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NO HAY INFORMATIZACION EN LAS UNIVERSIDADES
Bibliotecas fuera del futuro

Un estudio de la UBA reveló que la gran mayoría de las bibliotecas académicas no automatizó sus catálogos y sus servicios.

Acceso: "Para acceder a la información internacional, las bibliotecas tienen que estar automatizadas y bajo los estándares universales."

Carencia: "Que una biblioteca esté llena de computadoras y conectada con Internet no significa que esté informatizada. Falta invertir en software."

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Por Javier Lorca

t.gif (862 bytes) Cuando se trata de ir a la biblioteca, los estudiantes no tienen más remedio que conformarse con poco. Pese al vistoso despliegue de computadoras y a las promocionadas conexiones con Internet, el grado de informatización que poseen las bibliotecas universitarias es muy pobre: el 77 por ciento no automatizó la totalidad de sus catálogos de libros y revistas, el préstamo de textos, los servicios de referencia para la búsqueda de títulos y el control de la gestión administrativa. En síntesis, sólo el 3 por ciento de ellas ofrece un nivel medio de servicios informatizados, según un estudio del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas (UBA) que concluyó el mes pasado. "Para que las bibliotecas puedan acceder al circuito de información internacional, tienen que estar automatizadas y adaptadas a los estándares universales, necesarios para intercambiar y procesar los datos. En la actualidad, todas las bibliotecas académicas están en un nivel primario de informatización", alertó Nicolás Tripaldi, codirector de la investigación que abarcó a treinta bibliotecas académicas, públicas y privadas, de la Capital y el Gran Buenos Aires, y reveló una alarmante carencia de inversiones en tecnología de computación.

Más en detalle y prodigando porcentajes, los resultados del estudio muestran que el 77 por ciento de las bibliotecas universitarias no computarizó sus catálogos bibliográficos completos; que el 87 por ciento no controla con sistemas informáticos el préstamo y la circulación de los libros; y que el 97 por ciento tampoco automatizó ni el servicio de referencias para orientar a lectores y alumnos, ni las tareas de administración. "El problema no es sólo la falta de recursos. Es, sobretodo, la ausencia de políticas adecuadas de inversión, tanto en las universidades públicas como en las privadas, como en el resto de las bibliotecas populares o educativas", comentó a Página/12 Elsa Barber, directora del trabajo. Desde la biblioteca de la Facultad de Medicina de la UBA, María Teresa Di Bietro reconoció: "Todavía estamos en una etapa de desarrollo de la informatización. Para principios del año que viene esperamos tener automatizados los catálogos y los préstamos. Por ahora, hay sólo dos computadoras para acceder a Internet, pero no están disponibles para los estudiantes".

"Que una biblioteca esté llena de computadoras y conectada con Internet no significa que esté informatizada --aclaró Barber, también titular del Departamento de Bibliotecología de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA)--. De hecho, la mayoría tiene el hardware necesario, pero no ha invertido en lo más importante, el software. Y sin los programas adecuados no se puede realizar la automatización global de una biblioteca." El 42 por ciento de las unidades estudiadas trabaja con el programa Microisis, cuya mera difusión confirma la falta de inversión: se trata de un programa distribuido en forma gratuita por la Unesco. Además, sólo la mitad de las bibliotecas que lo utilizan hizo evaluaciones para chequear su funcionamiento.

El coordinador de la biblioteca de Ciencias Sociales (UBA), Jorge Elbaum, aceptó que "el programa de la base de datos es el Microisis e incluye sólo los libros y no las revistas". Y, desde la Universidad de Lanús, Elvira Lofiego contó: "Todavía no tenemos un software integrado para organizar la biblioteca. Por ahora usamos Microisis. La base de datos incluye libros y publicaciones periódicas. El objetivo es tener un software que, además del catálogo, incluya el control de préstamos, de consultas y de la administración".

"El mayor inconveniente del programa Microisis --advirtió Barber-- es que funciona como una base de datos y no como un sistema integrado de gestión bibliotecaria. E impide la adaptación a los estándares internacionales que permiten compartir la información." La ausencia de esos parámetros (difundidos en Europa, Norteamérica y también en Brasil, Perú y Venezuela, entre otros países) puede implicar la imposibilidad de acceder a publicaciones editadas en otras latitudes, aunque esto puede solucionarse a través de Internet. "Pero sin los estándares no se puede poner la propia producción nacional al alcance de las bibliotecas del resto del mundo. Si no nos subimos al carro ahora, nos vamos a quedar afuera", advirtió Tripaldi.

La datos de la investigación fueron relevados a lo largo de tres años y provinieron de las treinta bibliotecas académicas que aceptaron participar, sobre las 58 que funcionan en el área abarcada. Para los investigadores --entre los que también se encontraban Silvia Pisano y Valeria Werner--, el diagnóstico final es muy grave: "La modernización de las bibliotecas es un trabajo que la Universidad aún no encaró", aseguró Tripaldi, mientras Barber eligió ser más rotunda: "Todavía no se ha tomado conciencia del valor de las bibliotecas: son la base del conocimiento y sin ellas no puede haber ni enseñanza, ni investigación".

Mucho plan y pocos hechos

El estudio del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas (UBA) hizo foco en las bibliotecas universitarias porteñas y del conurbano bonaerense, pero respetó el anonimato de cada una de ellas. El informe reveló que, a pesar de los escasos logros obtenidos, muchas bibliotecas planificaron tareas de informatización.

* El 94 por ciento de las bibliotecas académicas desarrolló proyectos para informatizar sus catálogos de libros. Pero sólo el 64 por ciento comenzó a ejecutar esos planes.

* El 23 por ciento no planeó ni automatizó el proceso de préstamo de textos. Entre las que sí previeron esa tarea, el 46 por ciento la inició.

* Los catálogos informáticos para uso del público fueron planificados en el 30 por ciento de los casos, aunque solamente el 25 por ciento empezó las reformas.

* Casi el 40 por ciento de las bibliotecas directamente omitió proyectar la automatización de los servicios de referencia, para orientar la búsqueda de textos.

* El nivel de planificación y realización en la informatización de los catálogos de publicaciones periódicas (revistas) fue del 65 por ciento.

* En el 39 por ciento de los casos ni se planeó ni se automatizó el control de la adquisición de nuevos materiales.

* El mismo porcentaje se repite con respecto de la informatización de la gestión administrativa de las bibliotecas.

 

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