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 Setenta y
cuatro llamas temblaban anoche en el Aeroparque Jorge Newbery, una por cada uno de los
muertos en el peor accidente de aviación de la historia argentina. Las velas fueron
encendidas por los familiares de las víctimas de la aeronave de Austral –que cayó
hace un año sobre la localidad uruguaya de Fray Bentos, mientras cumplía el trayecto de
Posadas a Buenos Aires–, en la inauguración de un monumento en su memoria. Además,
sesenta de las familias damnificadas presentaron una demanda conjunta contra la empresa de
aviación, la Fuerza Aérea Argentina y la compañía fabricante del avión. Entretanto,
los auxiliares de a bordo suspendieron el paro que habían dispuesto para hoy en reclamo
de mejores salarios y seguridad.El monumento fue bendecido por el sacerdote Luis Farinello; Moisés Satz –padre del biólogo Mario Satz, una de las víctimas– leyó una oración del ritual judío. La obra fue costeada por los familiares e incluye una placa con los nombres de todos los fallecidos. “Juntos volaron hacia la eternidad, juntos permaneceremos hasta encontrarnos”, queda escrito. La acción judicial emprendida por los deudos está a cargo del estudio norteamericano Donald J. Nolan, que ya litigó contra Mc Donnell Douglas por el caso del avión de Aeroperú que cayó en 1996, y litiga por el de TWA, que cayó el año pasado en Nueva York. Norberto Caputo, uno de los deudos, destacó que, “según el informe de la Junta de Investigaciones de la Fuerza Aérea del Uruguay, el avión carecía de la alarma indicadora del mal funcionamiento de los tubos ‘pitot’, que marcan la velocidad del avión. Por lo tanto el avión no estaba en condiciones, pese a lo cual la Fuerza Aérea lo habilitó. Además los pilotos no estaban suficientemente entrenados para situaciones de emergencia”. Un vocero de la empresa Austral dijo a este diario que “cuando hay un accidente aéreo es lógico que haya una demanda judicial. Pero la empresa cuenta con los seguros necesarios para cubrir cualquier tipo de contingencia; el juez decidirá si corresponde o no y cuáles son los montos”. El vocero destacó también que “lo que produjo la Fuerza Aérea del Uruguay es sólo un informe preliminar, que debe ser complementado por los informes de la Fuerza Aérea Argentina y del organismo de control de Estados Unidos, donde se fabricó el avión. Recién después los uruguayos emitirán el informe definitivo”. Si bien la ley establece una fase de mediación obligatoria previa a que se sustancie la demanda, se descuenta que esta fase no prosperará y la decisión quedará en manos del juez. En el acto de ayer Viviana Rumachella, hermana de una de las azafatas que fallecieron en el accidente, destacó “la iniquidad de la actual Ley de Riesgo de Trabajo: los deudos de los trabajadores casados y con hijos reciben una suma mensual de sólo 150 pesos, y si el trabajador fallecido no era casado ni tenía hijos, nadie recibe indemnización: el costo de la muerte de un trabajador en estas condiciones es, para la empresa, de cero pesos”. Rumachella sostuvo que “se quiere introducir en la opinión pública la idea de que la culpa del accidente fue de la tripulación: se magnifica el error de los pilotos porque es fácil echar la culpa a quien ya no puede defenderse, pero la empresa no dio garantías de seguridad a sus propios empleados y el Estado no controló, el Estado no exige que los empresarios inviertan en seguridad”. La Asociación Argentina de Aeronavegantes, que representa a los auxiliares de a bordo, suspendió el paro que había dispuesto para hoy -pidiendo mejoras salariales, laborales y de seguridad–, en razón de que el Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria. Por su parte, la Asociación Personal Técnico Aeronáutico y la Asociación del Personal Aeronáutico desmintieron los términos de una solicitada publicada ayer por la empresa Austral, según la cual consideraban “inoportuno” el paro de los aeronavegantes. Hoy a la una de la tarde en Fray Bentos, en el sitio donde cayó el avión, se inaugurará una estela recordatoria.
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