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"Lo único que pido es que escuchen las autoridades y que se haga justicia con esa persona que vive aquí, en nuestra Argentina, y que armó una bomba tan poderosa que afectó a niños inocentes." Jorge Antonio Brítez, el papá de Jorge Daniel, el niño de 11 años que murió destrozado por una bomba de fabricación casera, hizo el pedido durante el sepelio, realizado ayer en el cementerio de la localidad misionera de El Alcázar. El cortejo fue acompañado por unas 500 personas, una multitud pocas veces reunida en un pueblo de poco más de cuatro mil habitantes. Entre los asistentes estuvo el médico Fernando Salazar del Risco, dueño de la casa en cuya vereda había sido dejado el artefacto explosivo. La investigación gira en torno del profesional y de su esposa, Gladys Wergin, quienes prestaron declaración testimonial en la causa para aclarar las razones por las cuales se autoseñalaron como posibles blancos del atentado. Incluso, la policía allanó la casa donde explotó la bomba. El juez Héctor Acosta, a cargo de la causa, busca establecer si efectivamente se trató de una fallida venganza contra Salazar del Risco. En ese sentido se realizaron averiguaciones en varias ciudades de la provincia donde el médico vivió en los últimos años, para indagar sobre eventuales enemigos personales o políticos --él fue candidato a intendente por el Partido Justicialista-- que pudieran ser autores del atentado. Por otro lado, trascendió que despertaron sospechas algunas declaraciones periodísticas de la pareja, en la que ambos hicieron precisiones sobre las características de la caja donde se había montado la bomba. "Ellos prestaron declaración testimonial, no están imputados, y lo que se buscó es información tendiente a orientar las investigaciones", explicó a Página/12 el comisario Jorge Prochasko, jefe de la seccional policial de El Alcázar. Agregó que "si bien es cierto que se hicieron conjeturas sobre las declaraciones que hizo, sobre todo, la mujer del médico, tampoco surgen de ellas ninguna sospecha concreta". Al parecer, la mujer habló sobre el color y la forma de la caja de herramientas de plástico dentro de la cual se armó la bomba casera. Eso llevó a pensar a los investigadores que podría haberla visto antes de la explosión. Esa hipótesis inicial motivó la realización de dos allanamientos en la casa del médico, en las cuales no se hallaron elementos que corroboraran las sospechas. De todos modos, el médico y su esposa fueron interrogados durante varias horas, por separado. Prochasko dijo que por el momento "no hay ningún sospechoso". Ayer fue demorado por una horas un hombre de nacionalidad paraguaya, pero finalmente fue dejado en libertad porque no surgió "ningún elemento que lo vinculara al caso". Prochasko confirmó que fue identificada la marca, de industria nacional, de la caja de herramientas utilizada y que ahora trata de establecerse el lugar exacto donde fue vendida. También se realizaron procedimientos en Eldorado, Montecarlo, Garuhapé y Puerto Rico, buscando elementos relativos a la actividad profesional y política de Salazar del Risko, quien ayer ratificó ante las autoridades policiales su convencimiento de que el atentado estaba dirigido hacia su familia. En tanto, en el hospital de autogestión SAMIC, de Eldorado, mejora el estado de salud de Maximiliano Piris, de 11 años, quien resultó herido al estallar la bomba. La doctora Norma Vicente informó a este diario que el chico está "fuera de peligro", aunque sufre "un shock psicológico que obliga a mantener sobre él una asistencia profesional permanente". Maximiliano sufrió heridas en su pierna izquierda y quemaduras en la derecha. Una psicóloga lo acompaña por las noches porque tiene "mucho miedo". "Esto es lo peor que me ha ocurrido en la vida. No tengo palabras para expresar el dolor que sentimos." Jorge Antonio Brítez, el papá del chico fallecido, habló brevemente con la prensa durante el sepelio. El cementerio de El Alcázar fue colmado por una multitud. Hasta el lugar llegó una caravana de autos, camionetas, camiones y tractores. El momento más dramático se produjo cuando la hermana menor de la víctima pidió quedarse junto al féretro, que ya había sido ubicado dentro de la fosa. "Hoy le tocó a mi hijo. ¡Ojalá que mañana no le toque a nadie más vivir lo que estamos viviendo en estos momentos!", deseó el padre de Jorge.
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