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Por Guillermo Lanfranco Desde Rosario Ajeno a los problemas que enfrenta su ex jefe Luis Sarlenga, el coronel Andrés Raúl Ara dedica la mayor parte de la jornada laboral castrense a seguir cursos de idioma en la sede del Estado Mayor General del Ejército. Un posible destino como agregado militar en Brasil incentiva el aprendizaje y lo absorbe por completo, al punto de no responder los mensajes que le hizo llegar Página/12 (uno de sus ayudantes, llamándolo "mi coronel, mi coronel", fue un indicio de su cercanía al otro lado del teléfono). Debe entenderse que, a menos que se lo pida la Justicia, Ara no piensa aclarar porqué en octubre de 1994, cuando era teniente coronel y jefe de la Fábrica Militar de Armas Portátiles "Domingo Matheu" de Rosario, firmó el volante de dirección N° 72/94 donde ordenaba a diversos sectores de la planta "la modificación de 5000 FAL", borrándoles su inscripción original. Es decir, la misma cantidad de armas que en febrero del `95 terminaron en Ecuador como parte de un cargamento contrabandeado. Ara puede constituirse en partícipe secundario, aunque necesario, en el proceso que desembocó en el envío de material bélico a Ecuador, incluyendo fusiles FAL. Por la fábrica a su cargo pasaba todo el armamento liviano que requería ser "repotenciado", es decir recuperar sus aptitudes originales. Como reveló este diario el domingo pasado, el volante de dirección del 4 de octubre de 1994 ordenaba el "borrado de leyendas y posterior grabado según indicaciones" en los fusiles, pero no hay constancias de que la operación técnica se haya completado con los 5000 fusiles, como era habitual en esos casos: después del borrado debía estamparse una nueva identificación. No se conocen registros de que la operación se haya completado. En este punto se acentúa la sospecha respecto al destino final de las armas que se procesaron con singular rapidez ya que el operativo "no debía superar los 15 días corridos a partir de recibido el primer lote de 1000 unidades", según la orden de Ara. Si queda claro que a la fábrica Matheu en octubre del `94 entraron 5000 FAL para ser modificados, falta saber a dónde fueron a parar después de tan acelerada borratina de escudos argentinos. El secreto está guardado --u olvidado-- entre los viejos papeles de la ex fábrica en un predio de 40 hectáreas al sur de Rosario, que desde dos meses atrás comenzó a ser utilizado como sede de la policía provincial. "El Registro de Entrada y Salida de Materiales era un gran libro de tapa verde, tipo contabilidad", recuerda un ex empleado de la Matheu. Allí quedaba asentado todo el movimiento de armas que salían de la planta rumbo a algún destino comercial. El depósito de piezas terminadas (DPT en la jerga interna) era el corazón de todo ese movimiento hacia el exterior, en el que 5000 FAL no podían pasar inadvertidos. La semana pasada se agregó un dato inquietante sobre los archivos de
la Matheu que pueden guardar una pieza clave para el rompecabezas del contrabando. Tres
camiones cargados de papeles fueron trasladados hasta la Fábrica de Armas Fray Luis
Beltrán --15 kilómetros al norte de Rosario-- y terminaron incinerados. El contador
Roberto Zalazar, a cargo de Matheu Residual, asegura que "sólo quemamos material de
más de 10 años de antigüedad". Pero una anécdota lo contradice: Julio Alberto
Zarza Villa, ex gerente de Planeamiento y Control, uno a los que Ara le pidió que
modificara los FAL, tiempo atrás llegó desesperado a su viejo despacho de la Matheu. Era
tarde. Un camión había cargado todos los papeles de la oficina con destino incierto.
Tanto como el de las armas que pasaron por la fábrica. |