"Cattáneo era un hombre muy asustado y con temor"
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Por A. M. La imagen de Marcelo Cattáneo como empresario activo, emprendedor, deportista y siempre de buen humor choca con nuevos testimonios sobre sus últimos meses. El diputado justicialista Carlos Soria relató ayer que, cuando el ex gerente de la consultora informática Consad muerto el domingo compareció en la Cámara baja, era un hombre "muy asustado y con temor". Puesto a reconstruir la historia reciente, el diputado frepasista Horacio Viqueira recordó que era la época en que Alfredo Aldaco, uno de los directores del Banco Nación procesados por el contrato informático con IBM, descargó toda la culpa sobre Marcelo Cattáneo y dejó a un costado a su hermano Juan Carlos. Una declaración con efecto político: Juan Carlos Cattáneo había sido, justamente, el número dos de Alberto Kohan en la Secretaría General de la Presidencia. Un asesor legislativo reveló que "en esa oportunidad estaba muy nervioso y nos dio la impresión de que él sabía que no zafaba del procesamiento. Nos pareció que él mismo se dio cuenta de que su versión de los hechos no era sólida". En cambio Viqueira expresó que no notó "ningún signo de depresión" en Cattáneo y puso el acento en el vínculo entre los hermanos. En Tribunales y entre sus amigos coincidían ayer en definir la relación de Juan Carlos y Marcelo como "difícil" en los últimos tiempos. El 5 de mayo Juan Carlos Cattáneo dijo ante la Justicia que consideraba "imposible" que su hermano Marcelo hubiera depositado el dinero de las coimas según lo describió otro ex director del Nación, Genaro Contartese. Pero un allegado al empresario muerto aseguró a Página/12 que Marcelo estaba alejado de Juan Carlos, a quien atribuía haberlo involucrado en la maniobra. "Era muy sensible, y estaba muy afectado porque su madre no le hablaba y porque su esposa tenía que cargar con la responsabilidad del sustento de la familia, a raíz de los problemas económicos que padecían", afirmó con obvia simpatía hacia Marcelo Cattáneo. Contartese reconoció ante el juez federal Adolfo Bagnasco que recibió un millón y medio de dólares por la firma del contrato con IBM y que ese dinero o "gratificación" era "un reconocimiento, una forma de participar de la alegría de la empresa por la obtención del contrato". Explicó que Cattáneo le pidió que fuera repartido entre los otros directores, pero como ellos no aceptaron "fue depositado íntegramente en mi cuenta y allí quedó porque no sabía qué hacer". En un escrito presentado al magistrado, Cattáneo dijo que esto era "una mentira", que no se reunió con Contartese, que nunca actuó como intermediario de IBM y que desconocía la existencia de una cuenta en Suiza a nombre del ex director del Nación. El 14 de abril el director del Banco General de Negocios, Carlos Rohm, declaró que Marcelo Cattáneo le ordenó que se entregaran 3 millones de dólares de la cuenta de la empresa CCR a su presidente, Alejandro de Lellis, quien --según Rohm-- luego los devolvió. Cattáneo le habría ordenado transferir ese dinero a Suiza. El 15 de mayo Aldaco aseguró en el mismo juzgado que "Marcelo Cattáneo depositó tres millones de dólares en una cuenta abierta a su nombre como muestra de 'gratificación'". Es posible que por esta acusación Bagnasco le dictara el procesamiento --junto con Aldaco y Contartese--, pero esa medida no era inminente. Cattáneo mantuvo su posición de negar que ofreció pagar la coima durante el careo al que fue sometido, y el 16 de setiembre se presentó ante el juez en forma espontánea para mostrar su pasaporte, que probaría que no estaba en el país en la fecha en que Aldaco sostiene haber recibido aquel ofrecimiento. Si Aldaco y Contartese apuntaban a Marcelo Cattáneo, que terminaría muerto en la Costanera, Marcelo Cattáneo había hecho lo propio con Julia Oshiro. Oshiro ocupaba la presidencia de CCR, la otra consultora que junto con Consad participó del contrato IBM-Banco Nación y habría funcionado como el vehículo de las coimas. Pero murió de cáncer en medio de la investigación. Cuando los diputados preguntaron a Marcelo Cattáneo si él se había reunido con el directivo de la casa matriz Steve Lew, Cattáneo respondió que no. Pero "seguramente Oshiro sí", dijo. Los legisladores recordaban ayer ante Página/12 otras impresiones sobre Marcelo Cattáneo. Viqueira afirmó que "negó todo tipo de contactos con dirigentes políticos. 