El suicidio en segundo lugar |
El fiscal Ricardo Sáenz, encargado de investigar la muerte del empresario Marcelo Cattáneo, insistió ayer en que no está "para nada" descartada la hipótesis del asesinato. "Quedan los mismos elementos que teníamos hace dos días, no entiendo por qué empezar a hablar de que vamos a buscar pruebas de que esto es un suicidio. Estoy pensando lo mismo que anteayer, primero hay que descartar el homicidio", aseguró Sáenz. El fiscal acompañó al juez Enrique Velázquez, que acaba de hacerse cargo de la investigación, a una inspección al desolado paraje detrás de la Ciudad Universitaria en donde apareció colgado Cattáneo. El procedimiento apuntó a establecer cómo podría haberse producido la muerte, partiendo de la hipótesis del asesinato. Así, los funcionarios judiciales trataron de hacerse una idea aproximada de cuántas personas se necesitarían para colgar a un hombre de las características físicas del empresario. La escena podría repetirse esta semana, luego de que Sáenz solicite la reconstrucción --esta vez con valor de prueba-- de los pasos que tendría que haber seguido en sus últimas horas Cattáneo o sus homicidas. La idea es realizar el operativo entre las 5 y las 7 de la mañana, para tener las mismas condiciones de luz en las que se produjo la muerte, ya que uno de los interrogantes del caso es por qué el empresario apareció colgado con anteojos de sol. Como para alimentar aun más la pila de sospechas que envuelven al caso, uno de los peritos que pasó por allí en la semana recordó que el 74 por ciento de los suicidas eligen lugares que les son familiares para matarse. Y que en la mayoría de los casos dejan algún tipo de mensaje de despedida a sus familiares. En tanto, también se espera para los próximos días los resultados
completos de los análisis toxicológicos de las vísceras de Cattáneo. A ellos quedó
sujeta la conclusión del perito contratado por la familia del empresario, pero también
la de casi todos los que llegaron hasta la abandonada antena de la Ciudad Universitaria y
que salieron de allí con la misma sensación de espanto. Es que el lugar, insisten, es
terrorífico. Desde la palabra "cárcel", escrita en el frente de la caseta,
hasta la plataforma que sostiene la antena y su ubicación central, que recuerda a la de
un patíbulo. Por eso, todos los que hicieron el mismo camino que se supone que recorrió
Cattáneo en sus últimas horas terminaron convencidos de que el empresario no se
suicidó, sino que lo colgaron. |