Por Mariana Carbajal
No sé cómo
agradecerles a los padres de Leonel que donaron el corazón de su hijo para darle esta
oportunidad al mío, se emocionó ayer Sandra Marino, de 32 años, tras enterarse a
la distancia del resultado de la operación a la que fue sometido su hijo recién nacido.
Con apenas cinco días de vida, Juan Ignacio García recibió en la madrugada de ayer un
corazón de un donante de 16 días y se convirtió en el receptor más pequeño del país.
La inédita operación fue realizada en el Hospital de Niños Sor María Ludovica, de La
Plata, luego de un operativo de ablación a cargo del CUCAIBA, dependiente del gobierno
provincial. Ayer el bebé se encontraba estable. Todavía es prematuro hacer una
evaluación de la intervención. Recién dentro de 15 días podremos empezar a hablar de
resultados, explicó a Página/12 el cirujano cardiovascular Carlos Antelo, jefe del
equipo de Transplante Cardíaco. Es la primera operación de estas características
en Latinoamérica, destacó el ministro de Salud bonaerense, Juan José Mussi.
No me alcanzan las palabras para decir gracias a esa mamá, porque si Dios y la
Virgen quieren, el corazoncito de su hijo va a seguir latiendo en el pecho de Juan
Ignacio. No puedo explicar lo que sentí cuando esta mañana (por ayer) a las 6 me
llamaron del hospital para decirme que mi hijo estaba vivo, describió la madre del
niño transplantado, quien ayer se recuperaba en 9 de Julio de la cesárea a la que fue
sometida una semana atrás en la Clínica Independencia, de esa ciudad bonaerense. Hoy
Sandra, docente de la escuela Nº 50 de 9 de Julio, esperaba poder trasladarse hasta La
Plata para reencontrarse con su hijo y su marido Daniel García, metalúrgico, de 32
años.
Juan Ignacio nació el miércoles 7 a las 11.20 con 3,360 kilogramos. Es el segundo hijo
del matrimonio García. La primera se llama María Loreta y tiene 11 años. Durante
las primeras 24 horas Juan Ignacio vivió normalmente, pero después empezó con problemas
respiratorios, contó a este diario Norma Granato, abuela materna del pequeño. El
niño fue derivado el jueves a la noche al hospital de Junín y en la madrugada del
viernes al de Niños de La Plata, donde la diagnosticaron hipoplasia ventricular
izquierda y atrofia de aorta, una malformación congénita del corazón.
Esta patología es letal dentro de las primeras semanas de vida. Se le puede dar una
droga al bebé hasta que aparezca un donante. En el país nacen al año 400 niños con
este problema, explicó a este diario Antelo, presidente del Consejo de Cardiología
y Cirugía Cardiovascular Pediátrica de la Sociedad Argentina de Cardiología. Antelo
encabezó el equipo que concretó el transplante, secundado por el cirujano cardiovascular
Hugo Mon. El Hospital Sor María Ludovica es el único centro público de
Latinoamérica que tiene una posibilidad médica y quirúrgica para esta patología,
destacó Antelo.
El recién nacido estuvo casi diez horas en el quirófano. La operación en sí misma
duró cinco horas y terminó a la madrugada. El bebé permanecía ayer en la sala de
terapia intensiva cardiovascular. Está evolucionando positivamente en sus primeras
horas postoperatorias, pero para comprobar su evolución habrá que esperar semanas o
hasta meses, aclaró Herminia Itarte, directora del hospital platense. Si la
recuperación es buena, hay 50 por ciento de supervivencia a los 10 años, cuando habrá
que realizarle un nuevo transplante, explicó Antelo.
El operativo de ablación que culminó con el transplante se inició a las 20 del lunes en
el hospital Carlos Bocalandro de la localidad bonaerense de Loma Hermosa, cuando se
confirmó la condición de donante de un bebé de 16 días al que se le había
diagnosticado muerte cerebral por una malformación congénita. A las 21, una hora
después, la intervención a cargo de un equipo del CUCAIBA (Centro Unico Coordinador de
Ablación e Implantes de Buenos Aires) había culminado. A las 21.06 el corazón
resguardado en una cámara refrigerada llegó en ambulancia al helipuerto dela Policía
Bonaerense en la localidad de Hurlingham. Poco menos de media hora más tarde, el órgano
ingresó al Hospital de La Plata.
