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Por Horacio Cecchi Siete días de búsqueda en el Lago de Regatas, en Palermo, concluyeron con el hallazgo del cuerpo de Maximiliano Rodríguez. A las 11 de la mañana, el dueño de una ecosonda similar a la que la Prefectura utilizó desde el lunes, cuando fue invitada a colaborar en el rastrillaje acuático, pero contratada ayer por la Policía, lo detectó en el mismo sector donde lo buscaron infructuosamente durante seis días los mismos buzos policiales. El cuerpo envuelto en algas pareció confirmar con retraso las hipótesis oficiales, que apuntaban a que el joven murió ahogado mientras nadaba. De todos modos, queda aún la duda de por qué en lugar de auxiliar a Maximiliano, la Policía se llevó detenidos a sus amigos. El cuerpo de Maxi apareció en el centro del lago, a unos seis metros de la orilla de una de las dos islas, la que se encuentra hacia el sur, en un sector rastrillado desde el martes pasado por los buzos del Grupo Especial de Rescate de la Policía Federal. Su madre, Nélida Escalante, estaba presente en el momento del hallazgo, sobre la misma orilla en que mantuvo su vigilia a lo largo de siete días, acompañada por familiares y amigos. Al sexto día de búsqueda, la seccional 51ª había pedido el apoyo de la Prefectura, después de que los familiares reclamaran su participación al juez Alberto Baños. Se sumó, entonces, una ecosonda y ocho buzos tácticos del Servicio de Salvamento de los prefectos, que aportaron un método diferente de rastrillaje y cierta convicción a los rostros de los familiares: un tío de la madre del joven, además de ser padrino de Maxi, es miembro de la Prefectura. La ecosonda recibe las señales de un sonar y las repite en una pantalla, reflejando las diferencias de nivel que se registran en el lecho. La técnica es utilizada por su precisión por los pescadores para detectar cardúmenes y, con más sofisticación, por los submarinos para no avanzar a ciegas. Un día después de la intervención de los prefectos, la Policía decidió no ser menos y adoptó la misma técnica. Contrató una ecosonda con bote y a Leandro Bravo de Laguna, su dueño, incluidos. Fue en esa pantalla, a las 11, y en el sitio demarcado con boyas desde el martes pasado, donde la señal pegó un salto indicando algo abultado, según relató más tarde el operador contratado. Inmediatamente se ordenó el descenso de los buzos Miguel Cohen, de la Prefectura, según la Prefectura, o un equipo de buzos, según la Policía, que confirmaron que se trataba de un cuerpo. La zona ya había sido barrida durante estos días declaró el prefecto mayor René Romero, jefe de la división de buzos tácticos. Como hacemos en operativos semejantes, utilizamos el sistema de barrido por piernas paralelas, que consiste en dos cables que encierran una franja que es recorrida por los buzos. Según explicó el prefecto Carlos Alberto Maggi, jefe de operaciones, el muchacho estaba envuelto por las algas que forman un colchón de unos 30 centímetros. La baja temperatura debe haber retrasado el proceso de descomposición que hace subir a los cuerpos. El lago es grande, por lo que tiene corrientes internas muy leves informó, a su vez, el comisario mayor José Elías, a cargo del equipo de buzos policiales. El cuerpo debe haber rotado, enrollándose en las algas. Durante 15 minutos, los buzos trabajaron bajo el agua, cortando a cuchillo las raíces de las algas que parecían mantener sujeto al cuerpo. A las 12, el operativo había concluido: los restos de Maxi fueron transportados en una camioneta de los bomberos hasta la morgue de la seccional 51ª. Su madre, Nélida, que desde el primer día presenció todo el operativo, sólo dijo déjenme tranquila, mientras sus allegados y un cura la rodeaban e intentaban consolarla. Por la tarde, el cuerpo de Maxi fue derivado a la Morgue Judicial, donde integrantes del Cuerpo Médico Forense, y el doctor Víctor Gervasi como perito propuesto por la familia, realizaron la autopsia. Después de siete días, la participación policial se cerró oficialmente. De todos modos, además de la autopsia, queda pendiente otra causa en laJusticia, caratulada como privación ilegal de la libertad agravada, presentada por los compañeros de Maxi luego de haber sido mantenidos en la comisaría ocho horas, mientras su amigo desaparecía de la superficie.
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