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Por Pedro Lipcovich Señales de humo. Como señales de humo se mandan las células entre sí, mediante un gas llamado óxido nítrico. Los científicos norteamericanos que descubrieron esta función "que revolucionó la biología de los últimos años" se llaman Robert F. Furchgott, Ferid Murad y Louis Ignarro, y ayer se les concedió el Premio Nobel de Medicina. La sustancia que hallaron hace posibles las funciones más diversas: desde la regulación de la presión arterial --muchos de los medicamentos contra problemas cardiovasculares se basan en esta función-- hasta la erección del pene --el célebre Viagra interviene en un proceso que se inicia gracias al óxido nítrico--, y también la defensa contra bacterias invasoras. En 1980, en la Universidad del estado de Nueva York, el farmacólogo Robert F. Furchgott se preguntaba por un hecho rarísimo: algunas sustancias que circulan en el organismo son vasodilatadoras --hacen que los vasos sanguíneos se dilaten-- pero, a veces, las mismas sustancias resultan vasoconstrictoras, hacen que esos mismos vasos se contraigan. ¿Por qué? Furchgott, que entonces tenía 64 años, advirtió que todo dependía de que el endotelio, esa especie de pielcita que las arterias tienen por dentro, estuviera dañado o no. El endotelio --razonó Furchgott-- debía producir una sustancia que actuaba como señal para que la fina capa muscular que rodea la arteria se dilatara. No se sabía qué sustancia era ésta. Se la llamó, provisoriamente, "factor de relajación endotelial" (EDRF, su sigla en inglés). Tres años antes, Ferid Murad, en la Universidad de Texas, había descubierto que, por acción de medicamentos vasodilatadores, el organismo fabricaba óxido nítrico e imaginó que esta sustancia podía actuar como una especie de señal para que el músculo que rodea las arterias se relajara. Pero el óxido nítrico era un gas: no se conocía ningún gas que tuviera semejante función biológica, y faltaban datos para verificarla. Hubo que esperar hasta 1986, cuando Louis J. Ignarro, en la Universidad de California, demostró que el EDRF y el óxido nítrico eran la misma cosa. Según el Instituto Karolinska de Suecia, que les otorgó el Nobel a los tres, "la trasmisión de señales en el organismo por un gas que se produce en una célula y dirige las funciones de otra es un principio totalmente nuevo en un sistema biológico". Ellos "descubrieron que el óxido nítrico funciona como una señal del sistema nervioso, como un arma contra infecciones y como un regulador de la presión sanguínea; incluso puede ser importante para nuestra memoria". El Instituto Karolinska destacó que, a partir del hallazgo de los ahora premiados, se desencadenó "una avalancha de investigaciones en laboratorios de todo el mundo". No era fácil descubrir el óxido nítrico, ya que su vida se mide en milisegundos. En otro contexto, el de su producción industrial, esta sustancia "es un contaminante habitual del aire, que se forma por ejemplo en los motores de automóvil", observó el organismo sueco. Luis Zieher, profesor de Farmacología en la UBA, dijo a este diario que el descubrimiento provocó "la gran revolución biológica de los últimos cinco o seis años; el camino que abrió recién empieza a recorrerse". Es que el óxido nítrico, ese gas con el que las células se mandan señales de humo unas a otras, está en la base de los más distintos procesos. En la erección, interviene por su función vasodilatadora en el pene (ver recuadro). En la memoria, porque esta sustancia funciona también como señal que vincula las neuronas y potencia los circuitos neuronales activados, que pueden durar desde minutos hasta semanas. El óxido nítrico también tiene funciones en el sistema defensivo: "Los macrófagos son células que fagocitan bacterias: dentro del macrófago, la bacteria queda rodeada por una membrana, dentro de la cual el macrófago inyecta óxido nítrico que liquida a la invasora", explicó Zieher. Pero el óxido nítrico también puede ser dañino: "Su incremento fugaz es una señal celular; si se prolonga, es señal de muerte o toxicidad", señala Zieher. Esa toxicidad se verifica en la enfermedad de Alzheimer, y en todo caso el óxido nítrico es uno de los principales radicales libres, que dañan a las células y pueden ser prevenidos por la acción de recolectores de basura fisiológicos como la vitamina E. La producción de óxido nítrico también interviene en la acción de los broncodilatadores que contrarrestan el asma, se halla presente en otras enfermedades inflamatorias como la colitis, y participa en la capacidad para reconocer los olores. Medicamentos habituales contra las afecciones cardíacas, como los que contienen nitritos y nitratos, actúan por liberación de óxido nítrico, y uno de ellos es curiosamente la nitroglicerina, la misma sustancia que es base de la dinamita, el explosivo con el cual Alfred Nobel hizo su fortuna en el siglo pasado. Los tres científicos norteamericanos recibirán el 10 de diciembre en Estocolmo, de manos del rey Carlos Gustavo de Suecia, sus diplomas y medallas de oro, y se repartirán los 978.000 dólares del premio.
La aclamación popular que recibió el Viagra en todo el mundo a partir de su aparición en marzo fue homologada ayer por los científicos de Estocolmo. Descubierta por azar en el marco de una investigación para tratar afecciones cardíacas, la primera píldora contra la impotencia masculina se convirtió en poco tiempo en la droga más famosa, con ventas record, especialmente en los Estados Unidos, donde en los primeros 5 meses se extendieron más de 3,6 millones de recetas para comprar la pastillita azul. El Viagra --que en la Argentina es comercializado desde mediados de junio por distintos laboratorios-- tiene como principio activo la droga sildenafil. La píldora no despierta el deseo ni mejora el rendimiento sexual: bloquea temporalmente una enzima (conocida como PDE 5) que el hombre produce naturalmente y que provoca la disminución de la erección o la impotencia. El revolucionario fármaco debe tomarse por lo menos una hora antes del acto sexual. Y, a diferencia de otros tratamientos para combatir la impotencia, no genera erección a menos que el hombre esté estimulado sexualmente. El medicamento descubierto por el laboratorio Pfizer tiene una sola contraindicación absoluta y es el uso concomitante con nitratos, nitritos y otros dadores de óxido nítrico, presentes en algunos vasodilatadores. En los primeros cinco meses de ventas, en los Estados Unidos hubo 69 muertos después de ingerir Viagra. Según informó la Agencia de Control de Medicamentos y Alimentos de ese país (FDA), el 74 por ciento tenía uno o más factores de riesgo documentados. La droga, que debe ser consumida bajo estricta prescripción médica, tiene algunos efectos secundarios: los principales son cefaleas, congestión nasal y cambios ocasionales en la percepción del color, especialmente el azul. Como tanto hallazgos científicos, el sildenafil fue descubierto por azar: en un principio, los investigadores de Pfizer querían usar la droga para la angina, un problema del corazón causado por la obstrucción arterial. Sin embargo, después de varias pruebas, el fármaco demostró ser un fracaso. El programa estaba a punto de cerrar en 1993, cuando los científicos se dieron cuenta de un efecto inesperado: varios hombres que recibieron dosis más altas confesaron que sus erecciones habían aumentado. Con el éxito económico cosechado por el Viagra, Pfizer ya está experimentando para crear una píldora equivalente para las mujeres, que podría estar disponible a partir del 2000.
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