Por Eduardo Videla
Envuelto en una
polémica por la epidemia de sarampión, el ministro de Salud bonaerense, Juan José
Mussi, sugirió que en el país pudo haber más muertos por la enfermedad además de
los 30 registrados en la provincia de Buenos Aires que no fueron notificados por las
autoridades. Me extraña que en la ciudad de Buenos Aires, que en proporción tuvo
más contagios, se hubiera registrado una sola muerte, dijo el ministro a
Página/12. Jaqueado por una inminente interpelación en la Legislatura provincial, Mussi
contragolpeó: Nosotros dijimos la verdad y no me arrepiento. Porque eso ayudó a
que la gente tomara conciencia y vacunara a sus hijos. El secretario de Salud
porteño, Héctor Lombardo, respondió en forma elíptica: El ladrón cree que todos
son de su condición.
Para Mussi, la interpelación que tendrá lugar el jueves próximo no es más que una
chicana política de la oposición porque ahora el adversario no es más (Carlos)
Menem sino (Eduardo) Duhalde. Lanzado ya a la lucha política como precandidato a
gobernador, Mussi abandonó su habitual bajo perfil. En esa línea, exhibió un cuadro
comparativo de las tasas de contagios que arroja un total de 34,5 casos por cada 100 mil
habitantes para la provincia de Buenos Aires y de 59,2 para la Capital Federal. En la
provincia se registraron más de 2800 casos y en la ciudad unos 900.
El ministro Mussi atribuyó la magnitud de la epidemia a que el sarampión es una
enfermedad cíclica, que ataca con fuerza cada 7 u 8 años, pero también a
que además de campañas, hace falta educación. Si una gran cantidad de
afectados son menores de seis meses, quiere decir que sus madres no se vacunaron,
razonó Mussi.
De acuerdo con los últimos datos del ministerio bonaerense, los muertos por sarampión en
la provincia son 38. Aunque ocho casos corresponden a complicaciones con adenovirus.
Por eso, la cifra oficial que se está dando es de 30 fallecidos, explicó Mussi. De
los 38, el 57,9 por ciento son menores de un año y el 26,3, de un año de edad. Es decir
que el 84,2 por ciento de las víctimas son chicos que quedaron fuera de los programas
oficiales de vacunación.
La campaña nacional que se llevó a cabo en mayo comprendía a niños de 2 a 5 años.
Posteriormente, se bajó la edad al año y, ante la gravedad del brote, recién a fines de
agosto, se decidió vacunar a chicos de 6 a 12 meses.
Si la vacuna se aplicó a partir de los dos años y la mayoría de casos se dio en
menores de un año, ¿quiere decir que hubo un error de cálculo? preguntó
Página/12.
No hubo equivocación. No encuentro responsables ni a nivel nacional ni en la
Capital Federal, que es la que tiene el mayor índice de casos. Los epidemiólogos e
infectólogos no preveían la posibilidad de un sarampión de esas características. Y
nosotros lo único que hicimos fue cumplir con el programa que nos manda la Nación.
De acuerdo con las estadísticas que muestra Mussi, en menores de un año, la provincia
registra 596 casos cada 100 mil mientras que en la ciudad se contabilizan 1655 por cada
100 mil.
Pero la mortalidad es mucho menor observó este diario.
Porque no dan información. Es evidente que con esa incidencia tienen que tener más
muertes. Nosotros no hemos ocultado absolutamente nada. Yo podría haber dicho que algunos
chicos murieron de sida o de leucemia y la información no estaría mal dada, porque
también presentaban esas patologías. Pero no lo ocultamos porque nos sirvió para que la
gente vacunara a sus hijos.
Para Lombardo esas cifras son falsas. No quiero polemizar, porque con la
muerte de los chicos no quiero hacer una cuestión política, respondió el
secretario porteño a Página/12.
ANIVERSARIO DEL SECUESTRO DE RODOLFO
CLUTTERBUCK
Diez años sin ninguna pista
Los
operativos en la investigación por el secuestro de Rodolfo Clutterbuck se cuentan por
decenas, tantas como los testigos truchos y las pistas falsas plantadas en la
investigación. Desde su desaparición hubo al menos cuatro grandes excavaciones con la
intención de encontrar su cadáver y la misma cantidad de detenidos, que ahora están
libres por falta de pruebas. Invariablemente, todos los datos terminaron en la nada. Hoy
se cumplen 10 años desde que el empresario fue visto por última vez, al salir de su casa
para jugar al golf. El mismo tiempo que su familia reclama por él. Pero la enmarañada y
misteriosa historia que se teje alrededor de su caso no consigue dar, hasta el momento,
con ninguna pista firme. En diálogo con Página/12, el abogado de la familia, Guillermo
Estrado, afirmó que sería ingenuo pensar que todavía sigue vivo.
Adivinos, mentalistas, presos e investigadores privados son los únicos que responden al
aviso que reaparece en los diarios cada 16 de octubre y que ofrece una recompensa por
información concreta y fehaciente que ayude a esclarecer el caso. Mientras su
familia sigue pidiendo pistas en la prensa, la causa que ya pasó por tres jueces no
registra novedades.
Ayer, en una solicitada publicada en los diarios, sus familiares pidieron a quienes sí
saben lo que le sucedió a Rodolfo que les permitan despedirse de él como se lo
merece, de forma tal que su alma pueda definitivamente descansar en paz. Ahora
buscan un dato clave: el sitio exacto en el que se halla el cadáver. La familia
intenta que alguien se apiade y mande al menos un anónimo con los datos que nos permitan
ubicarlo y enterrarlo en paz afirma el abogado Estrada. Porque sería ingenuo
pensar que Clutterbuck todavía sigue vivo. Desde febrero de este año la causa se
tramita en el Juzgado de Instrucción Nº 43, a cargo de Nelson Jarazo. Una fuente
judicial coincidió con la presunción de Estrada: Estamos casi convencidos de que
los resultados serán negativos, pero aunque este año no hubo novedades la causa no está
archivada.
Al momento del secuestro, Clutterbuck era vicepresidente de la empresa textil Alpargatas y
directivo del Banco Francés. Tenía 53 años, una mujer y dos hijos. Era domingo y Día
de la Madre ese 16 de octubre de 1988 en que salió de su casa para ir a jugar al golf al
club de San Andrés. Nunca se supo nada más de él. En el camino, un Ford Falcon lo
interceptó, según afirmaron varios testigos, y tres o cuatro personas le apuntaron con
armas largas y lo obligaron a subir al vehículo. Pocas horas después pidieron un rescate
de medio millón de dólares y luego lo subieron a 2 millones. Pero a principios de 1989,
los secuestradores interrumpieron todo contacto. Una y otra vez aparecieron informaciones
sobre su supuesto paradero o la localización de su cadáver. Entre los detenidos en su
momento hubo ex miembros de los servicios de inteligencia y policías de la Bonaerense.
Pero todos quedaron en libertad por falta de elementos concretos. A diez años, el enigma
de la desaparición de Clutterbuck continúa intacto.
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