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La aptitud de los pilotos salvó las naves. La síntesis de la Asociación de Aeronavegantes se refiere a una cuasi colisión aérea ocurrida la semana pasada entre un avión de Aerolíneas y otro de Austral en Paraná. El jueves, después de las 19, el control de Ezeiza autorizó el ascenso de la nave de Austral sin registrar el avance en dirección opuesta y por idéntica aerovía del avión de Aerolíneas. Un control de cercanía de vuelo en la última nave detectó la falla y con una maniobra sus pilotos evitaron un cruce que pudo haber provocado la muerte a 200 personas. El caso no difundido hasta ahora actualiza la discusión sobre la seguridad en los vuelos. El Boeing 737 de Aerolíneas con número de vuelo 1557 había despegado de Salta con destino a Buenos Aires. En dirección inversa, un DC-9 de Austral, cuyo número de vuelo era el 2932, salió desde Aeroparque hacia Jujuy. El control de Ezeiza autorizó el nivel de 31.000 pies en ascenso, mientras que la nave opuesta volaba a 29.000 pies. El cruce ocurrió sobre la ciudad de Paraná y según la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (Apla) la hora exacta fue 19.40. El avión de Aerolíneas tenía incorporado el Ticas Traffic Alert and Collision Avoidance Sys-tem, una pantalla que a modo de panóptico permite visualizar desde la posición de la nave 40 millas en redondo. Este instrumento produce alertas tempranas para que el piloto reaccione, explicó el secretario de seguridad de Apla, Guillermo Siri. Ese aparato permitió al piloto de Aerolíneas identificar la cercanía del vuelo de Austral y virar la nave. No fue el único en advertirlo. Según Siri las dos naves llegaron a verse la de Austral no contaba con el radar a través de las luces y ambos pilotos desviaron el rumbo. Sin embargo, para la conducción de Apla, no hubo fallas ni casi choque. La actual dirigencia de la entidad, considerada cercana a la Fuerza Aérea, insistió en que el radar sólo denunció un alerta temprano. En palabras de Siri, el instrumental no demandó a los pilotos cambio en la dirección de vuelo. Para el dirigente, los conductores de la nave cambiaron el rumbo por motu proprio y, de no haber ejecutado el viraje, no se hubiese producido el impacto. Exactamente en línea opuesta aparece la posición de los Aeronavegantes y de un grupo de pilotos que investigó el tema. Un solo avión de Aerolíneas y dos de Austral tienen el Ticas, obligatorio desde el año pasado. Justo ese avión lo tenía, de no contar con el radar es probable que la colisión se produjera, expresó un vocero del grupo. El motivo que provocó el encuentro de los dos aviones, prácticamente sobre la misma aerovía, aún está investigándose. De acuerdo a una de las hipótesis, fue una operadora de control de Ezeiza quien, distraída, dejó su puesto en manos de otra persona que autorizó el ascenso de la segunda nave. Una vez aterrizado el avión de Aerolíneas, sus dos pilotos habrían exigido explicaciones en el control del aeropuerto por esta negligencia que pudo haber sido fatal. La Asociación de Aeronavegantes subordinó la eventual falta de los operadores a la de los radares, considerada estructural: En este caso indicó fallaron los controles de los radares de Ezeiza y Paraná. En este sentido la presidenta de la comisión de Salud y Seguridad del gremio, Gabriela de Clerck, se preguntó qué pasó que en Paraná no se informó a Ezeiza sobre la situación. La mujer adjudicó la responsabilidad a la falta de control de tráfico en Ezeiza, donde habitualmente se transgreden las reglas que pueden provocar tragedias. No hoy enfatizó, pero sí en cualquier momento. Para Clerck, esos aviones iban a encontrarse. Como respuesta a la cadena de cuasi colisiones ocurridas a lo largo del 97, la Fuerza Aérea, además de disponer la obligatoriedad del Ticas en las aeronaves, dio un plazo perentorio de tres meses para la colocación de un radar de aproximación en Aeroparque. Esta sólo fue una de las medidas exigidas que todavía esperan su puesta en marcha.
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