|
La reelección en primera vuelta de Fernando Henrique Cardoso no alcanzó para motivar a los inversores. Sin la certeza de que el presidente brasileño vaya a aplicar un ajuste fiscal suficiente como para generar la confianza de los financistas, las acciones líderes cayeron ayer 2,2 por ciento en promedio. La baja estuvo en línea con lo sucedido en Brasil, donde los papeles empresarios perdieron 4,5 por ciento, y en Wall Street, que retrocedió 0,8 por ciento. También volvieron a ceder las bolsas europeas y las asiáticas. Si bien Cardoso fue reelegido sin la necesidad de un ballottage --tal como esperaba el mercado--, los operadores dudan de que el presidente tenga el poder político suficiente para aplicar un ajuste que sea capaz de disminuir el actual déficit fiscal del 7,5 por ciento del Producto. En la city consideran que el resultado de las elecciones del domingo deja al primer mandatario brasileño con menor peso en el Congreso. Además, en cinco estados clave habrá segunda vuelta para elegir gobernador: San Pablo, Río de Janeiro, Minas Gerais, Brasilia y Rio Grande do Sul. A Cardoso se le complicará realizar el ajuste en aquellos distritos donde no se imponga el candidato de la coalisión oficialista, opinan los operadores en el microcentro. El desinterés de los inversores por realizar negocios en medio de la incertidumbre quedó reflejado en el exiguo volumen de las operaciones pactadas en el recinto: apenas 19,4 millones de pesos, un 33 por ciento menos que el último viernes. El índice de acciones líderes MerVal llegó a caer 4,5 por ciento, y sólo recortó la baja a media hora de la chicharra final. Las caídas más significativas correspondieron a Sol Petróleo (-7,7 por ciento); Cresud (-6,4); Siderar (-5,7); Banco Francés (-5,7) e IRSA (- 5,5). Sólo cuatro papeles empresarios terminaron con signo positivo: Molinos (+10,0); Alpargatas (+9,1); Sevel (+2,5) y Metrogas (+0,6). En medio de la crisis, los inversores buscan refugio en los bonos largos del Tesoro estadounidense. La tasa implícita de los títulos a treinta cayó ayer al mínimo histórico: 4,72 por ciento anual. Hace exactamente un mes se encontraba en 5,29 por ciento. Y el 20 de julio pasado, cuando se complicó la crisis en Rusia iniciando la sangría de los mercados, estaba en 5,72. Esto significa que en los últimos dos meses y medio, el rendimiento de esos bonos bajó 18 por ciento. Este comportamiento se explica por el flight to quality (vuelo hacia la calidad) de los activos por parte de los financistas. Esto es, anclan sus inversiones en aquellos papeles que les ofrezcan una rentabilidad segura. A diferencia de lo que ocurría hasta hace unas semanas, ahora los inversores huyen también de las bolsas desarrolladas que, al igual que las emergentes, han sido afectadas por las turbulencias. Por eso, así como existe una atracción por los bonos norteamericanos, lo mismo sucede con los títulos largos emitidos por los países europeos. En Alemania, la tasa de los títulos a treinta años se sitúa en 4,58 por ciento anual. Y en Francia en 4,51. "Los mercados dejaron de creerles a las promesas. Las acciones se recuperarán
sólo si aparecen hechos concretos", dijo a Página/12 Andrés Pitchón,
analista del Merchant Bankers Asociados (MBA). En efecto, las palabras de Laurence Meyer,
uno de los doce directores de la Reserva Federal (banca central estadounidense), abriendo
la posibilidad de que haya una nueva rebaja de la tasa de corto, pasaron desapercibidas
entre los financistas. Lo mismo que la señal enviada por el presidente del Bundesbank
(banca central alemana), Hans Tietmeyer, de que Europa debería plegarse al recorte de las
tasas iniciado por Estados Unidos. |