buscar en el cerebro y percepciones del espectador la mirada específica capaz de sustentar las operaciones mentales por él promulgadas.

Imagen y cerebro, cine y teoría cuyos cruces posibles nos incitan a inventar una mirada nueva, sin ataduras conceptuales, que se aventura en las certezas de la imagen moderna.

* Director del Centro de Teoría de la Imagen. El texto integró la presentación del ciclo "Cine y cerebro" que organizó el Departamento de Video de la Facultad de Psicología de la UBA.

 

POSDATA

Ocupacional. La Facu de Psico recibe propuestas pedagógicas para la materia "Práctica Profesional III", de Terapia Ocupacional, hasta el 23. H. Yrigoyen 3242.

Musicoterapia. La carrera de Musicoterapia recibe propuestas pedagógicas para Neurofisiología y Neurofisiopatología, Historia de la Comunicación Musical y Práctica en Instituciones. H. Yrigoyen 3242. Hasta el 10.

Segregación. "Identidad y segregación", con Juan C. Cosaka, Estela Gurman y Norberto Zeller, el 6 a las 20 en el San Martín, Sarmiento 1551. Gratuito.

Conciencia. Charla sobre el trabajo de investigación de la conciencia de Stan Grof, por Gustavo Florio, el 2 y el 16 a las 20. Psicología Transpersonal. 302-8019.

Fertilización. "Fertilización asistida: persepectiva psicoanalítica" por Patricia Alkolombre en CEPA, lunes a las 12.30 desde el 5. 827-5433.

Sexo. Jornadas Freudianas "Lo masculino y lo femenino", sobre sexualidad, género, perversiones, travestismo, transexualismo y homosexualidad. 16 y 17. Centro Sigmund Freud. 823-9450.

Amorodio. "Destinos del amor y el odio en los diferentes cuadros clínicos", el 7 a las 11 en Escuela de Psicoterapia para Graduados, Julián Alvarez 1933, 865-2050. Gratuito.

Droga. Congreso de Drogadependencias y Encuentro de Legalidad y Derechos Humanos en Drogadependencia: 13, 14 y 15. 863-6586, 861-6891.

Cuerpo. "Cuerpo y psicoanálisis" con Enrique Carpintero y Mario Buchbinder, hoy a las 20.30. 775-5424. Gratuito.

Atencional. "Introducción al déficit atencional con o sin hiperactividad", por Andrea Abadi, el 7 de 19.30 a 21. 827-4884

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