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DETuvieron aL EX INTERVENTOR DE FABRICACIONES MILITARES, LUIS SARLENGA
Armas que apuntan al Gobierno

El ex funcionario es el primero de este gobierno detenido por el affaire de la venta de armas a Ecuador. El juez Aguinsky tiene pruebas para dejarlo encarcelado. Esto aceleraría la causa que tiene el juez federal Urso.

Antonio Erman González era el jefe directo de Luis Sarlenga cuando F.M. exportaba armamento.
El actual ministro de Trabajo había defendido a Sarlenga en el escrito que presentó ante Urso.

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Por Adriana Meyer

t.gif (67 bytes) El ex director de Fabricaciones Militares Luis Eustaquio Sarlenga está preso en una sede de Gendarmería, acusado de contrabando agravado. El delito es más grave por tratarse de armas de guerra y no es excarcelable. Este empresario de estrecha vinculación con el senador Eduardo Menem, con el resto de la familia del Presidente de la Nación y con el ministro de Trabajo, Antonio Erman González, es el primer ex funcionario del gobierno de Carlos Menem detenido por el escándalo de la venta de armas a Ecuador.
El juez en lo penal económico Marcelo Aguinsky ordenó ayer por la mañana su detención, en el marco de las investigaciones por el presunto contrabando de armas a Ecuador. Enterado de la situación Sarlenga se presentó en forma espontánea en el despacho del magistrado, ubicado en la Avenida de los Inmigrantes, en Retiro. El juez estaba dispuesto a tomarle declaración, pero no pudo ser indagado porque su estado nervioso le provocó un cuadro de hipertensión.
El juez Aguinsky recibió hace unos días el dictamen del fiscal Roberto Leanza que acusa a Sarlenga de ser partícipe necesario del delito de contrabando. El fiscal había pedido el 16 de setiembre que se le tome declaración indagatoria, al igual que al ex gerente de Fabricaciones Militares, coronel Edberto González de la Vega y a la directora de esa empresa, Teresa de Canterino. Leanza había solicitado también la indagatoria del ex subadministrador de la Aduana, Carlos Alonso, quien falleció en setiembre.
Fuentes del juzgado afirmaron a Página/12 que “se analizó que era importante indagar al ex director de Fabricaciones Militares para seguir avanzando”. De todos modos Aguinsky ya había evaluado que Sarlenga tiene un grado de participación en la comisión del delito por su desempeño al frente de Fabricaciones Militares. Esas fuentes arriesgaron que el ex interventor habría quedado detenido aún después de haber sido interrogado por el juez.
Cuando Sarlenga se indispuso en el despacho de Aguinsky fue trasladado al Escuadrón Buenos Aires, ubicado al lado del Edificio Centinela, a tres cuadras de allí. Apenas mejore su estado de salud será llevado por los gendarmes ante el magistrado para ser interrogado.
El abogado Ricardo Monner Sans –quien hizo la primera denuncia del caso en 1995– opinó que “si Sarlenga habla, habrá que prestar mucha atención a lo que pueda decir porque podría ser utilizado en la causa que impulsa Urso, en lo que se refiere a su relación con el traficante Diego Palleros y será interesante saber cómo consiguió que (Oscar) Camilión no lo relevara cuando lo intentó”. Según el letrado “hubiera sido un acto higiénico que el ministro de Trabajo renunciara ayer o que los diputados de la Comisión de Juicio Político trataran su caso. El ex interventor pertenece al ‘grupo de los riojanos’, de intensa amistad con todo el entorno de Menem”. Monner Sans cree que a partir de estos avances “no se sostiene más la idea de que el Gobierno fue engañado por un grupo de malvados traficantes de armas”.
Con un razonamiento similar, el diputado del Frepaso Horacio Viqueira afirmó que “se deja de lado la hipótesis del Gobierno sobre un delito cometido por contrabandistas e intermediarios, y se empiezan a buscar las responsabilidades de los funcionarios públicos”. Pero el legislador espera que “Sarlenga no sea el techo sino el inicio”.
Sarlenga está procesado en la causa que instruye el juez federal Jorge Urso, que indaga el mismo escándalo en busca de las responsabilidades de los mismos personajes, pero en su condición de funcionarios públicos. En ese expediente hay documentos que acreditan que Sarlenga firmó la nota dirigida a la firma fantasma Hayton Trade, propiedad del traficante de armas Diego Palleros, para informar que Fabricaciones Militares estaba en condiciones de enviar fusiles FAL y municiones a esa empresa que actuó como intermediaria en las operaciones de presunto contrabando. También figuran las reuniones que mantuvo Sarlenga con Palleros y con los representantes de la empresa ecuatoriana Prodefensa, que adquirió material bélico destinado a Guayaquil, y las gestiones desesperadas que realizó el ex interventor cuando debió suspender los envíos de armas porque el tema había trascendido por la prensa. Hace algunas semanas Urso decidió tomar una nueva indagatoria a Sarlenga por el caso Croacia. La negociación por la cual Argentina habría provisto armas a Bosnia Herzegovina entre 1993 y 1995 también habría sido realizada por Sarlenga.
Su ex jefe, el ex ministro de Defensa Antonio Erman González, lo defendió en el escrito que presentó días atrás ante Urso. “El no tuvo participación en la gestación y dictado de los decretos” que aprobaron los desvíos de armas a países en guerra. En la causa que maneja Aguinsky está comprometido el traficante de armas Diego Palleros, prófugo de la justicia argentina y con residencia temporaria en Sudáfrica. Además de Sarlenga, otra persona detenida es María Teresa Cueto –verificadora de Aduana– pero en la investigación que lleva adelante el juez Julio Speroni.

