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OPINION
Los líderes y las reglas
Por Mario Wainfeld

Una de las incomodidades de las normas republicanas es que a veces se contraponen a la aplicación del principio democrático. En una república, muy a menudo, no puede hacerse “lo que la gente” (o el pueblo, o su mayoría) anhela porque hay normas que lo impiden: tales como mandatos por plazos determinados, límites a las facultades de los funcionarios. El sistema republicano privilegia a las reglas sobre los liderazgos.
La Alianza opositora se opuso a la virtual re-reelección del presidente Menem oponiendo al argumento “ultrademocrático” de los peronistas (dejar que sea la gente la que decida) razones institucionales. Los opositores no discutieron las virtudes personales del presidente ni aceptaron sujetarlas al máximo mecanismo de debate público: las elecciones.
El jefe del Ejército Martín Balza es un importante líder militar, de lejos el más significativo desde la reinstalación democrática. Es más que posible que sea recordado por dos hechos que han oxigenado la democracia: por la –parcial pero inédita– autocrítica de la conducta de las Fuerzas Armadas y la “absolución de posiciones” frente a los padres del conscripto Omar Carrasco. Balza es, además, un funcionario menemista con inusual –por alto– nivel de diálogo y tolerancia con la oposición. Seguramente no será reemplazado por alguien que haga su tarea mejor que él.
Eso explica que, en medio del fragor de denuncias sobre el escándalo de las armas, la Alianza casi nunca mencione a Balza. Por ejemplo, su paseo por la comisión investigadora del Congreso sólo fue perturbado por la obstinación personal del diputado frepasista Horacio Viqueira de interrogarlo a fondo.
El tacticismo opositor de proteger a un líder considerado insustituible estableciendo para él un reglamento propio se parece demasiado a algunas prácticas del menemismo (que también banca a Balza). Es incongruente que la oposición pida la renuncia a Erman González por sus responsabilidades políticas innegables y no actúe simétricamente con Martín Balza, quien actuó muy parecido a Erman en muy parecidas circunstancias y desde muy parecido nivel de responsabilidad.
Las reglas republicanas son impersonales y a veces crueles. Las virtudes que adornan a Balza, su liderazgo, su personalidad, su supuesta condición de irreemplazable no deberían servir de argumentos para eximirlo de los pedidos de renuncia así como las virtudes que adornan a Menem, su liderazgo, su personalidad, su supuesta condición de irreemplazable no fueron aceptados como argumento para habilitar su re–reelección.

 

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