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Por Pedro Lipcovich Las muertes por sida en Estados Unidos cayeron como nunca en la historia: un 47 por ciento el año pasado. Sin embargo, la infección por VIH avanza en ese país. Entender esta aparente paradoja es captar la delicada situación que caracteriza la actual etapa de la epidemia: los nuevos tratamientos, si bien no erradican el virus, logran suprimir los síntomas y prolongar la vida; pero en la mayoría de los países la cantidad de infectados sigue aumentando por fallas en la prevención. En la Argentina, donde las estadísticas son menos confiables, las muertes por sida también bajaron, pero llamativamente menos que en Estados Unidos. Pero lo más alarmante aquí es lo que un especialista llama las dos epidemias de sida: una es la de quienes saben que están infectados y se tratan; la otra, gravísima, afecta a las 120.000 personas que tienen VIH pero lo ignoran, y sólo se enterarán cuando la enfermedad mortal se declare en ellos. El Centro Nacional de Estadísticas de Salud de Estados Unidos informó ayer que la infección por HIV bajó desde el octavo hasta el decimocuarto lugar entre las principales causas de muerte en ese país, gracias a que la mortalidad por sida cayó un 47 por ciento en 1997 con respecto al año anterior. Había bajado ya un 26 por ciento entre 1996 y 1995. En la población norteamericana de 25 a 44 años, el sida había sido la principal causa de muerte en 1995, pasó al tercer lugar en 1996 y bajó a la quinta posición el año pasado. Entre esas edades, la tasa de mortalidad por sida fue en 1997 de 5,9 fallecimientos por cada cien mil personas: la más baja desde el comienzo de la epidemia, menos de la mitad de la de 1992, cuando llegó a 12,6, y un tercio de la de 1995, cuando trepó a 15,6 por cien mil. Donna Shalala, secretaria del Centro Nacional de Estadísticas de Salud norteamericano, explicó que la caída en la mortalidad se debe ante todo al impacto de las terapias combinadas antirretrovirales, que ayudan a la gente con VIH a vivir más tiempo y en mejores condiciones de salud. Sin embargo, puntualizó la funcionaria, estos datos no significan que hayamos reducido significativamente la trasmisión del virus, y destacó que se estima que cada año tienen lugar 40.000 nuevas infecciones de VIH. El Centro de Estadísticas norteamericano comunicó que la cantidad anual de nuevas infecciones por VIH en Estados Unidos no bajó en los últimos años, y el número total de personas viviendo con VIH sigue creciendo. En la Argentina no se dispone de tasas de mortalidad por sida tan confiables. Las más aproximadas, a partir de datos del Ministerio de Salud y Acción Social, indican un descenso aproximado del 21 por ciento en la mortalidad por sida en 1997 con respecto al año anterior. La diferencia con las tasas norteamericanas sugiere la presencia de mayores trabas en el acceso a los medicamentos y/o en las complejas condiciones que requiere el cumplimiento de las terapias (ver nota de la sección Psicología en esta edición de Página/12). El doctor Héctor Pérez, infectólogo del Hospital Fernández y de la Fundación Huésped, dijo a este diario que en la Argentina y otros países menos desarrollados, es como si hubiera dos epidemias: la de los que saben que están infectados y se tratan, y la de quienes no lo saben. Hay 15.000 casos de sida registrados pero también hay entre 100.000 y 120.000 personas infectadas, la mayoría de las cuales lo desconoce. Entre los que saben que están infectados y se tratan, la mortalidad disminuyó gracias a los medicamentos actuales, que impiden o retardan la aparición de síntomas precisó Pérez. Los otros se enterarán demasiado tarde. Esta especie de duplicación de la epidemia se vincula con la insuficiencia de la prevención y con que no se trasmite a la población la conveniencia de que concurra a los centros de salud para hacerse el test:no promovemos un testeo masivo pero sí que quienes tengan alguna duda se hagan el análisis, porque los que acceden precozmente al tratamiento no se enferman, aunque continúen siendo VIH positivos, destacó Pérez.
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