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![]() El documento conjunto del FMI y de la delegación brasileña ante el FMI, difundido ayer, subraya la determinación (de Brasil) de poner rápidamente en práctica un programa fuerte y sostenido de ajuste fiscal, diseñado para estabilizar la relación Deuda Pública/PBI para el año 2000. Las medidas necesarias para asegurar este resultado dice serán anunciadas tan pronto sea posible durante el mes de octubre. Además, resalta el compromiso de las autoridades brasileñas con su actual régimen de tasa de cambio, el mantenimiento de una política flexible de tasas de interés, la no imposición de ningún control sobre los flujos de capital, el pleno servicio (pago) de la deuda pública externa y doméstica, y la continuación de sus esfuerzos de reforma estructural en el sistema de seguridad social, los sistemas impositivo y financiero, el sistema y las instituciones presupuestarias, el mercado laboral y las privatizaciones. Por último, señala el pleno apoyo de la gerencia del FMI a estas políticas, y anticipa que continuarán las discusiones con la meta de llegar a un pronto acuerdo en un detallado programa de políticas fiscales, macroeconómicas y estructurales, que pueda ser respaldado financieramente por el FMI y otros miembros de la comunidad internacional. El mercado bursátil de Brasil, al conocer que el acuerdo no se traduciría en medidas inmediatas, reaccionó con una caída del 3 por ciento, pero luego fue recuperándose hasta terminar, en San Pablo, con signo levemente positivo (ver aparte). Cardoso había ido un poco más allá en una entrevista televisiva el miércoles por la noche, cuando señaló que Brasil debería ahorrar no menos del dos por ciento del PBI, equivalente a un recorte fiscal de casi 20 mil millones de dólares para el próximo año. El verdadero desafío para Brasil es determinar dónde recortar, comentó Mauro Schneider, economista jefe de ING Baring en San Pablo. Es el momento de adoptar medidas preventivas, expresó Malán en una conferencia de prensa que dio en Washington, y mencionó que la comunidad internacional es consciente del papel clave que juega el país y la necesidad de recurrir en su apoyo para evitar un contagio al resto de la región. Pero recordó que el presidente retrasó hasta más allá del 20 de octubre la presentación del plan de ajuste. Para ese día, cinco jornadas previas a la segunda vuelta para la elección de gobernadores, el mandatario pidió que el Ministerio de Hacienda le presente el programa fiscal para los próximos tres años. Según interpretaban ayer los analistas en Washington, dicho programa sería la base para la firma de una suerte de acuerdo de facilidades ampliadas con el FMI, en el otorgamiento de un paquete crediticio del orden de los 30 mil millones de dólares a cambio del compromiso de cumplimiento de determinadas metas fiscales. El plazo que le dio el FMI para presentar el plan de ajuste es el 31 de octubre. Cardoso postergaría los anuncios hasta después del 25 para evitar perjudicar, con las duras medidas, a sus candidatos aliados en los cinco principales estados federales. Ayer, Camdessus expresó, sin embargo, que no me sorprendería que Brasil tomara precauciones, o algún tipo de medidas antes de que se firme el acuerdo. Lo que Brasil hace es protegerse del huracán, señaló el director gerente del FMI. James Wolfensohn, presidente del Banco Mundial, excluyó por su parte a su institución del paquete de fondos que recibirá Brasil. Participaremos en el plan de ayuda global, pero no proporcionando liquidez, sino a través de los programas sociales del Banco, aclaró.
INGLATERRA BAJO LAS TASAS Y CALMO A LOS
MERCADOS
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