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El Banco Mayo fue suspendido por el Banco Central
Para el Citi o se divide en pedazos

Finalmente, después de una fuerte corrida el Mayo tuvo que cerrar sus puertas. El  Central alienta el desguace y la concentración.

 

Trabajadores del Mayo durante la jornada de la toma de la casa central de la entidad bancaria.
Acusan a Pedro Pou, titular del BC, por la caída del banco. Hay en juego unos 3400 empleos.

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Por Pablo Ferreira

t.gif (67 bytes) Ayer fue el último día del Banco Mayo. Sus puertas se cerraron a las dos de la tarde, antes de concluir el horario habitual de la city. La crisis del banco que preside Rubén Beraja conmocionó a la comunidad judía, que pierde así un importante soporte financiero. El desasosiego también involucró a millares de ahorristas que tienen en el Mayo unas 280 mil cuentas. En tanto, los 1800 empleados de la entidad, tras decidir paralizar las actividades después del mediodía, se mantenían en asamblea permanente ante el temor de despidos masivos (ver aparte). El Central salió a tranquilizar a los depositantes destacando que “cualquier solución que se adopte los depositantes podrán obtener sus acreencias”. Quedaron atrapados en el banco, luego de la corrida que se llevó más de 200 millones de dólares, más de 800 millones.
Ahora sólo resta saber si a partir del martes próximo la entidad cooperativa estará en manos del Citibank o empezará a ser desguazado entre seis bancos líderes. A esta situación se llegó tras conocerse durante la tarde de ayer las deserciones del Banco de la Provincia de Buenos Aires y del Tornquist-Central Hispano. Pese a que el BC había fijado al viernes como fecha límite para resolver esta crítica situación, trasladó su decisión para hoy a las 11. Mediante un escueto comunicado el organismo que preside Pedro Pou explicó la impasse señalando que falta la presentación de las propuestas “del Citi y del pool de bancos”. No obstante, una fuente muy próxima al organismo monetario admitió a Página/12 que la propuesta del Citi había sido rechazada porque requería la intervención previa de su cúpula en Estados Unidos. La fuente descontó, de esa manera, que el destino inevitable del Mayo será su atomización.
“No llegamos”, destacó un vocero del Banco de la Provincia de Buenos Aires. El ejecutivo explicó que “lamentablemente la inamovilidad del plazo fijado por el Banco Central no permitió que pudiéramos elaborar una propuesta seria”. La marcha atrás de su candidato favorito fue un fuerte golpe para Beraja que cifraba en el Provincia su mayor esperanza de salvar al Mayo. Esta alternativa política, fue puesta sobre el tapete el martes último. El titular de la DAIA logró hacer converger la necesidad de un salvataje inmediato para su institución que, además, le permitía conservar parte de la entidad, y las conveniencias electorales del gobernador bonaerense Eduardo Duhalde. Respecto de la inesperada ausencia del Tornquist-Central Hispano, que sonaba como uno de los oferentes más firmes, Beraja la atribuyó a “problemas internos” del banco manejado por el grupo chileno Luksic.
La crónica negra del Mayo empezó a cerrarse cuando comenzó a sufrir una importante corrida de depósitos y de las colocaciones canalizadas por su off-shore. La sangría se volvió cada vez más intensa al conocerse su debilitada posición. La venta de su participación en la AFJP Previsol por nueve millones de pesos fue apenas una gota en el desierto. Y los cuantiosos redescuentos que le transfirió Pou sólo sirvieron para ganar un poco de tiempo. En realidad la cuenta regresiva empezó con la compra del Patricios, integrado en julio pasado, que le sumó una inesperada carga a sus cuentas que ya mostraban algunas fisuras. A ello se sumó la fallida venta de su activo más importante, Provencred, al fondo de inversión Newbridge que, además, la crisis depreció en forma drástica. Su reciente venta al Galicia no le permitió disponer de los 160 millones de pesos en bonos acordados al quedar subordinada su concreción a la venta total de la entidad.
También Beraja debió pelear con Pou que desde el primer momento se inclinó por desmembrar al Mayo. En una insólita política Pou afirmó que no quiere “bancos cerrados, étnicos”, según relató Beraja. Esa postura hasta ahora increíblemente no provocó la reacción de los políticos de la oposición, reclamando explicaciones al titular del Central, que hamostrado en estos años su intención de concentrar el sistema en pocas y extranjeras manos.

 

Al estilo menemista
Por Alfredo Zaiat

Para la comunidad judía, no para los dirigentes, nunca fue conveniente que un banquero sea el máximo referente de la colectividad. No sólo porque alimenta viejos prejuicios, sino porque el banquero, en este caso Rubén Beraja, y las instituciones de la comunidad, clubes, templos y escuelas, estarían tentados –y ciertamente lo estuvieron– a confundirse. El Mayo debió ser un banco como todos los otros, con sus fortalezas y debilidades, pero no soporte financiero de organizaciones de la cole. Y menos ámbito de aventureros para enriquecerse a costa de desprevenidos ahorristas. Pero todo se confundió. La crisis económica castigó a la mayoría de las instituciones de la comunidad, que vieron cómo sus integrantes acompañaron el deterioro general de la clase media. Menos socios en los clubes, menos alumnos en la red escolar y más pobres para atender por la red de solidaridad. Y qué mejor que tener un banquero, que además tiene influencia política, para sostener estructuras que son de años pasados, de una Argentina integradora y con perspectivas de crecimiento para todos. Beraja fue para muchos el salvador, lugar que también quiso compartir con soberbia el tesorero de la AMIA, Sergio Spolski –otro banquero caído en desgracia al desmoronarse el Patricios–. Y lo trágico para la colectividad es que Beraja se lo creyó. Abría la billetera del banco y rescataba financieramente a un club o a una escuela. Así era rodeado de obsecuentes y de resignados a idolatrarlo por su dinero salvador. Ahora, la forma de hacer política y negocios de la era menemista que ha copiado la dirigencia de la comunidad ha tenido el triste final que se merecía.


