Por Cecilia Bembibre
Que mi
plegaria sea escuchada: que se curen las heridas de la gente de Argentina. El deseo
de Yoko Ono aún cuelga, junto a decenas de deseos anónimos, de las ramas del árbol
plantado en el patio del Centro Cultural Recoleta, la primera pieza de su instalación
Ex It. Ono, en cambio, no se quedará para encontrarse el domingo con María
Kodama, como estaba previsto: este mediodía viaja a Chile, invitada por Ricardo Lagos,
actual ministro de Obras Públicas y candidato a presidente por el Partido Socialista.
Además de la entrevista con Lagos, la agenda de la artista incluiría una visita a la
casa de Pablo Neruda y un recorrido por un barrio marginal del norte de Santiago. De ahí
volará a Brasil, para asistir a la inauguración de otra exhibición de sus trabajos. Ono
no cobró por venir a Buenos Aires. Las instalaciones que la viuda de Lennon llegó a
presentar a la Argentina están abiertas al público, de martes a domingo hasta el 8 de
noviembre. In Trance en el Museo de Arte Moderno (San Juan 350) de 10 a 20 y
Ex It en el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930) de 10 a 21. La entrada
cuesta un peso, y es válida para las dos muestras. En una visita de cuatro días, Ono dio
una conferencia de prensa y una entrevista para televisión (emitida anoche, en el
programa de Roberto Pettinato), caminó por San Telmo, cenó con funcionarios y se reunió
con personalidades vernáculas (ver recuadro). Además de presidir, en el más absoluto
silencio, la apertura de las muestras de sus obras, en dos ceremonias. En el Museo de Arte
Moderno presentó In Trance, instalación integrada por cien ataúdes de
madera, de los cuales crecen árboles. Asistieron sólo 50 invitados. Ono tomó champán
con empresarios de las compañías que sponsorean el evento.
En el Centro Cultural, hay cuatro piezas diferentes: Wish tree, el árbol
cargado de deseos, Blue Room, un espacio para liberar la imaginación;
Cleaning Piece, una invitación a la acción a partir de instrucciones de la
artista, y Play it by trust, un conjunto de piezas de ajedrez, con mesas y
sillas, inspiradas en el diseñador vienés Josef Hoffman. Allí, el encuentro de Ono con
la gente fue más masivo, prácticamente se la pasó firmando autógrafos mientras
recorría la muestra. El espacio pensado inicialmente para la reflexión según las
instrucciones que acompañan la obra fue colmado durante esas horas de admiradores
que la seguían como un enjambre, intentando la firma o la foto, dispersando las piedras
dispuestas para la instalación Cleaning Piece. La urgencia arrasadora de los
fans se incrementó por la mala organización: los fotógrafos detrás de vallas y los
invitados obligados a entrar y salir de la exposición por la misma puerta, flanqueada por
guardias.
La impresionante seguridad respondía al requisito de Ono, ante las amenazas que
aparentemente recibe desde hace años. Por un momento, Buenos Aires en la noche del jueves
se convirtió en una gigantesca invocación a los chicos de Liverpool: Yoko paseaba por
las calles de la ciudad, a pocos metros de la artista, los integrantes de la banda Danger
Four entonaban canciones de Los Beatles, y contaban a quien quisiera oírlos que
incluirían su foto con Ono en un próximo álbum. A pocas cuadras del museo, el ex
baterista del cuarteto, Pete Best, se preparaba en el hotel para actuar en Buenos Aires.
Con los vips made in acá Eran
las 20.30 del jueves. Ono había dejado inaugurada, tras un fugaz recorrido por sus
instalaciones, la muestra Ex It. Mientras los quinientos invitados a la
ceremonia deambulaban por los espacios de la exposición, los funcionarios del Gobierno de
la Ciudad (De la Rúa, Lopérfido, Olivera, Anchorena) ensayaban fórmulas de cortesía al
ser recibidos por Ono, escaleras arriba del Centro Cultural Recoleta. Charly García
llegó de improviso a saludarla, y a él se sumaron Gustavo Cerati y su mujer, Roberto
Pettinato, Alan Faena y Natalia Lobo, quienes permanecieron menos de media hora charlando
con la artista, a puertas cerradas. Una vez cumplidos todos los compromisos, la viuda de
Lennon partió a cenar a un restaurante de Palermo, con gente del Centro Cultural, a la
que se sumó Pettinato. |
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