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Precisamente cuando la victoria del candidato socialdemócrata alemán Gerhard Schroeder parecía anunciar una Europa social presidida por grandes potencias con gobiernos de centroizquierda, la ruptura de los comunistas italianos con la coalición en el poder enmarcó este domingo el comienzo de una nueva crisis en Italia. La clave del enfrentamiento es el presupuesto, donde los comunistas reclaman más fondos para la desocupación. El gobierno de Romano Prodi, uno de los más estables de la historia italiana y que consiguió que su país entrara en el primer pelotón de los que adoptarán la moneda única europea, se encuentra gravemente amenazado. El comité político nacional de Refundación Comunista (PRC), reunido desde el sábado en Roma, votó contra la Ley de Finanzas de 1999 y rompió con el gobierno de centroizquierda de Romano Prodi aprobando por mayoría la moción presentada por el secretario general, Fausto Bertinotti. La moción obtuvo 188 votos frente a 112 de la presentada por el presidente del PRC, Armando Cossuta, opuesto a la ruptura con el gobierno. Fausto Bertinotti obtuvo la mayoría gracias a 24 votos de la minoría trotskista del partido. Cossuta consideró esta ruptura "desastrosa", y según él conducirá a la "marginación" del partido y al inevitable castigo de los comunistas en las próximas elecciones. Los comunistas apoyaban la coalición de centroizquierda en el poder desde 1996. Los votos de los 34 diputados del PRC son indispensables para que el gobierno de Romano Prodi conserve la mayoría de la Cámara de Diputados. A partir de ahora, el presidente del Consejo italiano, que en los últimos días excluyó buscar otra mayoría para salvar su gobierno, tiene un estrecho margen de maniobra. La adopción del presupuesto con los votos de los partidarios de Armando Cossuta, mayoritarios en el grupo parlamentario comunista, no es segura, ya que el presidente del grupo, Oliviero Diliberto, anunció este domingo que los diputados comunistas respetarán la decisión del partido. Los comunistas reclaman más dinero para combatir la desocupación. El jefe de la oposición de derecha, Silvio Berlusconi, reclama la celebración de elecciones anticipadas antes de finales de noviembre, pero la mayoría de la clase política se muestra hostil. La hipótesis más barajada en la prensa es la dimisión de Romano Prodi y la formación de un gobierno técnico para los seis meses que preceden a la elección presidencial del país, ya que durante este tiempo la disolución del Parlamento está prohibida por la Constitución. El nombre del actual ministro del Tesoro y Economía, Carlo Azeglio Ciampi, es el más citado como posible candidato para liderar la difícil transición. Por su parte, Prodi afirmó el sábado que sus "decisiones ya estaban tomadas", sin ofrecer más precisiones. El domingo por la mañana, el vicepresidente del Consejo, Walter Veltroni, indicó que
el gobierno "irá rápidamente ante el Parlamento para verificar su mayoría con un
voto de confianza". Si esta mayoría ya no existe, "habrá otro gobierno",
añadió. En octubre de 1997, Prodi se enfrentó al mismo caso y se vio obligado a
presentar su dimisión al presidente de la República, Oscar Luigi Scalfaro. La crisis
duró cuatro días, y los comunistas aceptaron finalmente votar el presupuesto de rigor
destinado a hacer entrar a Italia en el euro, después de que el gobierno hubiera
prometido presentar una ley sobre las 35 horas laborales. |