Por Diego Schurman y Adrián H. Mouján
Si las elecciones
fueran hoy, Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde serían los candidatos de la Alianza y
del justicialismo que competirían para suceder a Carlos Menem en la Presidencia de la
Nación. Luego de aparecer durante los primeros meses del año por debajo de Graciela
Fernández Meijide, el radical se encuentra ahora a 7 puntos por encima de su contrincante
del Frepaso. Y el gobernador bonaerense se mantiene desde el inicio de la campaña al tope
de las preferencias en el PJ, sacándole 6 puntos de ventaja a Ramón Ortega, aunque la
curva de adhesiones al tucumano crece en forma vertiginosa con el correr de los días.
Los datos surgen de una encuesta nacional que Gallup Argentina realizó a pedido del
Gobierno entre el 17 y el 21 de setiembre pasado. El tamaño de la muestra es de 1522
casos, repartidos en seis regiones: metropolitana (Capital Federal y partidos del
conurbano), centro, nordeste, noroeste, Cuyo y Patagonia.
A 47 días de la interna de la Alianza, la encuesta revela que el triunfo de De la Rúa
está asegurado en cualquier escenario. Para Gallup hoy por hoy la mayor asistencia de
independientes a las urnas no cambiará el resultado favorable al jefe de gobierno
porteño, que reúne el 51 por ciento de las adhesiones frente al 44 de Fernández
Meijide.
El equipo de campaña del Frepaso cree, sin embargo, que la presencia masiva de este
sector de la población puede dirimir la interna a favor de Graciela. Sea como fuere el
resultado, la radiografía del reparto de votos en la Alianza parece invariable: De la
Rúa supera a Meijide en todos los segmentos con excepción de la Capital Federal, el Gran
Buenos Aires, los encuestados de 25 a 34 años y la clase media, donde la diputada del
Frepaso obtiene mayores intenciones de voto.
A principios de año, Fernández Meijide llegó a tener una ventaja de más de 10 puntos
sobre De la Rúa. Pero la pérdida de respaldo fue inversamente proporcional al apoyo que
logró cosechar el jefe de gobierno porteño en los últimos meses, un cambio que produjo
alivio entre los menemistas debido al temor que despierta en la Casa Rosada la figura de
la diputada nacional.
En el justicialismo el triunfo de Duhalde también se produce en todos los escenarios y
por tratarse, como en la Alianza, de una interna abierta se acentúa la mayor
probabilidad de voto. El gobernador cuenta con el 51 por ciento de las adhesiones,
mientras que Ortega obtiene el 45 por ciento.
Duhalde, que el sábado promete un acto masivo en la Plaza de Mayo, donde aspira a reunir
alrededor de 100 mil personas, es el que cosecha mayores adhesiones en el Gran Buenos
Aires, en especial de los sectores de clase baja. Ortega también tiene preferencia de la
clase baja pero del interior del país. Es por eso que su acto del fin de semana pasado,
donde aglutinó a 25 mil personas en el estadio capitalino de Atlanta, fue considerado un
logro entre propios y extraños.
El crecimiento de Ortega es lento pero continuo. Su curva ascendente sólo registró una
pequeña recaída en junio, cuando la re-reelección de Menem aún era un sueño posible.
Pero desde entonces a esta parte su repunte ha sido significativo.
Duhalde prefirió no hablar de ese fenómeno y, pese a que es un devoto de las encuestas,
sus voceros creen que en la Plaza de Mayo se verá con mayor fidelidad quién reúne las
mayores adhesiones dentro del PJ. El gobernador confía plenamente en el
aparato justicialista de la provincia de Buenos Aires un distrito clave
para ganar cualquier elección, que viene trabajando a destajo para garantizar el
éxito de la concentración de 17 de octubre. Palito, en cambio, deposita sus esperanzas
en la empatía que logró con la gente en sus años de cantante, y en el rédito que le da
su papel de benefactor repartiendo subsidios desde la Secretaría de Desarrollo Social.
Satisfaccion en la Rosada por los resultados
Los números que traen alivio
Por D.S.
La encuesta de Gallup
produjo un sugestivo alivio en la Casa Rosada. Que sea Fernando de la Rúa y
no Graciela Fernández Meijide el candidato con mayores adhesiones en la Alianza es tan
buena noticia para Carlos Menem como aquella que ubica al jefe de Gobierno porteño por
encima de su mejor competidor externo, el justicialista Eduardo Duhalde.
