Por Carlos Rodríguez
En mayo pedí
al doctor (Adolfo) Bagnasco que prohibiera estos juegos de la TV porque son juegos de azar
ilegales, pero el caso avanzó poco y el concurso sigue. El fiscal Martín López
Perrando fue quien dio, desde la Justicia, el puntapié inicial contra la utilización de
los 0-600 en concursos como el organizado en el programa de Susana Giménez, pero a cuatro
meses de su denuncia dice que esperaba resultados inmediatos en la causa que
lleva el juez federal Bagnasco. También pedí que se le tome declaración
indagatoria (como imputados) al presidente de Lotería Nacional (Félix Gaibisso) y a los
directivos de Hard Communication, pero nadie fue citado. Cuando se le pregunta si
cree que la demora es injustificada, López Perrando se ataja y dice que no pretende
pelearse con nadie, pero insiste: Es una causa sencilla donde hay mucha
prueba documentada.
Los juegos de azar están prohibidos por definición y tiene que haber una ley
expresa que los autorice para que se puedan explotar, recalcó López Perrando en
alusión a la plena vigencia de la ley 6618, del 17 de junio de 1957. Allí se tipifica
como juego de azar todo aquel que se haga por dinero o valores en que
las ganancias o las pérdidas dependan en forma exclusiva o preponderante de la
suerte. En una entrevista con Página/12, el fiscal también se refirió a la causa
en la que se investiga el presunto fraude del que ha sido víctima la Fundación
Felices los Niños, que preside el padre Julio Grassi. Esa causa la lleva el
juez Facundo Cubas y López Perrando es denunciante de Hard Communication, la empresa que
organiza el concurso de Susana Giménez.
¿Por qué hizo la denuncia por presunto juego ilegal?
Todo comenzó el 30 de abril, cuando Hard Communication publicó las bases del
entretenimiento (así lo denominaban ellos) Su Llamado, en cuyos puntos
explicativos se advierte con total claridad que es un juego de azar prohibido por la Ley
de Juego 6618. La denuncia la hice el 19 de mayo y el 26 de ese mes el Poder Ejecutivo
dicta el decreto 588/98, admitiendo que hay que reglamentar los concursos por TV.
¿Le pareció sugestiva esa inmediata reacción?
Lo que me pareció extraño es que Lotería Nacional, que tiene el poder de policía
sobre los juegos de azar, no haya intervenido antes que yo. Por eso es que pido la
indagatoria del presidente de Lotería Nacional, porque hay aquí un presunto
incumplimiento de los deberes de funcionario público.
¿La investigación pone en tela de juicio los servicios de audiotexto?
Los audiotextos sirven en tanto brinden un servicio al usuario. Para eso están
legalmente autorizados. Lo que no se puede hacer es armar una timba telefónica. Esto es
como tener un martillo: si uno lo usa como herramienta de trabajo está bien, pero otra
cosa es usarlo para matar a una persona. Los juegos por TV, además de no contar con
aprobación como juego de azar, tampoco están comprendidos entre los servicios de
audiotexto de telefonía autorizados por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones. Hay
líneas habilitadas que realizan colectas o donativos, pero no se pueden organizar
concursos que en los hechos son juegos de azar que están prohibidos.
¿Y qué es lo que pidió que se investigue en la causa por presunta defraudación
contra la Fundación Felices los Niños?
Hay que analizar la autorización que otorga, el 29 de mayo de 1997, la
vicepresidencia de Lotería Nacional, que responde en forma positiva a la propuesta de
Hard Communication de realizar su entretenimiento televisivo. Para que pueda
haber un juego de azar, tiene que haber una ley que lo permita, de manera que hay que
revisar eso. También hay que ver la posterior autorización que otorgó el secretario de
Desarrollo Social de la Nación (en esa época estaba en el cargo el doctor Eduardo
Amadeo). Lo curioso es que el juego había sido autorizado con fines benéficos meses
antes de que se acordara con la entidad beneficiaria.
Además hay puntos oscuros en el contrato entre Hard y el padre Grassi.
Hay un lenguaje ambiguo que podría ser el punto de partida del dolo. La fundación
autoriza a la empresa para que organice un entretenimiento para
optimizar una colecta, pero el bizarro idioma utilizado parece haber sido
desplegado para crear confusión y eso es lo que digo en la presentación que hice el 16
de setiembre pasado. Se dice que un 19 por ciento de las utilidades deben ser
destinadas a la fundación, que después sólo recibe el 7 por ciento del monto total
recaudado. La pregunta entonces es: ¿cuál es la utilidad a la que se alude?
