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La familia de Maxi denunció a la policía por “abandono de persona”

La autopsia confirmó que Maximiliano se ahogó en el lago de
Palermo el día que fue visto por última vez. La familia acusó  penalmente a la policía por no haberlo socorrido a tiempo.

Nélida, la madre de Maxi, permaneció la semana entera de la búsqueda a orillas del lago.
Los forenses determinaron que la muerte se produjo siete días atrás por asfixia por sumersión.

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Por Horacio Cecchi

t.gif (67 bytes) Los cinco especialistas del Cuerpo Médico Forense que realizaron la autopsia fueron concluyentes: la muerte de Maximiliano Rodríguez se produjo por asfixia por sumersión. Según los datos que se desprenden del estudio, del que también participó un perito designado por la familia, el tiempo que se mantuvo el cuerpo del joven sumergido bajo el lago de Regatas, en Palermo, coincide “sin lugar a dudas” con el momento en que se lo vio por última vez. Pero la autopsia no calmó las aguas: ayer, la familia inició una demanda por “abandono de persona y omisión de auxilio” contra la policía, mientras que el jefe de los federales, Pablo Baltazar García, salió a defenderse y afirmó que “los efectivos llegaron cuando el joven ya se había ahogado y llevaron a los amigos a la comisaría por orden del juez”.
La autopsia, encabezada por los médicos del Cuerpo Médico Forense, Vázquez Fanego y Losetti, y por Víctor Gervasi como perito de la familia de Maximiliano, no encontró diferencias entre el plancton que se tomó del cuerpo y el de la parte más profunda del lago donde fue hallado, y consideró que éste tiene una antigüedad de siete días, coincidentes con la fecha en que se ahogó Maximiliano. Se realizaron 13 radiografías que demostraron la inexistencia de lesiones. Y, aunque los seis especialistas coincidieron plenamente, para eliminar todas las dudas sobre otro motivo de muerte, se llegó a analizar si una marca que llevaba en uno de los brazos era producto del paso de corriente eléctrica. Pero se trataba de un tatuaje con el escudito de Independiente.
Queda aún un agujero negro entre las 15 y las 18 del martes 29 de setiembre, que los investigadores judiciales esperan dilucidar con el aporte de testimonios y algunas pruebas incontrastables. Según informó el comisario Juan Carlos Robles, jefe de la seccional 51ª, alrededor de las 15, un patrullero se aproximó al grupo de jóvenes que se encontraba sobre la orilla del lago, “por una denuncia anónima de que estaban molestando a la gente. Pero en ese momento no estaban haciendo nada”.
“Según los informes que tengo yo –dijo Baltazar García–, la policía llegó, el oficial hizo una consulta con la comisaría, y la comisaría hizo el correspondiente aviso a la autoridad. El juez competente ordenó remitir a los amigos del joven a la comisaría para tomarles declaración y ahí se inició el sumario por desaparición de persona.”
La versión difiere con la presentada desde el primer día por los amigos de Maxi, y que motivó una presentación judicial por abandono de persona y omisión de auxilio: “Nos vinieron a detener con la excusa de que éramos una patota, y nos llevaron por partes. Nos largaron a las 11 de la noche y a Maxi lo dejaron solo.” Pero además difiere con la información que se maneja en el juzgado 27, de Alberto Baños, donde se instruye la causa. Una fuente del juzgado señaló a Página/12 que “se ordenó lo que se suele hacer en estos casos, que tomaran declaración a esas personas para que aportaran datos. No sé si estaban en la comisaría o dónde. Nos avisaron a las 17 y pico”. Es decir, más de dos horas después de iniciado el procedimiento.
Los investigadores intentarán ahora determinar la secuencia cronológica de los pasos policiales. “Falta determinar la responsabilidad de la actuación policial en la muerte del joven –explicó el investigador judicial–. Se manejan tres hipótesis, de acuerdo con las diferentes versiones: una, que desapareció antes de que la policía llegara; la segunda, que ocurrió mientras estaba el patrullero; la tercera, que estaba en la isla cuando se inició el procedimiento. Lo vamos a averiguar en base a los testimonios y, especialmente, a través de la tira horaria del Comando Radioeléctrico”, una cinta inviolable en la que se graban las órdenes emitidas a los patrulleros.

 


 

OTRO POLICIA PROCESADO POR BORDON
Uno más para la lista

t.gif (862 bytes) Un jefe policial, el titular de Unidad Regional II de San Rafael, Juan de Dios Atencio, fue procesado ayer por el crimen del estudiante secundario Sebastián Bordón. El juez Waldo Yacante consideró, a cinco días de cumplirse un año de la aparición del cadáver de Sebastián, que Atencio sembró una serie de pistas falsas para alejar a los padres de la víctima de la provincia y crear la idea de que el chico había sido visto fuera de Mendoza después del día de su desaparición. Con Atencio son siete los policías y dos los civiles procesados por intervenir directamente en el asesinato, o encubrir el crimen.
La red de complicidades entre policías mendocinos habría comenzado, según lo determinado por Yacante, cuando el chico desapareció. Alojado en el destacamento policial de El Nihuil, a setenta kilómetros de San Rafael, Sebastián habría sufrido un ataque de psicosis y paranoia y los oficiales de la comisaría 38ª de San Rafael, para tranquilizarlo, lo golpearon a la usanza mendocina. Con el chico inconsciente, los policías fueron sorprendidos por la llegada a la ciudad del padre, Luis Bordón.
Cuando Bordón llegó, los propios agentes de la 38ª lo pasearon en distintos lugares simulando que buscaban al estudiante. La conspiración para alejarlo de toda verdad consistió en hacer aparecer testigos que decían haber visto a Sebastián en distintos lugares del país. Así fue que la parapsicóloga y amiga íntima del comisario Atencio, Amanda Ledesma, declaró haberlo llevado en auto desde La Pampa, hasta San Luis. Y el camionero Humberto Vega Giménez, también dijo haberlo trasladado. Según el dictamen del juez Yacante no fue otro que el comisario Atencio, quien preparó esos testigos falsos, presos hace meses.

 

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