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El cronograma de Urso le deja tiempo a Balza

El juez Urso tiene previstas veinte citaciones. Por ahora estudia la situación de Balza, que viaja a Londres con Menem a fin de mes.

 

El jefe del Ejército Martín Balza: “Estoy a disposición del juzgado”.
Por ahora, el juez estudia la acusación fiscal de 200 fojas.

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Por A. M.

t.gif (67 bytes) El juez federal Jorge Urso ya comenzó a analizar las 200 fojas del dictamen del fiscal Carlos Stornelli, en el que acusa al jefe del Ejército, general Martín Balza, de asociación ilícita y pide que sea indagado. Fuentes judiciales afirmaron a Página/12 que en una primera apreciación ese delito no aparece aún perfilado, lo que no implica que quienes comparten la lista con Balza puedan ser acusados luego por otra violación de la ley. El cronograma que se ha fijado el juzgado permite que el jefe de Ejército pueda ir tranquilo a Inglaterra a fin de mes con el presidente Carlos Menem, pero las mismas fuentes aseguraron que ese viaje no influirá ni para acelerar ni para retardar la futura citación del militar.
En forma simultánea al estudio del pedido de la fiscalía, Urso comenzará a fin de mes a tomar declaración indagatoria a un grupo de trece imputados que integraron la resolución contra Antonio Erman González, entre los cuales se encuentran el hermano del ministro de Justicia, Nicolás Granillo Ocampo, el actual viceministro de Defensa, Jorge Pereyra de Olazábal, el ex vicecanciller y actual diputado bordonista Juan Carlos Olima y el ex viceministro de Economía, Carlos Sánchez.
El 29 de octubre están citados los coroneles retirados y ex directivos de Fabricaciones Militares Carlos Núñez, Pedro Caballero y Haroldo Fusari. Estas citaciones habían sido propuestas por el fiscal Carlos Stornelli, cuando los acusó –junto a Erman González– por falsedad ideológica de instrumento público. Los 11 ex funcionarios y militares retirados pasaron por Fabricaciones Militares o firmaron documentación referida a la venta de armas.
El magistrado habría dejado para más adelante el caso de Olima, que goza de la inmunidad que le dan sus fueros parlamentarios. La Comisión de Juicio Político de la Cámara baja no accede a tratar este tema, como tampoco el pedido de enjuiciamiento contra el ministro de Trabajo, Antonio Erman González. Tanto Olima como Sánchez integraron la comisión interministerial que debía controlar la exportación de material bélico.
Pereyra de Olazábal –actual número dos del ministro Jorge Domínguez– fue interventor en Fabricaciones Militares y deberá declarar por la falsedad del decreto que aprobó la provisión de armas a Bolivia. Nicolás Granillo Ocampo fue director de Fabricaciones Militares de abril a setiembre de 1990 y desde esa fecha hasta abril de 1991 fue presidente del organismo.
El juez Urso ha pedido licencia y partir del 19 de octubre terminará de tomar 12 declaraciones testimoniales vinculadas a la investigación correspondiente al desvío de armas a Croacia.
En los pasillos de los tribunales de Comodoro Py tuvo fuerte repercusión el pedido del fiscal Stornelli en contra del general Balza. Fuentes judiciales afirmaron a este diario que el magistrado que lleva la causa “se tomará el tiempo necesario para decidir sobre el destino del jefe del Ejército”. En un intento de mostrar en los hechos que se ha “puesto a disposición de la Justicia”, el Ejército le enviará hoy a las ocho –con retraso– cierta documentación que Urso había solicitado: son 42 mil fojas, en doce cajas, cada una de 40 por 50 centímetros.
El ex ministro de Defensa y procesado en la causa, Oscar Camilión, declaró ayer no estar sorprendido por el pedido de indagatoria a Balza y, aunque no cargó las tintas sobre el militar, admitió como posible que haya existido una estructura paralela dentro del Gobierno que fomentó la venta de armas. “Ciertamente no se puede hacer un negocio de esa naturaleza sin tenerla”, razonó. Camilión manifestó su desconcierto a raíz de la presunta falsedad ideológica que ahora le imputa Stornelli por haber rubricado los decretos que autorizaron la operación. “Lo firmamos tres ministros”, recordó, en alusión Guido Di Tella y a Domingo Cavallo, quien ni siquiera fue convocado hasta ahora como testigo en la causa.

 

Un general prófugo

El ex director de Producción de Fabricaciones Militares, general de brigada retirado Angel Vicario, pasó a ser ayer prófugo de la Justicia en una de las causas que investiga el contrabando de armas. Así, en esa condición, lo declaró el juez en lo Penal Económico Julio Speroni, quien ordenó la detención del militar tras su ausencia injustificada a la audiencia indagatoria prevista para el martes pasado. A Vicario se le imputa el delito no excarcelable de contrabando agravado por su presunta participación en el desvío de 200 toneladas de pólvora de la Fábrica Militar cordobesa de Villa María –que debían ser incineradas– a Croacia en 1993. Después de un infructuoso allanamiento al domicilio particular del militar en Santa Fe y Callao, donde sólo se encontró a su hija, Speroni –en quien recayó la investigación de ese ilícito– solicitó ayer a la Gendarmería y la Prefectura Naval que impida su salida del país, si es que así lo intenta. También la Policía Federal recibió instrucciones de buscar a Vicario. Vicario es el segundo funcionario de alto rango que la justicia pretende detener con vinculación el escándalo de las armas. El anterior fue Luis Sarlenga, ex interventor en Fabricaciones Militares estrechamente ligado al actual ministro de Trabajo y ex de Defensa Antonio Erman González.


Réplica de Jaunarena

El ex ministro de Defensa radical, Horacio Jaunarena, acusó ayer al titular de la cartera de Trabajo, Antonio Erman González, de “tratar de descargar culpas” por su presunta vinculación en el desvío de armas a Ecuador y Croacia al cuestionar a la administración de Raúl Alfonsín por vender armamento a Perú entre 1985 y 1987. Jaunarena destacó que “las diferencias” entre ambas operaciones “son sustanciales” porque la gestión radical “vendió de gobierno a gobierno, no se recurrió a terceros países ni a triangular ni tampoco a intermediarios”. Aclaró también que entonces “no existía ninguna veda para vender armas a ninguno de los países a los que se les vendió” y subrayó que “todo el mundo supo cómo se pagó, quién pagó, cómo se cobró y adónde está el dinero, cosa que ahora tampoco se sabe”.

 

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