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INTERIORES
Por Juan Gelman


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t.gif (862 bytes) En 1888, el liberal británico James Bryce dedicó tres volúmenes al estudio de la Constitución estadounidense. La obra, clásica en el género, se titula The American Commonwealth y en ella el autor expresa su entusiasmo por el pueblo y el sistema de gobierno del país. Bryce podía ser admirativo, pero no tonto. En el capítulo "Por qué los grandes hombres no son elegidos presidente" (de EE.UU.) explica: "Primero, porque los grandes hombres escasean en política; segundo, porque el método de selección les impide llegar a la cúspide; tercero, porque en tiempos de paz no son en absoluto necesarios". La afirmación es aplicable a casi todos los presidentes de esa nación --y no sólo-- con las claras excepciones de George Washington y Abraham Lincoln. A 110 años de formulada, también define a Bill Clinton.

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Sin embargo, es innegable que posee habilidades diversas. Una es su capacidad de sustituir la realidad por la retórica: el sexo oral --dijo-- no es una relación sexual, fumar marihuana sin inhalarla no es uso de drogas. Otra consiste en su disposición a pedir disculpas a la nación. "Es una suerte de vacuna política --ilustró un asesor del presidente-- al principio enferma un poco, pero al final inmuniza."

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Se dijo ya en estas páginas que una perversión mayor del informe Kenneth Starr es que mezcla lo público y lo privado para atacar al presidente. Eso es algo que Clinton nunca ha hecho. En el campo privado practicó amoríos varios. En el público promulgó en el '96 la llamada Ley de Responsabilidad Personal, que comienza con una especie de himno a la santidad del matrimonio y se basa en la teoría de que la pobreza y la desigualdad social son resultado de la sexualidad sin trabas de las mujeres pobres. La especialista en cuestiones femeninas Katha Pollit recuerda que por dicha ley se asignan millones de dólares a promover "la educación en la abstinencia" y no a la educación sexual, el control de la natalidad, los servicios para la mujer golpeada o violada, "y mucho menos, Dios no lo quiera, al aborto". Esa legislación también comprende el otorgamiento de subsidios de 100 millones de dólares a los estados del país que logren reducir su tasa de nacimientos "ilegítimos" sin que aumente el número de abortos. Es evidente que los ejercicios orales del mandatario contribuyen a ambos objetivos.

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En l993, Clinton aprobó un aumento tributario sustancial, se arrepintió públicamente de haberlo hecho y a continuación se arrepintió de haberse arrepentido. En 1996, pese a sus promesas, no vetó los recortes que el Congreso --de mayoría republicana-- introdujo en el sistema de asistencia social por un total de 54 mil millones de dólares a lo largo de 6 años. La mutilación afecta a los millones de pobres de Estados Unidos, en especial a las minorías, a los inmigrantes legales --que gozan del derecho a pagar impuestos, del derecho a servir en las fuerzas armadas y de todos los derechos menos uno: votar-- y a las mujeres, madres solteras y/o cabezas de familia monoparentales. Es que el presidente ama la contradicción. O su apariencia.

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Circula por ahí la teoría de que la arremetida del Partido Republicano vía el Monicagate se debe a que Clinton está desmantelando el reaganismo y el bushismo con medidas de avanzada. El politólogo Alexander Cockburn no comparte esa opinión: "Los años 90 --afirma-- se recordarán como los del saqueo a voluntad de los activos nacionales". En efecto: en agosto de este año, las reservas petroleras de Alaska, un bien público cuyo valor se estima en un billón de dólares (es decir, un millón de millones), fueron cedidas en silencio y a precios de remate a monopolios del ramo. O: durante años gigantes empresariales como Monsanto, Dupont y American Cyanamid presionaron sin éxito para que se revocara la cláusula Delaney, una legislación de los 50 que prohibía absolutamente el empleo de cancerígenos en la industria de la transformación de alimentos. Clinton propuso derogarla y se derogó con la alegre aprobación del Congreso. No deja de ser una novedad en materia de exterminio de la población. Malthus, más primitivo, apenas sugirió que se instalara al pobrerío en la proximidad de los pantanos para que las miasmas y mosquitos aceleraran su paso al otro mundo.

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Los agentes de la Patrulla Fronteriza estadounidense que vigilan el linde con México tratan con gatillo fácil a los espaldas mojadas que intentan migrar al país del norte. El pasado fin de semana, dos mexicanos fueron muertos a balazos en la zona que se extiende entre Tijuana y San Diego. En un caso, los agentes alegan que la víctima quiso arrojarles una piedra; en el otro, que fueron objeto de una agresión que ninguno de los testigos presentes vio. No se trata de "excesos", sino de un patrón de conducta que obedece a las políticas antiinmigrantes cada vez más duras del gobierno Clinton. Pero Jesse James le acuna el alma, Nelson Mandela es el primero en ponerse de pie para ovacionarlo en las Naciones Unidas, Fidel Castro se queja de que su colega es víctima de una "vendetta", y un selecto grupo de intelectuales estima que "toda persona amante de la libertad" debe defender al presidente acosado. No es pequeña hazaña que sus actividades íntimas le ganen tales apoyos políticos. ¿Quién dijo que no hay izquierdas posmodernas?

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"Bill le dio a Wall Street todo lo que éste quiso --insiste Cockburn--, a la industria de armamentos, a Silicon Valley, a las compañías de seguros, al sector de las telecomunicaciones y a otros sectores." Claro que Clinton no pudo hacerlo solo. Su aparente zigzagueo como gobernante --afirma Roger Morris en Partners in Power-- sólo ha sido la vidriera de un programa conscientemente conservador, pero millones de liberales estadounidenses lo acompañaron para sacarse a Bush de encima. Desearon creer en él, como los grupos ecologistas que promovieron ese desastre para el medio ambiente que se llama TLC, o los grupos feministas que cerraron la boca ante el desamparo para las mujeres pobres que creó el corte de la asistencia social. ¿Pasará lo mismo en la Argentina si la Alianza triunfa sólo porque "la cuestión es sacarse a Menem de encima"?

 

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