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Mientras espera que el jueves la Cámara de Representantes decida la suerte del juicio de destitución aprobado el lunes por el Comité Judicial, Bill Clinton perdió a tres de sus consejeros más confiables, lo que hace suponer que está siendo abandonado por los más cercanos a él. Aunque el alejamiento de la Casa Blanca de Erskine Bowles, Mike McCurry y Rahm Emmanuel había sido anticipado, el presidente norteamericano quedó ahora a merced de un equipo aún no testeado para armar su estrategia de supervivencia. El jefe de gabinete de la Casa Blanca, Bowles, confirmó ayer que se irá durante las elecciones legislativas de renovación de la Cámara, lo que significa que se irá al final de esta semana. Se aguarda que Emmanuel, el principal consejero en política y estrategia, y un frecuente vocero de la Casa Blanca por televisión, se retire el 23 de octubre. McCurry, el secretario de prensa del presidente, se fue el viernes 2 y fue reemplazado por su subsecretario, Joe Lockhart. Los tres insisten en que no renunciaron por motivos políticos. No se conocen aún los reemplazos de Bowles y Emmanuel, aunque las fuentes de la Casa Blanca dicen que se supone que el nuevo jefe de gabinete será el actual número dos, John Podestá. Clinton está por convertirse en el tercer presidente de los Estados Unidos que se enfrenta a los procedimientos de un juicio político en el Congreso. Los tres asistentes que se van eran considerados figuras de peso pesado que podían decirle al presidente lo que realmente pensaban. McCurry es el más conocido de los tres para el público norteamericano, pero la fuga decisiva es la de Bowles, que heredó de Leon Panetta el cargo de jefe de gabinete después de la re-elección de Clinton en 1996. El multimillonario Bowles es uno de los pocos asistentes de Clinton en Washington que logró buenas relaciones de trabajo por encima de las fronteras partidarias. Pero ha sido muy criticado por no haber conseguido pilotear la crisis Lewinsky cuando estalló en enero. Emmanuel fue el principal estratega político del presidente, y su partida puede acabar con las esperanzas de Clinton de ser recordado por sus logros públicos y no por el Sexgate.
Amnesty contra Estados Unidos La
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conducta persistente y generalizada de violación de los derechos humanos, según el
informe sobre Estados Unidos que hizo público ayer Amnistía Internacional. Esa nación
ha fracasado y sigue fracasando a la hora de cumplir su promesa fundacional de
derechos para todos. |