Vigilia y sospechas junto al lago
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Por Horacio Cecchi El Lago de Regatas de Palermo cambió por completo su fisonomía. No sólo por la orden del juez Alberto Baños de bajar un metro y medio el nivel del agua, a pedido expreso de los buzos tácticos que desde el martes buscan sin éxito el cuerpo de Maximiliano Rodríguez. Tampoco por las dos carpas que los familiares levantaron a cincuenta metros de otras dos carpas, donde pasaron la noche los buzos. Ni mucho menos por la cantidad, cada vez mayor, de curiosos agolpados alrededor y dentro del vallado policial. Ayer, sobre la orilla Este del lago, el miedo y la tensión marcaban la diferencia: allegados al joven desaparecido sospechan que su cuerpo, en realidad, no está en el lago. "El sábado a la noche éramos como veinte", aseguró uno de los familiares de Maxi. "Tenemos que estar, en las buenas y en las malas." Hundiendo sus pies en el barro, con un termo y una bolsa con alimentos, entró en una de las dos carpas levantadas: "hasta que aparezca Maxi, porque nosotros la versión policial no la creemos". La lluvia no ayudó al rastrillaje: los buzos no pudieron sumergirse porque el reglamento se los prohíbe, "para evitar los relámpagos que puede atraer el agua", señaló uno de los hombres vestidos de neoprene.
El vallado policial se amplió en unos cien metros, hasta rodear las carpas de los familiares, la custodia aumentó y mostró los dientes. "Lo hacen para provocarnos", afirmó uno de los concentrados frente al lago. "Durante toda la noche nos quisieron echar", aseguró y muchos asintieron. "Que se acerquen los testigos", pidió, pero otro, a sus espaldas, agregó: "Vinieron varios, pero se fueron. Tienen miedo". Según las versiones recogidas ayer en el lago, dos vendedores de panchos y un colectivero vieron algo el martes por la tarde, entre las 15 y las 18, pero no volvieron a abrir la boca. Para José Console, el abogado de la familia de Maxi, esas tres horas vienen a ser como un agujero negro. "Descarto totalmente que los chicos hubieran estado alcoholizados como sostiene la policía", afirmó el letrado a Página/12. "Son gente humilde, trabajadora. Si hubieran estado molestando, ¿por qué no les aplicaron el Código de Convivencia? Y si no estaban detenidos, ¿por qué el juez se enteró recién a las 18, habiendo de por medio un pedido de auxilio? ¿Qué pasó en esas tres horas y por qué los largaron a la noche?" Console iniciará hoy una presentación por privación de la libertad de los amigos de Maxi. De tomar esta dirección la causa, una de las posibles derivaciones es que se inicie una investigación por abandono de persona, que, de demostrarse, podría significar en caso de muerte una condena de entre 5 y 15 años para los eventuales responsables. "En sus declaraciones los amigos sostienen que le avisaron al policía que tenían las ropas del chico y que les contestó `a mí no me pagan para llevarle la ropa a nadie'", sostuvo el abogado. El agujero negro aumenta a medida que surgen nuevos datos. La familia solicitó ser parte querellante en la causa. El juez tiene tres días para responder la presentación, pero el pedido no fue incorporado aún al expediente porque está en manos de la seccional 51. La misma seccional a la que pertenecen los policías que se llevaron a los amigos de Maxi. El abogado presentó entonces un pedido para que, "considerando las contradicciones entre las versiones policiales y de los familiares, el expediente sea llevado directamente en el mismo juzgado". Dos días después de realizado el pedido, el sumario sigue en las mismas manos. La Prefectura puso su equipo de buzos a disposición de la familia para ayudar en la búsqueda, previa autorización judicial. Pero ayer, domingo, los buzos de la Policía Federal eran los únicos que trabajaban en el lago. Tampoco el fiscal de turno se contactó con la familia. "Mañana (por hoy), a las siete de la tarde, vamos a hacer una misa en la Iglesia de la Rotonda de Belgrano." Nélida, la madre de Maxi, apoya su mentón en la palma de su mano. No quiere pensar, sólo se aferra a la idea de que todo es un sueño. No puede desprender sus ojos del lago, del nivel del agua que descendió un metro y medio y ya no bajó más. La rodean su tío, amigos, padres de sus compañeros. Todos se mantienen en el lugar "porque tenemos muchas sospechas". Ayer, después de un llamado anónimo informando que el cuerpo había sido encontrado, Maxi seguía sin aparecer. Y cada día que pasa, los efectos del agua son desvastadores sobre cualquier prueba pericial que se requiera del cuerpo. Sólo es una cuestión de tiempo.
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