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Por Raúl Kollmann Los elementos tenidos en cuenta no indican que la muerte de Carlos Saúl Menem (h) y de Silvio Héctor Oltra hayan sido originadas en una convergencia intencional por parte de terceros. Con estas palabras, el juez Carlos Villafuerte Ruzo corona 425 páginas de una sentencia en la que desestima la hipótesis del atentado contra Junior y concluye que el hijo del Presidente murió en un accidente producido porque venía volando muy bajito, coqueteando con alguien que viajaba en un Fiat Uno, y se llevó por delante los cables. La resolución del juez a la que Página/12 tuvo acceso archiva la causa, pero muestra circunstancias increíbles del caso: testigos que mienten descaradamente incluyendo uno que le adjudica la muerte de Junior al radicalismo, pruebas falsas, una autopsia en la que participan 49 médicos y la desaparición de los restos del helicóptero. La parte más sólida de la resolución de Villafuerte Ruzo está referida a los testigos que vieron el vuelo final del helicóptero. El aparato cae en el kilómetro 211, pero los primeros testimonios de que viene bajo están en el kilómetro 154. Desde ese lugar en adelante hay 36 testigos coincidentes en que Junior venía a alturas insólitas: algunos el testigo Osvaldo López, por ejemplo dice que estaba a 12 metros, otros Ascensión Guerrina señala que volaba a la altura de los cables, pero lo concreto es que todos lo ven muy bajo, volando recto sin que se percibiera alguna rotura, sin que se viera humo o algún ruido raro del motor. En lo que hay algunas discrepancias es respecto del auto con el que Junior venía haciendo juegos: algunos dicen que era un Fiat Uno negro y otros sostienen que era blanco. Lo que sí afirman todos los que lo vieron es que en el vehículo iba una mujer. Villafuerte Ruzo refleja en el fallo la opinión de distintos técnicos que manifiestan que los cables no se veían bien y que posiblemente Carlitos venía distraído por su juego con la dama del Fiat. Por esa razón explican Junior se llevó los cables por delante. Ninguno de los testigos, que estaban al borde de la ruta en los últimos kilómetros, manifiesta haber visto francotiradores o haber escuchado detonaciones de armas de fuego. Se hicieron mediciones respecto de los bosques de los alrededores, desde los cuales alguien podía haber disparado sin que se lo viera. Esos lugares están a unos 2200 metros del lugar por el que pasó el helicóptero, una distancia desde la cual no se pudo haber abatido al aparato. En la autopsia de Junior participaron 49 médicos. La conclusión fue que el hijo del Presidente murió por fracturas múltiples que le provocaron lesiones cerebrales letales. Según el dictamen, no hay rastros de esquirlas ni explosivos ni drogas. Tampoco se verificó mala praxis en la atención de Junior en el hospital. En algún momento Zulema sugirió que alguien abrió el féretro y cambió el cráneo de su hijo. No se comprobó nada semejante. Sin duda el punto más polémico de la resolución está referido a las pericias. El juez acepta como válidos los estudios de la Fuerza Aérea y el técnico de la empresa fabricante, Jack Suttle Junior, ambos realizados inmediatamente después de la muerte de Carlitos. Estos peritajes dicen que el aparato chocó con los cables y que funcionaba perfectamente. El gran argumento de Zulema Yoma es la pericia realizada por la Gendarmería, en la que se afirma que hay rastros de proyectiles de armas de fuego. Villafuerte Ruzo no rechaza categóricamente las conclusiones pero argumenta que los restos analizados por la Gendarmería estuvieron sin ninguna custodia durante un año y medio y ni siquiera existe la seguridad de que hayan sido parte del helicóptero de Junior. El juez dice que tienen más peso los testigos y las dos pericias hechas después de la caída. Para el magistrado la conclusión se cae de madura: no hay disparos, no hubo un tercer pasajero terrorista (ver aparte), no hay evidencia de francotiradores y existen muchos testigos que vieron el vuelo rasante contra los cables. Archívese, resuelve el juez. El próximo capítulo serán las apelaciones y después la Cámara Federal decidirá si la investigación se da por cerrada. En cualquier caso es evidente que Zulema no se dará por vencida.
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