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EL CONGRESO ITALIANO RETIRO EL APOYO AL PREMIER
A Prodi le dieron el Olivo

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Un sector de la Refundación Comunista votó en
contra del primer ministro y forzó su renuncia.
La derecha pide elecciones anticipadas.

La cara larga de Prodi luego de la votación (arr.).
Berlusconi es el ganador del río revuelto del Olivo (izq.).

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t.gif (67 bytes)  Finalmente, el primer gobierno de izquierda de la posguerra italiana cayó por las propias fuerzas que lo apoyaban. Como punto final de una crisis iniciada por la aprobación del presupuesto para 1999, un sector parlamentario de la Refundación Comunista –perteneciente a la coalición gobernante del Olivo– votó en contra de la ratificación del premier Romano Prodi y rompió la mayoría oficialista en el recinto, que terminó perdiendo por un solo voto. Luego de una sesión aplaudida por la oposición derechista que lidera el magnate mediático Silvio Berlusconi, Prodi le presentó su renuncia al presidente Oscar Luigi Scalfaro, quien de aquí en más iniciará una ronda de consultas para determinar la formación de un nuevo gobierno o la convocatoria a elecciones generales anticipadas.
“Esta es una crisis sin una salida previsible”, declaró luego de la sesión Massimo D’Alema, líder de Partido Democrático de la Izquierda, la principal organización de la coalición de Prodi. D’Alema, que figura como el candidato más firme a suceder al premier renunciante, reconoció que no se puede “excluir la posibilidad de realizar elecciones”, algo que ya salió a pedir el mismo Berlusconi. “Estamos seguros de representar a la mayoría del país, con una coalición de fuerzas políticas que jamás ha estado tan unida”, dijo el empresario, que ve en esta fractura gubernamental la posibilidad de recuperar el gobierno.
Los problemas dentro del Olivo comenzaron el fin de semana pasado, cuando el Comité Político de la Refundación Comunista –partido escindido en 1991 del Partido Comunista Italiano (PCI)– resolvió retirar el apoyo a Prodi por discrepancias respecto del presupuesto para 1999. Según el dirigente Fausto Bertinotti, las cifras previstas para el año entrante no contemplan la resolución de los problemas para el sur del país, cuyo nivel de desempleo del 22 por ciento es el doble de la media italiana. Hace exactamente un año, Italia vivió esta misma escena: Bertinotti y sus aliados se opusieron al presupuesto del Estado para 1998 y obligó a Prodi a presentar su dimisión. En aquel momento, el premier italiano aceptó varias propuestas de los comunistas –como la reducción del horario de trabajo a 35 horas semanales– y pudo volver a ocupar el cargo.
Pero ahora la oposición de Bertinotti generó una división dentro de la misma Refundación Comunista. Su presidente, Armando Cossutta, aseguró que no apoyar a Prodi significaba entregar el país a la derecha y que hay problemas con el presupuesto, habría sido más positivo cambiarlo “desde dentro”. El dirigente organizó una manifestación en favor de Prodi y llamó a los diputados comunistas a votar por el premier. Bertinotti respondió amenazando con expulsar del partido a quienes lo hicieran.
En la sesión de ayer, las facciones de Bertinotti y Cossutta se sentaron en lados opuestos del hemiciclo de la Cámara de Diputados. De los 34 diputados de la Refundación Comunista, 21 terminaron votando a favor de Prodi, pero no alcanzó para ratificarlo en el cargo. Sin el apoyo de los seguidores de Bertinotti, las esperanzas de los diputados oficialistas descansaban en los partidos del centro. Sin embargo, dos diputados de centro-derecha, que responden al ex presidente Francesco Cossiga, votaron en contra del premier. Junto a ellos, el que definió la votación fue Silvio Aliotta, un hombre del centrista Renovación Italiana, perteneciente al Olivo, y que en los papeles figuraba como leal a Prodi.
“Estoy calmado. Tuve un gran respaldo también en esta ocasión”, dijo el premier, refiriéndose a los 312 votos que lo ratificaban en el cargo. En dos años y medio de gobierno, Prodi debió sobrellevar 31 sesiones sobre un voto de confianza a su gobierno. Desde el mismo momento en que formó gobierno, Prodi recibió las críticas constantes de Bertinotti, quien acusa al premier de ser “demasiado de derechas”. A falta de los votos comunistas, fue la derecha la que terminó aprobando medidas del Ejecutivo italiano, como fueron los casos del envío de una misión italiana a Albania y del apoyo a la ampliación de la OTAN.
El presidente Scalfaro se reunirá el lunes con Bertinotti y con Cossutta para encontrar una salida a la crisis. Luego se sentará a charlar con loslíderes de la derecha, con los dirigentes de Olivo y finalmente con el ex presidente de la República, Francesco Cossiga. Cuando faltan menos de tres meses para el lanzamiento del euro (la moneda común europea), la estrategia del mandatario será tratar de proponer otro premier al Congreso, que hasta podría ser el mismo Prodi. Bertinotti ya expresó que, si se modifica el presupuesto para el año entrante, volvería a votar por Prodi, tal como hiciera el año pasado. En todo caso, Scalfaro deberá apurarse: según la Constitución italiana, no se puede llamar a elecciones durante los últimos seis meses del mandato presidencial, que concluye en mayo de 1999.

