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Por Silvina Szperling La sigla alrededor de la cual los coreógrafos contemporáneos argentinos eligieron nuclearse, Co.Co.A., es casi una declaración de principios: remite a infancia, a tardes de juego y televisión. A gente a la que el Capitán Piluso mandaba a tomar la leche. Y era obedecido. Somos como el M.A.T.E. (Movimiento de Ayuda al Teatro), pero más nutritivo, bromea Margarita Bali, presidenta de la Asociación creada en 1997. El grupo, considerándose bien alimentado desde el principio, encaró el desarrollo (y aun la creación) de condiciones adecuadas para que el trabajo de los grupos de danza independientes pudiera acceder al público dignamente. El primer resultado de esa labor es un festival pensado por los bailarines y coreógrafos. Se llama Festival Buenos Aires de Danza Contemporánea y se desarrollará entre mañana y el 6 de diciembre. Los escenarios serán el Teatro Presidente Alvear, el Teatro Regio y el British Arts Center (BAC), como sala asociada. En este ciclo se estrenarán 12 obras y se repondrán otras 17, más la actuación de compañías latinoamericanas invitadas: Contradanza, de Uruguay, Phoenix de Brasil y Elizabeth Rodríguez, de Chile. La primera vez que fuimos a ver a Darío Lopérfido (secretario de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires) con un grupo de coreógrafos para pedirle la sanción de una ley de la danza para la ciudad, él nos dio la sugerencia de agruparnos para gestionar nuestras reivindicaciones como asociación y no como individuos. Esa recomendación creo que fue una muy buena idea y si surgieron estas coproducciones con el Gobierno de la Ciudad fue porque nos juntamos. Y lo mismo con respecto a la Ley Nacional del Teatro: fue sentándonos en esas sillas y participando de las discusiones que logramos que la danza-teatro quede incorporada como algo permanente en la ley. Ahora hay un representante del área en el jurado del Instituto Nacional de Teatro, y ya se han otorgado las primeras asignaciones a coreógrafos de todo el país, cuenta Bali. El ciclo es ahora un festival, pero se inició como la posibilidad de dar a una cantidad de creadores medios económicos para producir obras nuevas; y yo creo que no hay que perder ese objetivo fundamental en el medio de este gran festival, puntualiza la presidenta de Co.Co.A. Las características de producción de los estrenos argentinos que participan en este ciclo hablan de toda una evolución en materia de subsidios a espectáculos. En 1997 el Teatro San Martín asignó a Co.Co.A. el equivalente a cuatro coproducciones de las que habitualmente otorga a grupos independientes que trabajan en salas de la Capital: $ 60.000. La entidad decidió repartir esa cantidad (que aún no se ha hecho efectiva) en muchos más grupos: un estreno de noche completa (que recayó en la coreógrafa Susana Tambutti), 6 estrenos de medio programa, y 17 reposiciones. Las decisiones sobre a quién se acordaría cada monto fueron tomadas por un jurado elegido a su vez por votación en asamblea general de la asociación, cuya comisión directiva acordó criterios consensuados de selección. Una actitud solidaria y democrática no muy común. Luego la convocatoria se amplió a otros coreógrafos recomendados por el Jurado que quisieran sumarse a esta experiencia prescindiendo de subsidios. En total son 27. Recientemente, fue designado como director del festival Carlos Villalba Welsh. Hay un compromiso del gobierno de la ciudad de instalar este Festival Buenos Aires de Danza Contemporánea para que se realice cada dos años. Haber mostrado una necesidad y que el gobierno haya respondido e institucionalizado esa necesidad significa para nosotros una gran adquisición y un aprendizaje. Además de acceder nuevamente a una sala tan magnífica para la danza como el Alvear, acota Roxana Grinstein, vicepresidenta de Co.Co.A. Ningún coreógrafo de significación (y que estuviera en Buenos Aires en el momento de la convocatoria) faltará a la cita. Estarán creadores que abrevan en fuentes de inspiración tan diversas como la caligrafía japonesa(Teresa Duggan), el folklore rural argentino (Susana Szperling), el tango (Roxana Grinstein) o la danza misma y sus clásicas muertes (Susana Tambutti). Desde investigadores del movimiento puro hasta cultores del expresionismo, cada cual buscó sus aliados en la tarea creativa: compaginadores musicales de primera línea como Edgardo Rudnitzky, vestuaristas emblemáticas como Renata Schussheim, compositores contemporáneos como Marcelo Moguilevsky y Axel Krygier. Los viejos compañeros de ruta de la danza, la música, el teatro y las artes visuales, más algunos otros aliados, como el video y la literatura, apoyarán la cabalgata.
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