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Todavía hay partidos para Castrilli
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Por Diego Bonadeo Mientras los
superinformados mediáticos insistían hasta el cansancio que Javier Castrilli había
viajado a Brasil de vacaciones después de haber pasado por alguna oficina postal de
Flores o Caballito para mandar su telegrama de renuncia --en realidad los bolsos que
había cargado en el baúl de su automóvil eran de algún árbitro extranjero de paso por
nuestro país para dirigir algún partido de la Mercosur, y Castrilli lo acompañaba hasta
Ezeiza-- comenzaron a rodar las bolas de cristal de los tarotistas del periodismo sobre el
futuro del que es, en lo suyo, el mejor de todos. Muy pronto, la supuesta continuidad de la carrera arbitral de Castrilli en Japón dejó lugar a la posibilidad que ya tiempo atrás andaba dando vueltas por diferentes corrillos alrededor de su eventual futuro político. En algún momento parecía razonable su cercanía --por lo menos epidérmica aunque también ideológica-- al Frepaso y a Graciela Fernández Meijide y al Chacho Alvarez, detectable en su discurso antipoder y en sus actitudes en consecuencia. No era solamente discurso ni mucho menos doble discurso. Sin embargo, ciertos oportunismos operativos con alguna prensa cómplice pretendieron emparentarlo también con Acción por la República, el partido de Domingo Cavallo, y en las últimas horas con la agrupación interna del justicialismo bonaerense que regentea el ex procesado, policía e interventor del Mercado Central y ahora intendente electo de Escobar, Luis Patti, a quien se sumó hace algunas semanas el médico mediático y portador de apelativo Ricardo Lorenzo (Borocotó). Curiosa cosa: algunos gigolós de la democracia como Cavallo, estatizador de gran parte de la deuda privada durante su gestión en el Banco Central de la dictadura, súbitamente deciden recurrir a un tipo equivocado o no, rígido o maleable, exegeta o inflexible, pero hombre de ley al fin. Tampoco parece razonable que Patti se interese en Castrilli. Es poco probable que el ex responsable policial de Pilar, a poco más de cincuenta kilómetros de la Capital Federal, la ciudad del polo, los countries, algunas tradiciones y varios emprendimientos avícolas --amén del recientemente inaugurado parque industrial con los consabidos embotellamientos viales-- en la época en que se prohibía taxativamente que adolescentes, maduros o viejos se besaran en los bancos de las plazas, aparezca ahora como interesado en un árbitro de fútbol políticamente incorrecto y para nada funcional a ciertos dictados castrenses del establishment. Independientemente de la gratuita calificación de "sheriff" que le endilgó cierto simplismo periodístico. Tentado o semitentado por el "partido financiero" (Domingo Cavallo) y por el "partido policial" de Patti-Borocotó, sólo faltaría que también el genocida y "cuentasuizista" (¿será con "z" o con "c"? No importa, como neologismo o barbarismo vale igual) Antonio Bussi se interese en Castrilli para engrosar las filas de su "partido de la dictadura". Pero también aparece el "partido de la billetera" ofreciéndole "zanahorias" (cuarenta mil pesos de "indemnización") al árbitro renunciante. Una vez más opera la ya utilizada metodología de los máximos poderes vinculados con el fútbol: a quien piensa diferente y para peor lo dice o nos incomoda, lo compramos o lo neutralizamos o lo silenciamos. Desde algunos años a esta parte, varios "opositores" al tándem AFA-Torneos y Competencias (Grondona-Avila) cambiaron de bando y, algunos de ellos, más de una vez. Tal es el caso de Ernesto Cherquis Bialo, cinco años atrás en Torneos, luego denunciando supuestas coimas entre la AFA y Torneos desde "Tribuna Caliente" --por entonces propiedad del operador menemista Gerardo Sofovich-- y finalmente volviendo a Torneos a través del mismo programa que se emite en los mediodías dominicales de Telefé. Otros casos son los de Fernando Niembro, lanzador de gruesas municiones contra Avila desde "Las voces del fútbol" por Radio Libertad y ahora con varios programas bajo su patronazgo --¿o será al revés?--; el del arquero de Vélez José Luis Chilavert, otrora crítico de las ofertas de Torneos cuando atajaba penales benéficos con Tinelli, y el del seudoproductor Diego Gvirtz, antes disfrazado de contestatario en "Fútbol prohibido" y ahora cuasi anónimo en "Tribuna Caliente". Pero Castrilli parece ser de otra pelambre. Seguramente tomará partido por el partido que entienda es el que corresponde. Afortunadamente sigue habiendo quienes saben bien que no es lo mismo valor que precio.
DOS PRESENTACIONES La hora de la Justicia
Marconi efectuó su presentación con el patrocinio del letrado Mauricio D'Alessandro, quien en su escrito le solicita al juez que se indague con el fin de determinar si en el fútbol "existe la posible comisión de ilícitos". La causa recayó en el juez de instrucción, Adolfo Zamudio. Marconi, al finalizar el trámite de rigor, sostuvo que "la denuncia del SADRA no pretende ser a favor ni en contra de nadie, pero para la credibilidad del arbitraje argentino y el bien del fútbol en general es necesario aclarar esta cuestión". Marconi se refirió así a algunos dichos de Castrilli, quien había dicho, por ejemplo, que "hay algunos árbitros cuyo patrimonio no tendría relación con sus ingresos". Además el ex árbitro internacional había manifestado su sorpresa debido a que algunos de sus colegas "viajaban periódicamente la Caribe ostentando un exagerado nivel de vida". Marconi cree que la Justicia debe investigar cada palabra de Castrilli, quien según el secretario general del SADRA "no dio nombres ni apellidos". Claro que la inquietud no fue sólo por parte de Marconi. A la presentación del ex árbitro se le sumó la de Gustavo Romano Duffau en nombre de Fair Play, quien destacó que "de ser ciertas las imputaciones efectuadas se estaría en presencia de delitos de acción pública que deben ser investigados judicialmente". Duffau cree que las investigaciones deben servir para "el bien del referato y la transparencia futura del deporte más importante del país". En los próximas días serían citados a declarar todos los que se expresaron con respecto a esta situación, desde Castrilli hasta aquellos que avalaron su declaración o quienes la condenaron. Lo esperan en Diputados
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