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Por Facundo Martínez Sin lujos y con mucho orden, Gimnasia venció 1-0 a Platense, que no logra salir de la crisis y se va hundiendo poco a poco en la zona fangosa del descenso, y Carlos Griguol terminó con la paternidad del Profesor Daniel Córdoba, quien se había impuesto en los últimos cinco enfrentamientos, dirigiendo a Estudiantes y a Colón. Los de La Plata quedaron segundos a 6 puntos del puntero Boca y los locales tocaron el piso de la tabla. La gente de Platense insultó a Córdoba un hincha, de unos 30 años, quiso pegarle una trompada cuando subía al ómnibus que lo sacaba de la cancha y al presidente del club, Carlos Schaffer. El partido fue aburridísimo, para la siesta. En el primer tiempo el encuentro tuvo un desarrollo parejo, los dos conjuntos cometieron muchos errores y no lograron entrar en ritmo con la pelota. La superioridad de Gimnasia, en el marcador, se fue gestando lentamente a medida que Platense se iba desordenando tirando pelotazos para Chatruc y Campodónico, quienes, generalmente, llegaban solos y terminaban las jugadas con remates desesperados y alejados del arco. La inspiración y la experiencia de Pedro Troglio fue una de las claves de la superioridad de Gimnasia que, después del gol a los 42 minutos del primer tiempo, manejó la pelota y tuvo el control sereno del partido. El gol fue un tanto técnico, después de una falta que el árbitro Luis Bongianino calificó de jugada peligrosa dentro del área. Mariano Messera acomodó la pelota y cuando estaba listo para enviar el centro escuchó los gritos de Griguol que le indicaba el número de la camiseta del defensor Ariel Pereyra. Messera entendió y envió el balón afuera del área para que Pereyra entrara con un soberano remate que se clavó en el ángulo derecho que custodiaba Gustavo Irusta. En el segundo tiempo, Platense se adelantó en el campo y generó un par de mano a mano con el arquero Enzo Noce aprovechando los errores de los defensores, pero todos terminaron con tiritos a cualquier lado. Mientras que Gimnasia, con el gol a favor, buscó tranquilidad para asegurar la victoria. Los hinchas de Platense se mostraron angustiados por la nueva derrota del equipo del Profesor Córdoba, al que sólo la policía salvó de la agresión (aunque el atacante no fue detenido). En las plateas se oyeron discusiones que lo tenían como protagonista y en las tribunas los hinchas pedían su cabeza y la del presidente Schaffer, ideólogo de una receta que por lo visto más que curar, enferma.
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