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Por Raúl Kollmann La comunidad judía está conmocionada y en estado deliberativo. Las dificultades del Banco Mayo y su inminente venta crean problemas casi insolubles para numerosas instituciones de la colectividad, especialmente escuelas y clubes pequeños, templos y centros culturales que recibían un fuerte apoyo del banco. Por la crisis, algunos de ellos ya no pueden pagar los sueldos de sus empleados. Al mismo tiempo, Rubén Beraja, presidente del Banco Mayo y también de la DAIA, en los hechos ha dado un paso al costado como máximo representante de la comunidad judía. En forma urgente los distintos sectores buscan una solución al desgobierno y se habla de la designación de un presidente de la DAIA, elegido por consenso, para salir de la difícil situación. Entre otros, circula el nombre del intelectual Marcos Aguinis, aunque en la comunidad hay un intenso debate sobre otras alternativas. Quienes trabajan en la Universidad Bar Ilán, que tenía el respaldo del Mayo, no cobran el sueldo desde hace dos meses. El canal de cable judío, Aleph Network, se encuentra paralizado. Un club de la zona norte vive una situación que refleja la de otras tantas instituciones: el banco le aportaba una suma generosa mensualmente y en los libros de contabilidad figura que hay un crédito otorgado por el Mayo, pero el club no pagó nunca una cuota ni puede pagarla. Si el banco es vendido al Citi o al Tornquist, ese club no sólo entra en cesación de pagos, sino que incluso no le alcanzan todos sus bienes para cubrir la deuda con el Mayo. Para colmo, el banco que conduce Beraja es la segunda entidad vinculada con la colectividad judía que entra en crisis este año: el caso anterior fue el Banco Patricios, que tenía como uno de los máximos directivos a Sergio Spolsky, tesorero de la AMIA, y que también respaldaba a numerosos clubes, templos e instituciones de la colectividad. Más allá de la crisis de los bancos, en este mes se iba a realizar el recambio de autoridades en la DAIA, el máximo organismo de representación judía del país. Beraja no se iba a presentar a la reelección, pero nadie dudaba de que seguiría controlando la entidad. Las dificultades en el Mayo cambiaron el panorama: Beraja hace más de un mes que no concurre a las reuniones del comité ejecutivo, existe un manifiesto vacío de poder y hay interminables conciliábulos para definir la sucesión. Para el 26 de octubre está convocada una asamblea general de la DAIA con el objetivo de definir la manera en que se hará la elección del presidente. Hasta ahora, cada institución grande o chica tenía un delegado y por consiguiente un voto. Eso les daba un enorme peso a las instituciones más pequeñas y menos representativas, que además necesitaban del apoyo imprescindible de Beraja y el banco. Este sistema, calificado de antidemocrático, está a punto de ser cambiado. Para la asamblea del 26 hay dos proyectos: que cada institución, club, templo y escuela tenga votos en una proporción aproximada a la cantidad de socios que tiene o que haya voto directo, es decir que todos los afiliados a las instituciones judías puedan concurrir a las urnas. Más allá de este debate, la conmoción reinante puede producir distintas alternativas en los próximos días: u Que Beraja dé un paso al costado y pida licencia. u Hay posibilidades de que el sector que respalda a Beraja no se dé por vencido e insista con la candidatura de Rogelio Cichowolsky mano derecha de Beraja, sobre todo en caso de que la situación del Mayo se resuelva de manera no traumática. u La variante considerada hoy más probable es la designación de un presidente de la DAIA surgido del consenso. Se menciona a Marcos Aguinis, aunque rodeado de un gabinete que pueda respaldarlo para salir de la gravísima crisis económica que tienen las instituciones de la comunidad. u También se señalan como candidatos al banquero Leonardo Anidjar y al presidente de Hebraica, Gilbert Levi.
PULSEADA DE RUBEN BERAJA CON PEDRO POU Por Pablo Ferreira
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