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Por Mariana Enríquez
--Mi hermana me pega. --¿Y dejás que te pegue? Si a mí me pegara una chica, le diría: puta de mierda, andá a la cocina a lavar los platos y cambiar pañales. "South Park" es un dibujo animado para adultos que bate records de audiencia en EE.UU.: el canal de cable que lo emite, Comedy Central, capturó un 50 por ciento de la audiencia entre 18 y 24 años con el episodio de la Navidad pasada. En Argentina, América TV estrenaría la serie antes de fin de año, en horario nocturno. Sus creadores, Matt Stone y Trey Parker, son dos ex estudiantes de cine de la Universidad de Colorado de 26 y 28 años, que llegaron a la televisión después de que un ejecutivo de Fox les encargó un corto navideño, "El espíritu de la Navidad". Entre otras cosas, aparecen Papá Noel y Jesús pegándose y diciendo groserías. Brian Garden, el ejecutivo de Fox, los contrató para empezar con un serie de episodios de media hora. Así nació "South Park", la historia de los chicos de Colorado que anuncia en su presentación: "Este programa es irreal, las voces de las celebridades están dobladas y debido a su contenido nadie lo debería ver". Toda una declaración de principios. "South Park" es una serie violenta, escatológica y políticamente incorrecta. Como "Ren y Stimpy" o "Beavis & Butthead", sólo que bastante peor y con una particularidad: los dibujos, que parecen collages de papel glacé, son naïve y agradables. Los niños de "South Park", que cursan tercer grado, son malos, racistas, crueles, de conducta profundamente desagradable. Son Stan, Kyle, Cartman y Kenny. Stan tiene un perro gay que dobla George Clooney (el pediatra de "ER Emergencias" y efímero Batman), su hermana lo golpea y tiene un tío, Jimbo, que adora las armas. Su voz es la de Trey Parker. Kyle es judío, y le gusta jugar a "pateen al bebé" con su hermanito Ike. Lo dobla Matt Stone. Cartman es gordo --tanto que estuvo en talk shows porque a veces no puede salir de la casa--, y dice que tiene flashbacks de cuando estuvo en Vietnam. Su mamá posó para revistas pornográficas. A Kenny no se le entiende lo que habla, porque usa una capucha que le tapa la cara. Muere en casi todos los episodios; su familia es pobre y su padre, borracho, y tiene un hermano bebé al que todavía no le pusieron nombre. Otros personajes son Chef --sospechosamente parecido a Barry White--, que atiende la cafetería de la escuela, es el entrenador del equipo de fútbol y suele darles alcohol a los chicos, y Mr. Garrison, uno de los profesores, que estuvo en un instituto mental y finge ser gay para conseguir mujeres. Los títulos de los episodios son por demás explícitos: "A Cartman le ponen una sonda anal", "Sr. Hankey, el sorete de Navidad", "El gran gay Al hace un paseo gay en bote" o "Un elefante le hace el amor a un chancho", episodio donde los chicos, en un proyecto de ciencias para el colegio, deciden obligar a sus mascotas a procrear. Cada episodio desafía los límites del sadismo y lo escatológico: Jesús conduce un programa de televisión, hay materias fecales parlantes, se discute la utilidad de los consoladores, Cartman padece raptos de flatulencias todo el tiempo y Stan vomita cada vez que ve a Wendy, la chica de la que está enamorado. Pero "South Park" es más que un montón de guarradas. Para los autores, se trata de hacer un show televisivo insolente, y que además rompa con el mito de la bondad infantil. "Los chicos son malvados, dicen malas palabras, se maltratan entre ellos. Y viven en un mundo violento, que para ellos es natural". "South Park" tiene influencias de los Monty Python, de los bizarros talk shows norteamericanos, de "Los Simpson", del rock. Y ésta es sólo la primera incursión de Parker & Stone. En el último festival de cine independiente Sundance, el dúo presentó Orgazmo, una película donde interpretan a un mormón y a un pornógrafo. Y están preparando la película de "South Park", que probablemente saldrá acompañada con un juego Nintendo de los niños terribles de los 90.
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