La pareja reconoció de inmediato al hombre que estaba parado en la avenida Figueroa Alcorta, cerca del Club de Amigos: era Marcelo Cattáneo. Entonces se detuvieron, lo saludaron y conversaron unos instantes. Finalmente le preguntaron si podían acercarlo hasta algún lado. El agradeció el ofrecimiento y respondió: "Estoy esperando que me pasen a buscar". Fue el miércoles pasado por la noche y el matrimonio no imaginó que ese encuentro casual los incorporaría al expediente iniciado por la desaparición de Cattáneo como las últimas personas que vieron con vida al empresario.
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