La alegría de Menem trasciende la frontera política y sus deseos de convertirse en jefe
de la oposición, desde donde aspira allanar el camino para su soñado retorno en el 2003.
El Presidente festeja especialmente la posibilidad de un futuro tranquilo y sin
persecuciones judiciales.
Es que Graciela Fernández Meijide se presenta para el Gobierno como una figura inflexible
y de acceso vedado. Entre los operadores menemistas recuerdan que el Frepaso prepara una
batería de denuncias para cuando expire el mandato de Menem. De botón de muestra toman
la demanda iniciada por Nilda Garré y un grupo de diputados por presunto
enriquecimiento ilícito del Presidente.
A Duhalde le endilgan el mote de desleal y desagradecido por no
haber respaldado una nueva reelección y haber llevado las diferencias con Menem a
instancias judiciales, en alusión al irregular congreso partidario de Parque Norte. Y a
Palito le vienen haciendo un vacío que se notó en la ausencia de dirigentes menemistas
en Atlanta. Ni siquiera la concurrencia de 25 mil almas en ese acto logró torcer la
indiferencia oficial. Bueh... tampoco fue para tanto, dijo Menem para
minimizar la convocatoria.
De la Rúa no es precisamente un amor correspondido. Menos desde que se dice que dejaría
un virtual Ministerio de Justicia en manos del Frepaso. Pero los radicales son los hombres
que le generan mayor confianza al Presidente. Creen que así como se logró hacer un Pacto
de Olivos con Raúl Alfonsín, se podrá hacer un pacto de convivencia con De la Rúa.
El jefe de Gobierno porteño nunca avanzó en investigaciones que hubiesen comprometido a
las administraciones justicialistas anteriores. Es más, cerró trato con dirigentes del
sindicalismo ortodoxo como el municipal Amadeo Genta para el reparto de la
basura de la Capital, un acuerdo que le viene garantizando un clima de paz social.
La inclinación oficial por De la Rúa se refleja hasta en las manifestaciones que en
público y en privado realizan de él algunos lo tratan de socio,
en contraposición con las referencias a Meijide, a quien, en el mejor de los casos,
llaman la vieja.
REPUNTE DEL PJ Y DESCENSO PARA LA COALICION
La Alianza sigue siendo la preferida
Por A.H.M.
Los dos precandidatos
presidenciales de la Alianza, Fernando de la Rúa y Graciela Fernández Meijide, encabezan
la lista de candidatos con mejor intención de voto, según lo marca la encuesta realizada
por Gallup Argentina para el Gobierno. Tanto el jefe de Gobierno porteño como la diputada
nacional se encuentran por sobre Eduardo Duhalde y Ramón Palito Ortega, los
precandidatos del justicialismo.
Según el trabajo, la Alianza cuenta con una intención de voto del 35 por ciento,
mientras que el justicialismo logra un apoyo del 26 por ciento, lo que marca una
diferencia de nueve puntos entre ambas fuerzas. En febrero de este año la diferencia a
favor de la Alianza era de 29 puntos, lo que muestra hacia septiembre un descenso en el
apoyo a la oposición aunque esos posibles votantes no fugaron hacia el justicialismo, que
sólo subió un punto desde esa fecha.
En cambio, el número de indecisos registró un notable incremento. Del 13 por ciento
alcanzado en febrero de este año subió a un 26 por ciento en septiembre. Por último, el
voto a otros candidatos subió de un 8 por ciento de febrero pasado a un 13 por ciento,
aunque no toda esta cifra parece confluir en la figura del diputado por Acción por la
República, Domingo Cavallo, quien tiene una intención de voto de un 8 por ciento.
De acuerdo al trabajo de Gallup Argentina, Fernando de la Rúa captura el voto de los
hombres, de los mayores de 35 años y de mayor nivel socioeconómico, y el interior del
país. Fernández Meijide, por su parte, supera a los demás candidatos entre los menores
de 34 años, las mujeres, los estudiantes universitarios en la Capital Federal y el Gran
Buenos Aires.
