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El presidente Carlos Menem esquivó entrar en una discusión con su ex esposa, Zulema Yoma, y anticipó que a su regreso al país apelará la decisión judicial de archivar la causa por la muerte de su hijo e insistió en que el hecho "podría ser homicidio, de acuerdo con las constancias que obran en el expediente". "La pericia de la Gendarmería Nacional hace referencia al impacto, o por lo menos, a dos orificios en el fuselaje del helicóptero", recordó el Presidente desde la ciudad portuguesa de Oporto, en donde participó de la VIII Cumbre Iberoamericana. Menem tuvo estas consideraciones luego de que, en Buenos Aires, se conoció una carta firmada por su ex mujer en la que se mostraba convencida de que el juez Carlos Villafuerte Ruzo había recibido algún guiño de la Casa Rosada para decidir el archivo del expediente. Pero el Presidente, claro, no abonó las dudas de Zulema y también se manifestó en contra del fin de la investigación. "No comparto en lo más mínimo las conclusiones del juez de la causa", insistió Menem. Y puntualizó que, a su entender, "habría pruebas más que suficientes para cambiar la carátula y continuar con la investigación". Estas palabras hicieron emocionar a Zulema, quien ayer dijo sentirse "reconfortada" por las nuevas declaraciones de Menem. "Era lo que esperaba, que el Presidente diera su opinión, y a buena hora", sostuvo. Zulema aclaró que ayer estaba doblemente sensible por ser el Día de la Madre. "Es un día muy especial, me emociono mucho", confió. "Es una mezcla de emoción y bronca, aunque me parece bien oír eso de parte de Menem, yo seguiré en busca de la verdad", añadió. En un fallo de 425 páginas, Villafuerte Ruzo firmó la semana pasada una sentencia en la que desestimó la hipótesis del asesinato de Junior y de su compañero de vuelo, el corredor de autos Silvio Oltra, y concluyó que el helicóptero cayó, en marzo de 1995, porque el hijo del Presidente venía volando a poca altura, coqueteando con una chica que iba por la ruta en un Fiat Uno, y se llevó por delante los cables de electricidad. Es decir, que se trató de un infortunado accidente. Para llegar a esa conclusión se basó en los testimonios de casi 40 testigos que vieron a Junior volar muy bajo y en las pericias realizadas en los restos de la máquina por la Fuerza Aérea y la empresa Jack Suttle --fabricante del aparato-- inmediatamente después de la caída. Con respecto de la pericia de la Gendarmería que ayer recordaron tanto Menem como su ex mujer, el juez argumentó que se hizo recién un año y medio después del suceso, tiempo durante el cual la chatarra del helicóptero permaneció sin custodia. En rigor, la hipótesis del accidente también había sido sostenida por Menem en los primeros meses de la investigación. Pero, luego, quizás para detener el aluvión de reproches de Zulema, el Presidente cambió de abogados y se encolumnó detrás de la sospecha de un atentado. Ayer lo explicó así: "Después de esta pericia y de la insistencia lógica de la madre, y todas las madres son de una intuición impresionante, me hace cambiar de posición de lo que sostenía al principio, de que era un accidente", detalló. Luego remarcó que "ahora, con las pruebas acumuladas y con lo que se ha estado investigando, creo que se impone el cambio de carátula, desarchivar estas actuaciones y continuar con la investigación".
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