¿Cómo es posible que el organizador de un entretenimiento autorizado con
fines benéficos se lleve el 93 por ciento de lo que debería corresponderle a la
fundación, que es la entidad beneficiaria?
¿Y cuál sería la síntesis de lo que debe investigarse?
Acá parece que los piadosos donativos de los cientos de miles de concursantes no
tenían como fin último la fundación del padre Grassi sino las arcas de Hard
Communication. Si la gente llama para jugar, se trata de un juego y eso es ilegal. Si la
gente llama para donar, es muy posible que le estén sacando la plata al supuesto
beneficiario y es una estafa. Esto no cierra por ningún lado.
La diva que siempre zafa La
situación de Hard Communication aparece comprometida, pero hasta ahora no hay nada que
vincule directamente a Susana Giménez. Una fuente judicial dijo a este diario que
el nombre de la diva no aparece en el contrato firmado entre Hard y el padre Julio Grassi,
y tampoco en los balances de la empresa como receptora de alguna porción de las
utilidades del millonario concurso televisivo. De todos modos, Susana sigue bajo la lupa
de los fiscales, que están desorientados por algunos rubros que figuran en los balances
de Hard, entre ellos el que se refiere a los gastos por publicidad y que asciende a dos
millones y medio de pesos.
Niklison, en su presentación ante el juez Facundo Cubas, pidió que se investigue ese
rubro por entender que resulta extraño que se le haya pagado a Telefé en concepto de
publicidad por la promoción del concurso. Esto es así porque es el concurso
el que promociona al canal de televisión y al programa de Susana. Ese dinero puede
corresponder a otro tipo de gastos, es la hipótesis que manejan los investigadores.
Otra fuente calificó de alevosos algunos datos del balance realizado por Hard
Communication al 31 de diciembre de 1977. En el punto 3.7 de ese balance se deja
constancia de un anticipo de 60.000 pesos que se pagó al padre Grassi. En el mismo lapso,
en el punto 3.3, se consignan gastos de los socios de Hard por la suma de 482.100 pesos.
Ocho meses de escándalo
* En febrero, Raquel Jaskelson denunció ante el juez Facundo Cubas que en su factura
telefónica le habían cargado llamados al programa de Susana Giménez que ella dice no
haber realizado. En primera instancia fueron sobreseídos Hard Communication y los
responsables del ciclo, pero el 16 de setiembre la Cámara del Crimen revocó el fallo y
ordenó profundizar la investigación. A la causa se sumaron otras 260 denuncias por
presunta estafa a usuarios telefónicos.
* En mayo, el fiscal Martín López Perrando pidió al juez federal Adolfo Bagnasco que
prohibiera los juegos de azar por televisión. El juez allanó Lotería Nacional y la
Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC). La causa es por supuesta violación a la Ley
de Juegos y por incumplimiento de los deberes de funcionario público por parte del
directorio de Lotería.
* En agosto, el escándalo se hace público. El juez Cubas decide sobreseer en la causa
Jaskelson, pero al mismo tiempo pide la intervención del juez en lo penal económico
Guillermo Tiscornia para que investigue una posible evasión impositiva. En esa causa, la
DGI reclama a los responsables del programa más de tres millones de pesos en concepto de
IVA.
* Junto con el escándalo, surge la denuncia del padre Julio Grassi, que dice haber
recibido sólo 400.000 pesos en lugar del millón y medio que esperaba como donativos para
su fundación.
Llamadas a un programa inexistente
Una mujer de 77 años denunció ante el fiscal Niklison que en su factura telefónica
figuran llamadas de audiotexto, realizadas presuntamente al programa de América TV
La Noche del Domingo, que ella dice no haber realizado. Hasta aquí, el caso
no difiere de los 300 que son investigados por la Justicia. Lo particular, en el caso de
la jubilada, es que los llamados corresponderían a enero pasado, cuando el programa
ni siquiera figuraba en la programación del canal, dijo una fuente allegada a
la investigación. La factura corresponde a la empresa Telefónica y de acuerdo con lo que
pudo saberse en fuentes judiciales que mantuvieron en reserva el nombre de la
mujer, el servicio de esa línea telefónica estaría a punto de interrumpirse por
falta de pago. Los llamados al programa de TV aparecen consignados junto a otras
comunicaciones comunes, con una diferencia horaria entre una y otra de apenas dos
segundos, algo que es realmente imposible, precisó la fuente. Niklison informó de
manera especial sobre el caso de la anciana al juez de la causa, Facundo Cubas, por
entender que se trata de un caso de extrema necesidad por la edad de la supuesta
damnificada y por la imposibilidad que tiene de afrontar el pago de la factura, que
rondaría los 700 pesos. |
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