En la consulta de la firma internacional, los candidatos justicialistas logran una mayor
adhesión entre aquellos de niveles sociales más bajos y con los estudios primarios
cursados. Duhalde supera a todos los candidatos en el Gran Buenos Aires, mientras que
Ortega sería el más votado en el interior del país.
Palito está a punto de quedar afuera
del Senado
Parte del bloque de senadores del
PJ se opone al ingreso del tucumano. Alasino, que no quiere que Ortega asuma, casi se va a
las manos con Yoma. La justicia tucumana falló en contra del cantautor.
Palito Ortega fue elegido senador
por la Legislatura tucumana.
Pero la Justicia de su provincia y los senadores del PJ se oponen. |
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Por Fernando Almirón
Ramón Ortega podría
perder su pretendida banca de senador nacional por oposición de los integrantes del
propio bloque justicialista de la Cámara alta. Sus compañeros amenazaron con
votar en contra de su designación. Durante el encuentro que mantuvieron ayer a puertas
cerradas los senadores del PJ, la postura antiorteguista fue liderada por el presidente de
la bancada, Augusto Alasino, quien cruzó fuertes insultos con su par Jorge Yoma,
convertido en defensor del precandidato presidencial. Ante el tenor de las diferencias,
Eduardo Bauzá propuso llevar adelante una votación secreta, para que cada legislador se
pronuncie sobre el tema. Yoma acusó a Bauzá de operar a favor del duhaldismo, ya que era
previsible la derrota de Ortega en una definición de este tipo. El riojano amenazó con
paralizar la designación, aun a costa de dejar al oficialismo sin mayoría en el recinto.
Palito tiene que aprovechar la circunstancia para medir el apoyo real que tiene por
parte del gobierno, aseguraron los aliados del tucumano en el Congreso. La
recomendación apunta claramente al senador Eduardo Bauzá y al ministro del Interior
Carlos Corach. Que ya no se sabe para quién juegan, agregaron las mismas
fuentes que no disimulan su temor ante las graves consecuencias electorales que podría
acarrear para el precandidato presidencial el rechazo del bloque justicialista a su
postulación.
La semana pasada, después de una repentina presentación de Julio Miranda, titular del
justicialismo tucumano, Ortega obtuvo el acuerdo de la Legislatura provincial para ocupar
una banca en la Cámara alta a partir del 10 de diciembre de este año, y hasta el 2001.
La votación fue ganada gracias a las manos en alto de los representantes del radicalismo,
que se inclinaron por la postulación de Ortega en rechazo de su competidora, Olijela del
Valle Rivas, apoyada por un sector del justicialismo y la Fuerza Republicana del
gobernador y represor Antonio Domingo Bussi.
Los senadores duhaldistas aprovecharon la situación para someter al competidor de Eduardo
Duhalde en las internas presidenciales a un desgaste extra. Y se pronunciaron en contra de
los pliegos de Ortega. Dicen que la banca le corresponde a Olijela del Valle ya que la
actual senadora fue elegida para ocupar por segunda vez un lugar en el Senado mediante
elecciones internas partidarias, de las que Palito se abstuvo de participar. Y que el ex
cantante se filtró por la ventana.
Así lo entendió también el juez federal electoral de Tucumán, Ricardo Maturana, quien
ayer denegó el pedido de certificación de los pliegos de Ramón Ortega como senador
nacional, presentado por las autoridades del justicialismo tucumano.
Ante el cuadro de situación, algunos senadores justicialistas están pensando en la
creación de una comisión informal que se encargue de disuadir a Ortega de ocupar una
banca en la Cámara. Este el momento oportuno para que resigne su postulación
argumentando que las exigencias de la campaña presidencial no le permiten cumplir con sus
obligaciones en el Parlamento, señalan los impulsores de la propuesta de
renunciamiento.
Sin embargo otros no opinan igual. Ortega debe defender su lugar en el Senado,
insiste Jorge Yoma, que no quiere resignar ni un milímetro del campo de batalla que le
disputa al duhaldismo en la Cámara. De todos modos, los orteguistas se esmeran en sumar
beneficios en medio de la impronta. Palito logró alinear detrás de él al
peronismo tucumano, y ahora tiene la oportunidad de forzar una definición del Gobierno
que hasta ahora no le dio señales claras de apoyo.
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