'Nunca fui a la Rosada', se le escuchó decir". Y detalló así su interpretación sobre las presuntas operaciones en torno de los hermanos Cattáneo: --Aldaco mintió cuando lo responsabilizó porque habría acordado con el menemismo una estrategia para tratar de desvincular lo más posible a Juan Carlos, que tuvo más peso en las decisiones que se tomaron en CCR y Consad, y posee las relaciones con el Gobierno. Una operación tan compleja requiere de un nivel de conocimientos que Marcelo no tenía, y además era muy obvio cómo Aldaco insistía en que nunca había visto a Juan Carlos. El fallecido empresario y su hermano son el vínculo que liga la causa con el ala política del Gobierno, pero los investigadores insisten en que en el expediente no hay aún ninguna prueba que comprometa a Kohan o al ex ministro de Economía Domingo Cavallo. Si la investigación no avanza, dice la Justicia, Marcelo Cattáneo podría convertirse en una réplica de Oshiro: un chivo expiatorio post mortem.
PARA LA JUEZA AUN SE TRATA DE UNA "MUERTE DUDOSA" Las dudas de la política y la Justicia
La carátula sintonizó ayer con la idea de la oposición, que puso en duda que el empresario se hubiera matado y remarcó la serie de suicidios protagonizados en los últimos tiempos por personajes involucrados en causas judiciales que tocan al oficialismo. Por ejemplo la precandidata presidencial del Frepaso, Graciela Fernández Meijide, dijo que "parece que el camino de la impunidad de algunos es la muerte de otros". En el Gobierno, en cambio, se habló del tema lo menos posible y el deseo generalizado era que la Justicia actuara rápido para disipar dudas. El ministro Carlos Corach sinceró que la intención de la Rosada era que "la opinión pública no tenga dualidad en cuanto a cómo fueron las circunstancias". Pero ya sucedió con el suicidio de Alfredo Yabrán primero y con el del capitán de navío Horacio Estrada después. Más allá de lo que puedan decir las investigaciones judiciales, las encuestas marcan que la opinión pública inmediatamente desconfía de que las muertes de estos personajes claves obedezcan a un repentino ataque de depresión. Montados en este clima, los políticos opositores salieron a plantear sus dudas por la abrupta decisión de Cattáneo de ahorcarse, privando al juez federal Adolfo Bagnasco de una pieza clave para desentrañar la ruta de las coimas millonarias del caso IBM-Banco Nación. Fernández Meijide se alineó entre quienes ayer alimentaron dudas. "En la Argentina parece que se volvió una costumbre que estos sucesos donde se ve muy comprometido el poder político con negociados termine con alguna muerte", opinó. El senador radical Leopoldo Moreau ª también hizo referencia a los otros "casos oscuros" de muertes producidas en extrañas circunstancias. El diputado cavallista Guillermo Francos insistió en su teoría de que a Cattáneo lo mataron: "Lo quisieron silenciar porque sabía quiénes habían cobrado las coimas que se repartieron por este escándalo". En el oficialismo, en cambio, las reacciones apuntaron a alentar el
avance de las investigaciones. El titular de la comisión bicameral que investiga el
contrato IBM-Banco Nación, el diputado justicialista Manuel Baladrón, pidió que
"se deje trabajar a la Justicia" y sostuvo que quienes especulan sobre las
causas de la muerte "tienen demasiado desarrollada la imaginación". El único
que se salió del libreto seguido por el oficialismo fue el diputado Carlos Soria, miembro
de la misma comisión, que dio pistas sobre el estado de peligro en el que vivía
Cattáneo. Soria aseguró que cuando el empresario fue a declarar al Congreso lo vio
"muy asustado, con temor". Además, creía recordar, que Cattáneo estaba
amenazado. "Inclusive había tenido un seguimiento y habían querido retirar de la
escuela a un hijo de él", puntualizó. |