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Por Carlos Stroker El árbitro pitó el final. Ramón Díaz miró a su ayudante de campo, Omar Labruna, y le dijo: Al fin ganamos. Menos mal. Es que la victoria frente a Ferro le da un respiro al riojano y le permite soñar con estar en el clásico del 25 de octubre más tranquilo, descansado y sin tanta presión por parte de algunos dirigentes, de hinchas revoltosos y de algunos jugadores que por lo bajo se quejan de la forma en que conduce al plantel. Con un primer tiempo de bajo nivel de juego y un segundo en el cual River apostó al contragolpe, ahora la ilusión no pasa por Jujuy, donde estará el domingo ante Gimnasia sino que apunta al líder, invicto y rival de toda la vida. El equipo de Carlos Bianchi llegará puntero al Monumental y Ramón salvará la ropa con un triunfo. Aunque aún resta el partido en Jujuy, ayer, tras la contundente victoria, en Núñez sólo se habló de Boca. Había sido una semana difícil para el director técnico de River. Se habló, una vez más, de su posible alejamiento del club si no ganaba ayer y que el límite de su permanencia en Núñez era el clásico ante Boca. Es más, en el marco de las versiones que regaban las mesas de la confitería del Monumental, se decía que Américo Gallego o Daniel Passarella si no agarra la selección de Uruguay, algo muy probable sería su reemplazante. Claro que David Pintado, presidente del club, debió respaldar, por enésima vez, la continuidad del entrenador, aunque también debió discutir con dos dirigentes del oficialismo que piden la salida elegante de Ramón Díaz ante la falta de resultados. Ayer, Díaz logró dar algunas respuestas a sus detractores ya que el equipo, con poco, venció con claridad a Ferro. Sumó tres puntos que le sirven de poco porque está a 15 de Boca, pero lo fundamental es que logró aire para él y para algunos de sus jugadores: Jorge Martínez, quien ocupa el lugar de Hernán Díaz, uno de los desplazados de la titularidad, Castillo y Pizzi que convirtieron goles. El riojano sabe que frente a Boca será una parada difícil. No sólo por que es el clásico, sino debido a que el conjunto de Carlos Bianchi llegará al tope de la tabla y con la punta aún en su poder aunque el domingo caiga con Vélez. La fantasía es hacer tropezar al líder. Díaz sabía que Ferro era el rival ideal para la recuperación. Con el buen desempeño de Santiago Solari, con el criterio de Pablo Aimar y la llegada de los laterales, Martínez y Placente, logró amortiguar el 0-1 de Mandra y después hacer festejar hasta a los hinchas que vienen pidiendo su renuncia. Una muestra más se podrá dar el jueves, por la Mercosur, cuando reciba al Gremio de Porto Alegre y busque la clasificación a los cuartos de final del certamen. También figura en el fixture Gimnasia y Esgrima de Jujuy, equipo al que se medirá el domingo por la tarde. Buenas escalas para mejorar, ganar confianza y llegar entonados al clásico. Ramón Díaz, en la intimidad, ya empezó a hablar del partido con Boca y a motivar a sus jugadores, sobre todo a aquellos que pidió como refuerzos, como Martínez, Pizzi, Angel, Castillo, Gómez o Sarabia. Quiere mostrar que los tiempos de éxitos no fueron casuales y que quitarles la titularidad a varios históricos está bien tomada. Pese a que algunos de esos futbolistas esperen un resultado adverso de River para saber si la conducción millonaria hoy dividida hará caso a las presiones y le baje el dedo a Ramón. Ferro pasó, en principio con susto, pero pasó. Ahora vienen Gremio y los jujeños. Boca está en lista de espera. Ramón cree que la tormenta pasará.
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