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EL CRIMEN DE UN GAY EN EE.UU. DEL QUE SE HORRORIZÓ HASTA CLINTON

Un joven de 21 años fue golpeado hasta la muerte por ser homosexual. El caso generó un reclamo masivo contra la intolerancia.

t.gif (67 bytes)  Decenas de miles de mensajes por Internet en dos días, marchas de protesta y vigilias de tiempo completo: miles de norteamericanos del estado de Wyoming se unieron para repudiar la brutal paliza que dos jóvenes le dieron a un estudiante norteamericano reconocido públicamente como homosexual, quien finalmente murió ayer tras cuatro días de agonía. Según la policía, los agresores actuaron motivados por el odio a su condición sexual. El caso conmociona a los Estados Unidos, a tal punto que el presidente Bill Clinton hizo un llamamiento a los legisladores para que aprueben una ley federal que proteja a los gays y les asegure las mismas garantías que tienen los afroamericanos y las mujeres.

El brutal asesinato del joven Matthew Shepard motivó también un acalorado debate sobre el fracaso de las leyes en unos diez estados --incluido el de Wyoming, donde ocurrió el hecho-- para proteger a las minorías. Mientras Clinton se declaró "horrorizado" por el crimen del estudiante, el gobernador de Wyoming, Jim Geringer, dijo que está dispuesto a recibir sugerencias acerca de cómo reforzar las leyes contra ese tipo de crímenes, aunque instó a no mirar a Washington como el "standard de la moralidad".

La intención del presidente norteamericano, que el sábado se comunicó telefónicamente con la familia de Shepard, es presionar al Congreso para que apruebe una ley especial contra los delitos de intolerancia religiosa, racial o sexual. El proyecto fue enviado hace un año al Parlamento y aún no ha sido tratado.

Era jueves a la madrugada cuando Matthew, de 21 años, fue abordado por otros dos jóvenes en una cantina de la ciudad de Laramie. Para la policía, Russell Henderson, de 21 años, y Aaron McKinney, de 22, sabían de la homosexualidad de Matthew y por ese motivo lo obligaron a salir del local. En cambio el papá y la novia de uno de los acusados --señalada también como cómplice-- aseguran que el crimen no se produjo por odio sino porque el chico intentó "coquetear" con ellos, por lo que se sintieron avergonzados y decidieron vengarse.

Lo cierto es que tras presentarse en ese bar frecuentado por homosexuales, donde estaba Matthew, Henderson y McKinney lo convencieron de que también eran gays y lo llevaron afuera de la ciudad. Allí lo golpearon salvajemente con una pistola Magnum 375, lo ataron de una cerca como un "espantapájaros" y, de paso, le robaron la billetera, las tarjetas de crédito y las zapatillas. Casi 20 horas después del hecho, dos motociclistas encontraron a Matthew, inconsciente, con quemaduras en el cuerpo y cortes en la cara y el cuello, colgado de esa verja. A pesar de que fue inmediatamente atendido en el hospital Poudre Valley de Fort Collins, en Colorado, murió cuatro días más tarde como consecuencia de las graves heridas que le provocaron. Henderson y McKinney, denunciados por intento de robo, robo a mano armada y secuestro, cuentan ahora con una nueva acusación por asesinato.

 

 

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