CÓMO RESOLVER EL CASO AMIA
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Por Sergio Kiernan y Federico Gómez Justicia social, desempleo, corrupción e impunidad son, en la percepción de muchos, las asignaturas pendientes del menemismo y la agenda del próximo gobierno. El caso AMIA funciona como un perfecto resumen del problema de la impunidad, la corruptela de las fuerzas policiales, la bancarrota de la inteligencia y la persistencia de los hábitos autoritarios en el Estado. Página/12 consultó a referentes de la Alianza opositora sobre cómo se puede aclarar la cadena de responsabilidad y eventos en un caso donde la "voluntad política" es esencial para lograr resultados. Desde distintas posiciones y experiencias, todos los consultados coincidieron en un concepto: el problema en el caso AMIA no es el misterio de las acciones de un grupo terrorista, sino uno interno del Estado argentino. Por eso, la respuesta unánime fue marcar la necesidad de una profunda reforma de la inteligencia, la seguridad y la justicia. "La pregunta de cómo se soluciona el caso es importante porque no se la hace sólo la Alianza sino toda la sociedad", define Ricardo Natale, miembro de la Comisión de Defensa, Seguridad e Inteligencia de la UCR y subsecretario nacional de Inteligencia entre 1986 y 1989. "Tenemos una deuda concreta para las víctimas y los deudos de los dos atentados. Y tenemos la lección de los precios que se pagan: al no hacer nada para resolver el atentado a la embajada, el Estado argentino invitó a que se repitiera el ataque." "Para cuando lleguemos al gobierno en 1999, la Alianza tiene un deber concreto de llegar a la raíz del problema. Tenemos que capturar a los reponsables locales, identificar los grupos que actuaron aquí y en otros países, comprobar si hubo o no un Estado detrás del atentado. Hasta ahora no se hizo una cirugía mayor, que consiste no sólo en capturar a los que pusieron la bomba, sino también a los que les dieron cobertura y apoyo. Y estos deben estar en los servicios de seguridad e inteligencia y hasta en el sector político. Si no terminamos con esta impunidad estamos inermes". "En el comienzo del caso hubo una imprudencia rayana en la impericia", define tajante el senador Antonio Berhongaray, vicepresidente de la comisión de Defensa por la UCR. "Esta impericia se la adjudico a los servicios de inteligencia y de seguridad, al SIDE, donde hay mucha gente que no debería estar, donde se usan mal los recursos y hay constantes desvíos. Hay que acabar con la conexión que existe entre inteligencia, derecha y oligarquía. Y hay que acabar con el oportunismo de los agentes". Para Berhongaray, la solución pasa por una profunda y decisiva reforma de los servicios. "Hay que tener gente sin compromisos, gente más imparcial y profesional. Hoy tenemos un montón de elementos de ultraderecha que tienen puesta la camiseta, que vive operando y actúa precondicionada. Específicamente respecto al caso AMIA, hay un elemento que bloquea la investigación, un elemento antisemita." El senador apunta también a la "inercia" de sectores de las fuerzas policiales y "al alto grado de dependencia política de la mayor parte de los jueces federales. Ahora es visible un repliegue, una distancia que empiezan a tomar del poder y que le da movilidad a algunas causas". Y propone una regla de principio: "El que fue colaborador de la represión ilegal no puede ser colaborador de la justicia. Es una contradicción". El ex ministro de Defensa del radicalismo, Horacio Jaunarena, se define como "un pesimista activo" que piensa que el caso AMIA "sólo se resuelve cazando a la conexión local". La preocupación principal del actual jefe del Area Defensa del Instituto Programático de la Alianza es la falta "de inteligencia preventiva, el hecho de que se produzca un atentado semejante en el país y no se descubra qué pasó, lo que es una invitación al tercer atentado. Lo que hay que hacer es redireccionar a la SIDE con una decisión absoluta de esclarecer el atentado. El principal problema que tenemos en este sentido es que la Secretaría hace política para el gobierno de turno y no para el Estado permanente, que realiza inteligencia interna aunque está prohibida por ley. Se deja hacer, se gastan los recursos, se tolera a gente intolerable. Hay que pensar en qué hacer concretamente, qué hay que pedirle a la inteligencia y qué gente puede cumplir los objetivos. Tenemos que sobreponernos a la sensación de imposibilidad, porque el pesimismo le sirve a los sectores más reaccionarios de la sociedad y sirve para ocultar la verdad. Hay que seguir todas las pistas, la iraní y la siria también". Como diputado por el Frepaso y miembro de la comisión bicameral que sigue el caso AMIA, Juan Pablo Cafiero muestra una aguda conciencia de "la responsabilidad del poder político, nosotros incluidos, por la falta de depuración de las fuerzas de seguridad desde 1983. La consecuencia de esta falla del sistema es que aparecen involucrados personajes como el comisario Ribelli y que el sistema de seguridad es incapaz de resolver o prevenir un atentado. Al Poder Legislativo le cabe la responsabilidad de crear comisiones que no sirven para nada y de no pasar leyes que le permitan a las comisiones investigar y a los jueces mejorar su trabajo". Claro que Cafiero reserva para el Ejecutivo la parte del león de la culpa y el silencio. "Menem sabe quiénes cometieron el atentado y no lo dice. Esto se lo confesó él al premio Nobel de la Paz Eli Wiesel, que lo repitió públicamente seis meses después en una manifestación frente al consulado argentino en Nueva York. No creo que Wiesel mienta. Yo apoyaría al Presidente si por cadena nacional y con un plano explica lo que sabe y lo hace público, aunque la justicia no reúna pruebas. Esto sería positivo hasta pagando el costo político".
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