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Cayó el primer “buscado”: un autor de la masacre de Budge

Un informante que vio su nombre entre la lista de delincuentes buscados condujo hasta el ex sargento Isidro Romero. Once años atrás participó de la masacre junto a otros dos policías.

Romero vivía con su mujer en una casa de La Matanza, pero casi nunca salía.
Fue un cazarrecompensas quien permitió encontrar a quien la policía tenía por inhallable.

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t.gif (67 bytes)  Once años después de la masacre de Ingeniero Budge, identificada como el primer caso de gatillo fácil policial, el ex sargento Isidro Rito Romero fue detenido ayer al mediodía en una casa del barrio Virrey del Pino, en la localidad de La Matanza. El policía había sido condenado a 11 años de prisión por el asesinato de tres jóvenes, pero estaba prófugo. Los datos que dieron con el paradero de Romero fueron aportados por un informante de identidad reservada que se presentó para cobrar la recompensa que el gobierno provincial ofrece hace cuatro meses, cuando difundió una lista de delincuentes buscados y activó a los “cazarrecompensas”. La detención de Romero es la primera que se logra por medio de este sistema. En cambio sus dos cómplices, el suboficial principal Juan Ramón Balmaceda y el ex cabo Jorge Miño, todavía están prófugos.
Isidro Romero permanece desde ayer a disposición de la Cámara Criminal y Correccional de Lomas de Zamora. Finalmente empezará a cumplir detrás de las rejas con la sentencia que esquivó desde el 30 de marzo de este año. Prófugo de la Justicia, vivía encerrado en una casa prefabricada ubicada en la calle Machado del humilde barrio de Virrey del Pino, en La Matanza. Prácticamente no se dejaba ver. Sólo su mujer entraba y salía todos los días para trabajar, mientras Romero la aguardaba en compañía de su hijo.
Pero ayer el operativo policial quebró con la monotonía en que transcurrían sus días. Según contó a este diario el comisario Abel Ióppolo, que estuvo a cargo del procedimiento, “el mismo Romero nos abrió la puerta, estaba totalmente sorprendido y no ofreció resistencia”. Eran las 12 del mediodía y se preparaba para almorzar con su familia. Romero no tenía documentos y había cambiado su aspecto físico. “Se dejó crecer los bigotes, engordó varios kilos y tenía la tez más curtida”, confió una fuente policial.
Pero los diez hombres que participaron en el operativo no dudaron de su identidad. Vigilaban esa propiedad desde hacía un mes, cuando un informante aseguró que allí se escondía uno de los prófugos que contaba con un pedido de captura nacional e internacional. En la única salida que Romero hizo en los últimos treinta días, la policía logró fotografiarlo y comparó esas imágenes con las fotos de archivo que tenía de los dos juicios que decidieron su condena. Tras un mes de tareas de inteligencia y con la seguridad de que se trataba de Romero, allanaron la casa y lo detuvieron.
Tanto Romero como sus dos cómplices, el ex suboficial mayor Ramón Balmaceda y el ex cabo Jorge Miño, fueron condenados en dos ocasiones a 11 años de prisión por el crimen de tres jóvenes que tomaban cerveza en la esquina de Figueredo y Guaminí, en Ingeniero Budge. En ese lugar, Oscar Aredes (19), Agustín Olivera (26) y Roberto Argarañaz fueron baleados por la espalda y murieron acribillados al recibir más de 34 disparos, según se determinó en los peritajes. El primer juicio fue anulado y en el segundo, en 1994, quedó demostrado que los policías dispararon a mansalva contra los tres chicos, tras lo cual les “plantaron” dos armas para simular un enfrentamiento. Pero del testimonio de varios testigos, entre ellos familiares y vecinos de las víctimas, se comprobó que sólo los policías habían disparado a los jóvenes indefensos. Sin embargo recién fueron exonerados de la fuerza el 14 de mayo de 1997.
Desde que ocurrió el asesinato, el 8 de mayo de 1987, los policías estuvieron en prisión apenas unos días. Tras once años de proceso judicial, la Sala II de la Cámara Penal de Lomas de Zamora libró su orden de detención el 31 de marzo de este año, Pero cuando la policía fue a detener a los condenados, ninguno de ellos estaba en sus casas.

 

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