Este es el tercer transplante neonatal que se realiza en el hospital, pero de los
bebés transplantados sólo uno sobrevivió. Se trata de una niña de Berisso que hoy
tiene 1 año y debió esperar tres meses hasta que apareció un donante. Es excepcional
que se consiga un órgano tan rápidamente como ocurrió ahora. El otro bebé falleció en
julio a los 18 días de recibir el corazón donado, precisó Antelo, jefe del equipo
de Transplante Cardíaco. El primer transplante cardíaco infantil en la Argentina se
realizó en 1990 en una niña de 16 meses en el Hospital Italiano y la operación estuvo a
cargo de cirujano Florentino José Vargas.
AUMENTARON UN 15 POR CIENTO EN EL ULTIMO MES
Donaciones en tren de campaña
La falta
de difusión podría explicar uno de los motivos de la falta de órganos. Desde que el
Incucai lanzó una campaña de reflexión en los medios de comunicación con el lema
Plantar un árbol. Tener un hijo. Donar un órgano, en agosto pasado, se
registraron 99 donaciones efectivas en sólo el primer mes de campaña. La cifra
representa un incremento del 15 por ciento en relación con el mismo período del año
anterior. En cambio, la consulta obligatoria iniciada hace cuatro años marcha a ritmo
lento y con resultados poco alentadores. Apenas 610.000 personas fueron consultadas para
donar los órganos después de su muerte cuando renovaron sus documentos, cambiaron de
domicilio, tramitaron el pasaporte o sacaron el registro de conductor. Y de esa cifra,
sólo el 43 por ciento aceptó convertirse en potencial donante.
En todo el país sólo 342.800 personas figuran como donantes. De ellas, 80.000 lo
hicieron acercándose voluntariamente al Incucai o a algún hospital y 342.300 a través
de la consulta obligatoria lanzada en 1995. El número se completa con las 500 donaciones
voluntarias recogidas en el stand rotativo ubicado en distintos puntos de la ciudad de
Buenos Aires y que refuerza la campaña de difusión que el Incucai lanzó el 19 de
agosto.
La campaña se puede ver y escuchar a través de los medios televisivos y radiales de todo
el país. También en los cientos de afiches colocados en la calle, estaciones de subtes y
en algunas líneas de colectivos. En sólo el primer mes de campaña, entre el 19 de
agosto y el 19 de setiembre, se anotaron 99 personas como donantes efectivos, un 15 por
ciento más de las registradas en el mismo período del año pasado. Con esta
denominación se conoce a los pacientes internados en terapia intensiva con un
diagnóstico desalentador y que resultan potenciales donantes para ayudar a alguno de los
5564 anotados a la espera de un trasplante.
Con este mismo objetivo el Incucai y la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva
implementaron, desde el primero de octubre, una prueba piloto por un año en 13 unidades
intensivas del país. El proyecto, que da muy buenos resultados en España, tiene como
puntal la figura de un Coordinador Hospitalario para aumentar la detección de
donantes y fomentar las denuncias por parte de las unidades de terapia intensiva,
según explicó a este diario Lorena Marino, jefa de prensa del Incucai. A pesar de que
las donaciones de órganos crecieron en este primer semestre un 28 por ciento con respecto
de enero-julio del 97, las cifras no alcanzan para cubrir una demanda creciente.
Actualmente, hay 5066 pacientes que necesitan un trasplante renal, 129 de corazón, 63 de
corazón y pulmón, 31 de pulmón, 265 de hígado, 7 renopancráticos, 2 hepatorenales y
uno cardiorrenal.
Por otra parte, hasta ahora sólo el 3 por ciento de la gente respondió a la consulta
obligatoria para donar o no sus órganos después de la muerte. Si bien desde 1995 hasta
ahora el Incucai entregó al Registro Nacional de las Personas más de dos millones de
actas de consultas para el artículo 19 de la Ley de Trasplantes, hasta el momento sólo
recibió 610.000 fichas completas. De ellas, sólo el 43 por ciento de los consultados
dejó asentado en el DNI su decisión de convertirse en donantes, una cifra muy baja si se
tiene en cuenta que hay más de 23 millones de argentinos mayores de 18 años que pueden
decidir qué hacer con sus órganos después de morir. El mismo sistema tampoco funciona
cuando las personas se acercan por otros trámites. Desde 1996, cuando se cambió el
diseño de los pasaportes, se anuló la última página reservada para la respuesta. Y
sólo unas pocas direcciones de tránsito adhirieron a preguntar a quienes renuevan sus
registros si desean o no donar sus órganos.
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