“Habrá graves problemas”

“La colectividad judía hará todo el esfuerzo para sobrevivir.” Sin ocultar el dramatismo con que esa comunidad vive la caída del Banco Mayo, el embajador de Israel, Itzahk Aviran, se refirió a las graves consecuencias que ello traerá para numerosas instituciones. Tras entrevistarse ayer con el gobernador bonaerense, Eduardo Duhalde, Aviran sostuvo que “el Banco Mayo siempre apoyó económicamente a la comunidad judía”, y sin su asistencia “habrá graves problemas”. Sin embargo, antes de que se conociera que la entidad fuera suspendida por el Banco Central, el embajador se esperanzó en que “finalmente su suerte termine de buena manera”. En cuanto a la reunión con Duhalde, dijo que “no se habló una palabra” acerca de la posibilidad de que el Banco Provincia absorbiera al Mayo, con lo que esta última institución hubiera evitado su caída. Pero, finalmente, esa alternativa se frustró. El cónclave, comentó Aviran, se limitó a ajustar algunos detalles de la visita que Duhalde hará a Israel el próximo 25 del corriente.

 


 

Los trabajadores tomaron la casa central del banco
“El culpable de todo es Pou”

Por Santiago Rodríguez

t.gif (862 bytes) “Sea que lo vendan o lo desguacen, lo que nosotros queremos es que quien venga garantice que todos vamos a seguir trabajando acá”. Eso es lo que demandan los empleados del Banco Mayo, que desde ayer a la tarde ocupan las sucursales de esa entidad, y responsabilizan al presidente del Banco Central, Pedro Pou, por su caída. “A Pou lo único que le interesa es reventar a los bancos chicos en pos de la extranjerización del sistema financiero”, dicen. Con más de 100 sucursales, el plantel del Mayo ronda las 1800 personas, más 1400 empleados de otras tres empresas vinculadas a la entidad.
Mucho cigarrillo, café, llamados telefónicos para interiorizarse sobre la situación en otras sucursales y permanentes corrillos, como en cualquier empresa a punto de cerrar, caracterizaron la toma de la casa central del Mayo, en la esquina de Sarmiento y Maipú. “Acá hay muchos dramas porque, encima, son varias las familias que tienen más de una persona trabajando en el banco”, comentó a Página/12 un empleado del área de Comercio Exterior de la entidad, en la cual trabaja también su hija.
En la casa central comenzó la ocupación, a la que se plegaron otras sucursales. Los empleados se mantendrán en alerta dentro de las agencias durante todo el fin de semana largo. La toma se resolvió poco antes del horario de cierre al público en una asamblea del personal, ante la llegada de funcionarios del Central y representantes del Citibank con la intención de hacer un inventario con miras a un eventual traspaso del Mayo a la entidad norteamericana. “Nosotros no aceptamos ninguna operación de venta sin que antes el eventual comprador se reúna con los trabajadores y garantice la continuidad de las fuentes de empleo”, explicó la delegada general de la seccional Buenos Aires del Mayo, Susana Saldúa.
El banco tiene otras tres empresas vinculadas: la de tarjetas de crédito Provencred, la comercializadora Mequeve y Pluscard, a través de la cual se atendía el área de créditos. En total, esas compañías reúnen a unos 3200 empleados ganados por la incertidumbre tras la caída del banco.
Las conversaciones que los trabajadores mantuvieron hasta ahora con las autoridades del Mayo y con funcionarios del Central resultaron infructuosas. Los empleados acusan a Pou de haberle bajado el pulgar a la entidad para provocar su caída y poner obstáculos a un acuerdo con los posibles compradores que asegurarían la continuidad laboral.
Saldúa aseguró que durante una reunión que los representantes gremiales mantuvieron ayer con funcionarios del Central “nos dijeron que el Banco Provincia no tenía interés en la compra, cuando a nosotros nos llegó una nota de la entidad bonaerense, donde dice que no le dan suficiente tiempo para analizar la operación. También señalaron que nuestro reclamo representaba una traba para los interesados en comprar”. De ese encuentro participó también el presidente del Mayo, Rubén Beraja, y tampoco ofreció garantías a los empleados.
“Pou fue a Washington, dijo que el sistema financiero argentino estaba diez puntos y un día después se cae el Mayo”, destacaron los empleados. Según ellos, esa situación responde a la decisión política de “concentrar el manejo de la banca en las entidades internacionales, política que se acordó con el Fondo Monetario Internacional”. Y agregaron que “el responsable es Pou, a quien se le renovó el mandato al frente del Central después de encajar al Mayo el paquete del Patricios”.

 

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