 

“No queremos protección”

El Foro de Generales Retirados difundió ayer un comunicado para aclarar que no quiere “ningún tipo de protección” para los militares que pudieran estar involucrados en la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador. “Deben asumir su responsabilidad”, escribieron los integrantes de la misma asociación que a mediados de junio emitió un documento en el que reivindicaba la dictadura militar y criticaba a los políticos. El presidente del Foro es el general de brigada Augusto Alemanzor. Aunque Alemanzor tiene serias diferencias con el jefe del Ejército, general Martín Balza, éste sin embargo no aparece mencionado en el comunicado de ayer. El Foro destacó que “la Justicia civil o militar, según corresponda, debe garantizar que no mediarán amparos de ninguna naturaleza para encubrir conductas que, por lo menos, puedan ser de dudoso contenido ético”. También señaló que “ninguna institución fundamental de la República puede verse comprometida por acciones u omisiones que alguno o varios de sus integrantes protagonicen” y que “lesionan a la institución los testimonios efectuados fuera de oportunidad y al margen de las instancias reglamentarias y jurídicas”. El comunicado agrega que “los hombres y mujeres que integran el Ejército están consagrados con sacrificio y privaciones al cumplimiento del deber militar, que es su vocación, resultando injustas y arbitrarias las imputaciones genéricas”.

 


 

PERFIL DEL INTERVENTOR DE FABRICACIONES MILITARES
Un menemista de pura cepa

t.gif (862 bytes) “Yo no me metí solo en esto. Me metieron”, declaró hace menos de un mes Luis Sarlenga. El ex interventor de Fabricaciones Militares no quiso dar nombres, pero basta un repaso del derrotero que siguió hasta llegar a ese cargo para inferir quiénes podrían haberlo hecho partícipe de la venta ilegal de armas a Ecuador. Sarlenga se relacionó con Carlos y Eduardo Menem en La Rioja de los años ‘70, donde trabó también amistad con Antonio Erman González y varios de los riojanos junto a los que desembarcó después en Buenos Aires con la llegada del menemismo al Gobierno. Prueba del respaldo que se le dispensaba a Sarlenga en las máximas esferas del poder es el llamado que a mediados de 1994 recibió el entonces ministro de Defensa, Oscar Camilión, cuando quiso separarlo de su cargo: “Dice Eduardo Menem que Sarlenga se tiene que quedar”, le advirtieron.
Sarlenga no ofreció datos sobre quiénes lo “metieron” en la venta ilegal de armas. Lo que sí hizo fue admitir que tenía “una vieja relación” con Erman González y “también con el Presidente”, aunque aclaró que “no me veo con ellos”. “Lo dijo él; pregúntenle a él por lo que dijo”, salió rápidamente a despegarse del ex funcionario ahora preso el ministro de Trabajo. Lo mismo hicieron otros funcionarios del Gobierno, en un intento por borrar de un día para el otro todos los momentos que compartieron con Sarlenga desde la década del ‘70.
Por aquella época, Sarlenga llegó a La Rioja atraído por el maravilloso régimen de promoción industrial que otorgaba créditos más blandos a quienes instalaban alguna empresa en su territorio. Los riojanos recuerdan que Sarlenga no puso más que un galpón, pero así y todo se ganó pronto la simpatía del entonces gobernador Menem y su familia y en poco tiempo se convirtió en gestor de otros buscadores de créditos como él junto a Erman González. Frecuentes eran ya a esa altura sus visitas a la residencia del gobernador y la casa que compartían Eduardo Menem y Susana Valente.
Las amistades de Sarlenga incluían, además de los Menem y Erman González, a Ramón Hernández y en La Rioja recuerdan que también tenía muy buena relación con Raúl Granillo Ocampo. En 1983, Sarlenga fue nombrado en el directorio del Banco de La Rioja, que acabó en la quiebra y con denuncias públicas de presuntas malversaciones. Pero las acusaciones no quebraron la confianza de sus amigos.
Cuando Menem llegó al Gobierno nacional en 1989, Erman González trajo consigo a Sarlenga, quien dentro del círculo “riojano” pasó por el Banco Central, el Ministerio de Economía y la Caja de Ahorro. Como ministro de Defensa Erman González lo rescató otra vez en marzo de 1992 y lo puso al frente de Fabricaciones Militares.
Aún con Erman González fuera de la cartera de Defensa, Sarlenga sobrevivió en esa función hasta que su complicación en la venta ilegal de armas lo tornó insostenible en marzo del ‘95. “Dice Eduardo Menem que Sarlenga se tiene que quedar”, le habían advertido menos de un año antes a Camilión para frenar su intento de separarlo del cargo. Los hombres de Camilión recién revelaron la existencia de aquel llamado cuando su jefe comenzó a verse involucrado en el escándalo y Eduardo Menem sostuvo entonces, en otra muestra del olvido al que se confina a los menemistas caídos en desgracia, que “yo a Sarlenga lo conozco desde La Rioja, pero nunca tuvo ninguna vinculación política conmigo”.
El lunes, cuando Sarlenga declare ante el juez Marcelo Aguinsky se empezará a corroborar si es exacto que Sup Erman está tan despegado del primer funcionario que cae preso por el escándalo de las armas.

 

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