 


 

EL FUTURO GOBIERNO ALEMAN SE PELEA POR LOS CARGOS
No empezó pero ya tiene problemas

t.gif (862 bytes) El canciller electo de Alemania, Gerhard Schroeder, se reunió ayer con el presidente norteamericano Bill Clinton. Ambos líderes estuvieron analizando las futuras relaciones entre sus países, pero las preocupaciones del flamante mandatario alemán se centraron en la lucha por los espacios de poder que afectan a su coalición. El jefe del grupo parlamentario del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), Rudolf Scharping, rechazó la cartera de Defensa y el presidente del partido, Oskar Lafontaine, aún no aceptó el Ministerio de Economía. El grupo femenino del SPD, entre ellas las tres posibles ministras, reivindicaron cinco carteras y “cifra adecuada” de secretarías de Estado.
De los 669 escaños del Bundestag (Parlamento alemán), un total de 207 de serán ocupados por mujeres. De ellas, el grupo más numeroso (105) lo constituirán las diputadas del SPD, que tiene 193 diputados masculinos. En el equipo de gobierno que Schroeder presentó inicialmente durante la campaña electoral sólo había tres mujeres con posibilidades de llegar a ministros: Christine Bergmann, para Mujer y Juventud; Herta DäublerGmelin, para Justicia, y Edelgard Bulmahn, para Investigación. Las tres recordaron ayer al SPD los compromisos contraídos hace 10 años en el congreso de Münster, cuando el partido fijó una cuota de participación de un 40 por ciento de mujeres en sus organismos directivos, incluido el grupo parlamentario.
El problema de la representación de las mujeres también afecta a Los Verdes, el partido ecologista que compartirá el gobierno con los socialdemócratas y cuyo líder, Joschka Fischer, acompañó a Schroeder en su gira norteamericana en calidad de futuro ministro de Relaciones Exteriores. El estatuto establece una proporción de por lo menos el 50 por ciento de mujeres en el reparto de puestos y los verdes han seguido a rajatable una política destinada a fomentar la promoción de la mujer. Como Fischer y Jürgen Trittin, dirigente del ala izquierdista de Los Verdes, son incuestionables como futuros ministros, sólo una mujer del partido ecologista (quizás Andrea Fischer como ministra de Sanidad) podría incorporarse al gabinete, si los ministerios a repartir son tres.
A estos problemas Schroeder debe agregar los de la cúpula del SPD, representada por Lafontaine y Scharping, quienes han sido en la última década enemigos declarados del futuro canciller.

 

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