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Después del triunfo político, el presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso quiere ahora su victoria económica. Después de que fuera elegido el candidato favorito de las instituciones financieras internacionales, Brasil está cada vez más cerca de conseguir del FMI un macrocrédito de más de 30.000 millones de dólares. Pero a los brasileños les va a costar más que ir el domingo a votar. Los esfuerzos de Cardoso se centran en la aceleración del programa de ajuste fiscal para superar la crisis financiera que afecta al país desde agosto pasado. Cardoso, que no se ha pronunciado aún sobre el resultado de las elecciones, prepara para esta semana un mensaje al país en el que explicará la necesidad de aplicar un pacote fiscal, según lo manifestaron miembros del equipo económico del Gobierno que se reunieron ayer con el mandatario para discutir las futuras medidas. El presidente debe hablar al país en los próximos días para presentar un programa de ajuste fiscal, de forma que se puedan bajar rápidamente las tasas de interés y volver a hacer crecer la economía, manifestó el secretario ejecutivo del Ministerio de Hacienda, Pedro Parente. Los analistas políticos consideran que la reelección de Cardoso en la primera vuelta, con cerca del 54 por ciento de los votos, le concede la fortaleza suficiente para adoptar las medidas y reformas necesarias para sacar al país de la crisis. Sin embargo, tendrá problemas en controlar un Congreso en el que la oposición ha aumentado y en el que será dudosa la fidelidad de los aliados del gobierno. El anuncio del presidente no tiene fecha confirmada, pero podría producirse entre hoy y mañana, ya que Cardoso se tomará unos días de descanso a partir del jueves en la Restinga de Marambaia, una reserva ecológica custodiada por el ejército en el litoral de Río de Janeiro. En un discurso que pronunció a finales de septiembre, Cardoso afirmó que las medidas de ajuste fiscal serían anunciadas antes del 15 de noviembre pero, según el portavoz del Palacio de Planalto, Sergio Amaral, serán anticipadas por petición expresa del presidente. Miembros del gobierno han informado que Cardoso no pronunciará un discurso por la cadena nacional, sino que enviará un mensaje corto a la sociedad para explicarle la importancia de las medidas a tomar. Según miembros del equipo económico, el ajuste fiscal que prepara el gobierno será dramático, definitivo y permanente, pero no incluirá aumentos de impuestos, por lo menos mientras sea posible evitar esa medida. El presidente prefiere que no haya aumento de impuestos, y sólo admite eso como última instancia, agregó Amaral. Las medidas de ajuste están centradas en la reducción del déficit público, que en el primer semestre del año alcanzó al 7,2 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI), para reducir la vulnerabilidad del país a las crisis financieras y conseguir una ayuda preventiva del Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos internacionales. De acuerdo con el director de Asuntos Internacionales del Banco Central, Demósthenes Madureira, la intención del gobierno con el programa de ajuste es ahorrar en 1999 unos 25.000 millones de reales (21.200 millones de dólares). El ministro de Hacienda, Pedro Malán, y el presidente del Banco Central (BC), Gustavo Franco, participan desde la semana pasada en la asamblea anual del FMI y el Banco Mundial (BM), en Washington, donde discuten los términos del acuerdo de ayuda para Brasil. El fondo de ayuda, para ser usado en casos de emergencia, alcanzaría los 30.000 millones de dólares, que serían utilizados en caso de que la situación financiera internacional se agrave y las reservas brasileñas sean insuficientes para cumplir los compromisos internacionales del país. Brasil comenzó el mes de agosto con reservas internacionales de 74.000 millones de dólares, pero por la constante salida de dinero del país se redujo en dos meses a unos 47.000 millones de dólares. Tras reunirse hoy con los técnicos del equipo económico, Cardoso se entrevistará con los presidentes del Senado, Antonio Carlos Magalhaes, y de la Cámara deDiputados, Michel Temer, para pedirles que agilicen en el Congreso la aprobación de las reformas fiscales y del sistema de seguridad social, fundamentales para equilibrar las cuentas públicas.
EE.UU. PREPARA LA CUMBRE PALESTINO-ISRAELI Hay
mucho trabajo por hacer. La secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright,
se expresaba así ayer por la mañana en Jerusalén al finalizar una reunión con el
presidente del gobierno israelí, Benjamín Netanyahu. La jefa de la diplomacia de la Casa
Blanca, que dedicó la segunda parte de su jornada a reunirse con el presidente palestino
Yaser Arafat, trató ayer de convencer a ambos dirigentes sobre la necesidad de celebrar
una reunión tripartita en las próximas veinticuatro horas, con un solo punto en el orden
del día: preparar la cumbre especial de Washington del mes de octubre, donde se tratará
de dar finalmente por culminado el proceso de paz. Pero la misión de paz de Albright
empezó, sin embargo, a tambalearse al mediodía como consecuencia de la decisión
intempestiva del gobierno israelí, que precisamente ayer empezó a ampliar un
asentamiento en la ciudad compartida de Hebrón.
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