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INDEPENDIENTE CON BUEN FUTBOL, ORDEN Y CONTUNDENCIA

Rojo shocking

Con goles de Cristian Gómez, Hanuch y Graf, los de Menotti superaron ampliamente a un San Lorenzo purva voluntad. Gorosito descontó de penal.

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Por Juan Sasturain

t.gif (67 bytes)  Un Independiente más equilibrado que de costumbre, auspiciosamente firme en el fondo, sin dar ventajas y con velocidad e ideas en ataque, lo pasó por encima a un San Lorenzo que no supo jugar a nada. Los de Menotti redondearon una de las mejores actuaciones del Apertura y parecen haber encontrado los intérpretes adecuados para una idea de fútbol que muchas veces solía quedar en declaración de principios. Ayer hubo principios y final (feliz).

La famosa columna vertebral no es un invento ni un dibujito fácil: existe o no. Pareciera que Independiente la ha encontrado: Mondragón está bien (ayer anduvo seguro y expeditivo con los puños, no se complicó); los centrales titulares, Rotchen y Sánchez, se complementaron seguros y sin lujos ni infracciones gratuitas --el boliviano fue figura-- y el talentoso Cambiasso le ha dado al medio campo un equilibrio que no tenía, que se prolonga en la categoría no siempre presente de Garnero. La columna está.

De ahí en más, de ahí para arriba, digamos, pese a la ausencia obligada de Guerrero y los altibajos de Calderón, a Independiente le han aparecido variantes: la astucia de Gómez, sobre todo, y las irrupciones veloces de Hanuch. Para mayor tranquilidad de los rojos, el pibe Graf parece tener el instinto de gol que a otros les falta: entra y hace los goles que se suelen perder. Sólo está en deuda Víctor López, que no termina de engranar ahí, un poco más atrás de lo que se movía en Ferro, trabajador pero algo contenido.

Lo de San Lorenzo tiene un diagnóstico mucho más reservado. Ahí sí que no hay columna: sólo Passet asegura con la continuidad de su buen rendimiento actual (esta semana redondeó dos grandes actuaciones en Santiago y ayer, pese a los tres goles), porque los centrales, cuando no está Lussenhoff en esa posición, no ofrecen garantías. Y ayer fue trágico. Basile optó por experimentar con Iván Córdoba de lateral derecho (nueva posición y van...) y dejar a Ameli y Tuzzio la responsabilidad en el centro de la defensa. Perdió en los dos lados. En el medio, el Colorado es puro empuje. Recupera, la agarra y corre hacia adelante; pero no le pidan que ordene y marque los tiempos él. Por eso, porque ni él ni Coudet ni muchísimo menos el ayer inexistente Figueroa pueden crear fútbol, todo pasa por esa aduana móvil que es Gorosito. Y la necesidad de recurrir a Gorosito "siempre" es una limitación grave de San Lorenzo. Ausente por lesión Borrelli y en el banco Galetto, lo único que queda como opción es el pelotazo y la corrida, o la corrida (de Estévez) y el pelotazo (para el Beto Acosta). A la carga Barracas... A veces se le da. Ayer, no: Acosta y Estévez jugaron mal. Pero porque San Lorenzo todo no anduvo bien.

Como síntesis de lo que fue el partido y las diferencias entre uno y otro, valgan los goles. En los de Independiente, hubo toque previo y llegada limpia, en los tres. En el de Gómez, el goleador resolvió con cara interior del pie derecho entrando por izquierda para conectar una habilitación exacta de Hanuch en segunda jugada después de toques previos; en el del ex Platense, la jugada individual y resolución con toque sutil a un palo llegó después de dos infracciones que habían dejado a Calderón y Garnero en el suelo y a los defensores de San Lorenzo jugados en esas intercepciones. Y el tercero fue la cuarta o quinta contra de que Independiente dispuso y que Garnero administró bien para un principiante particularmente lúcido: globo de Graf y asunto concluido. Lo de San Lorenzo fue la dignidad del forcejeo y el penal arrancado a fuerza de orgullo. A cada uno según sus merecimientos, por una vez.

 


Ideas e intérpretes

 

Independiente tuvo claro desde el comienzo qué quería hacer --atacar rápido controlando la pelota y con mucha movilidad de sus hombres-- y dispuso los jugadores en la cancha para hacerlo. San Lorenzo no sabía a qué iba a jugar, y por lo tanto no dispuso los jugadores de ninguna manera coherente, apenas los agregó.

 

El local tuvo respuestas individuales que le permitieron lograr lo que se proponía: no hubo fracasos individuales y el promedio general fue de bueno a muy bueno. En San Lorenzo hubo varios que no estuvieron y sólo el empeño de tres o cuatro mantuvo la estantería en pie.

 

Independiente hizo el gol en seguida y eso le facilitó las cosas. Con el 2-0 encaró un segundo tiempo sanamente especulativo que le podría haber dado más goles. San Lorenzo se limitó a empujar antes, durante y después de los goles de Independiente.



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